cuatro

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Silvia estaba apoyada en el marco de la puerta, disfrutando de la agradable tarde-noche mientras compartía risas y confidencias con _________. La suave brisa mecía ligeramente las hojas de los árboles cercanos, creando un ambiente tranquilo y cómodo.

—Justo lo agarré a Pedro casi a punto de chamuyarte. —comentó riéndose Silvia. —¿Por qué no le das una oportunidad, che?—
—Silvia, es un boludo ese Pedro. Vos viste que le gustan todas, yo quiero algo en serio. —explicó ________ con sinceridad
—Bueeno, pero quien sabe, por ahí cambia y te conviene. Viste como son... ¡A veces te sorprenden, bo!—

Silvia abrió por completo la puerta, invitando con una expresión de amabilidad a que su invitada pasara adentro. Sonriente, la joven pasó junto con la madre de Enzo a la sala de estar, dispuesta a seguir la charla y arreglar los ultimos detalles para la apertura del tan famoso taller de teatro y manualidades que organizarian en el centro vecinal.

—Igual Pedrito es lindo, tiene lindo corazón solo que es medio ojito alegre..— Continuó con el tema, mientras se sentaba en el sillón.
—En eso capaz te doy la razón, igual, no lo tengo en mi cabeza.— Dijo __________. —Vos sabes que conocí a alguien que creo que es mucho más lindo.—
—¿Coóoomo? Tenés que contarme ya.—

Con un suspiro, _______ empezó a relatar el día del microbús. Aquel día entró a la cárcel para ver a su papá, con quien había coordinado una reunión para preguntarle sobre los lugares donde pensaba que podría estar su madre y los planes que llevarían a cabo una vez que él completara su condena.

—________, los lugares que te dije son los únicos donde creo que puede haberse metido tu mamá. —expresó con insatisfacción. —Igual, siempre encuentra un lugar nuevo para esconderse esa rata.—

—Papá, no digas así.—

—¡Y sí, si es una rata ella!— Golpeó fuertemente la mesa con los puños cerrados. Un guardia cercano emitió un grito de advertencia para que moderara su actitud. —Esa mentirosa me dejó acá, y de no ser por ella estaría con ustedes en casa... No la busques más, hija, no vale la pena.—

La campana sonó vibrante en todo el establecimiento, y el guardia que había evitado intervenir pidió al hombre que se levantara para regresar a la celda, dando por concluida la reunión. _______ suspiró mientras salía del lugar, sintiendo el peso de la frustración. En el camino a casa, decidió compartir su experiencia con su prima, enviándole un audio.

—Hola ju... no hay muchas novedades, otra vez mi papá se calentó con el tema de mamá. Parece que no va a ayudarme mucho. No tengo más información por ahora, pero si me entero de algo, te aviso. Después contame como están ustedes, beso.—

—Euni, te va a gastar mucho seguir con ese tema... hacele caso a tu papá, ya falta poco para que salga y con eso ya va a ser suficiente para el chiquito.— Comentó Silvia, aprovechando la pausa que tomó la muchacha para levantarse a buscar un vaso de agua
—Solo una más, si no la encuentro en esta te juro por Dios que no vuelvo a buscarla.— Dijo con un tono de firmeza, haciendo enfasis inconscientemente con la fuerza que apoyó el vaso en la mesa. —Igual, ¡no llegué a la historia, dejame que sigo!—

_______ regresó a la casa de su abuela, el lugar que había sido testigo de toda su infancia y adolescencia. Aunque su abuela ya no estaba, el hogar seguía habitado por sus tíos y su primo, compartiendo ese espacio lleno de recuerdos familiares.

Después de una reconfortante siesta, _______ se dedicó a organizar su mochila, preparándose para la próxima etapa de su viaje. La tía de ________ amablemente sugirió ir a Avellaneda para comprar ropa para Aluhé, como gesto de amor hacia su sobrino; juntas pasaron una tarde amena, en la que pasearon y tomaron un café en una confiteria cerca de la estación.

—¿Estás segura que querés que te deje acá?— Preguntó su tia desde adentro de su auto.
—Si tia, no te quiero seguir jodiendo mucho.— Sonrió. —No se me vaya a ir el micro, muchisimas gracias por todo.—
—Bueno chiquita, avisame cuando llegués a la casa. Mandale saludos a la sucia de Juli y a Alucito, cuidate.—

Con un rapido beso en la mejilla y el parlante de la estación anunciando al microbús que se iba a tomar la chica. "Si se me va el cole no voy a llegar a quedarme con Alú y ver lo del centro vecinal, mejor me apuro" pensó preocupada, por lo que decidió correr a alcanzar su viaje.

Y bueno, luego pasó lo que sabemos.

—¿Como no le vas a decir tu nombre? ¿Qué te querias hacer la misteriosa?— Preguntó indignada Silvia, a la vez que guardaban los afiches y las carpetas en el cajón del mueble de la televisión. —¡Tu número aunque sea!—
—¡Es que estaba apresurada! Ni pensé en eso, me preocupé por llegar.— Exclamó. —Igual, sé que se llama E... ay bancame.—

En ese preciso (y conveniente) momento sonó el telefono.

—¡Hola prima! —contestó _______ al teléfono, notando la preocupación en la voz de su prima. —¿Cómo que ya te vas? No, no, bancame, pero ¿y Alu?... Dame unos minutos así voy a la casa y te vas tranquila, sí, sí, nos vemos, chau.

Después de explicarle la situación a su prima con tono de preocupación, _________ tomó sus cosas y se despidió apresuradamente de Silvia. A la vez Enzo y Pedro observaron cómo Silvia cerraba la puerta , este último, ansioso por saber, le preguntó a Silvia:

—¿Y E...?

—Tuvo que irse a su casa. —Silvia, sin mencionar el nombre de ________, volvió la mirada.

Pedro, comprendiendo la situación, se despidió de Enzo y salió corriendo. A unas cuadras, se encontró con ________ caminando apresurada hacia su casa.

—¿Querés que te lleve?— Preguntó a lo lejos Pedro, viendo a ________ lidiar con la tira de la mochila que se le caía del hombro.
—Pero...¡viniste caminando!— Volteó a verlo, incredula.
—Vivo a 3 casas de acá, tengo la moto ahí.— Explicó apuntando en dirección a su casa y con una leve sonrisa, buscó la manera para convencerla. —Estás apurada, dejame hacerte el favor Euni.—

Lo pensó rapidamente, y aunque pensó que podria seguir corriendo, ya no tenia mas fuerza en las piernas para seguir con la idea, por lo que al final aceptó.

—Ese loco está medio muerto de ganas de estar con esa chica, ¿no ma?— Comentó riendose, bajando con pequeños saltitos de las escaleras.
—Un poco, pero tiene que dejar de estar de ojo alegre... ¡Ahí Euni quizás le va a dar una chance!— Contestó su madre, sonriente.

"Con que así se llama la chica que le encanta a Pedro..." Pensó Enzo en sus adentros.

𝐄𝐔𝐎𝐍𝐈𝐀 ┇ enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora