Tercer ganador

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Jeon Jungkook era un joven con demasiada energía, enamorado de su líder y que poseía orgullosamente el apodo de Golden Manake.

Y por ese motivo, quería mostrarle a Kim Namjoon, que era perfecto para volverlo un desastre.

Estaba orgulloso de si mismo.


[...]



Namjoon no estaba seguro del por qué había sido arrastrado contra su voluntad de su cómodo asiento en el sofá de sala mientras veía un bonito documental. Lo único que pudo visualizar fue a un Jungkook tomándolo de la mano para guiarlo hacia su habitación.

Ahora estaba ahí, con la puerta cerrada mientras él estaba sentado sobre la cama del menor, esperando a que saliera del baño.

Jungkook lo había aventado contra el colchón antes de huir hacia el baño con el pretexto de buscar algo.

Era notorio que estaba nervioso.

—Si no sales de ahí y me explicas que está pasando, saldré de aquí y te ignorare todo el día.— dijo mientras se cruzaba de piernas y se recargaba en el respaldo de la cama.

—N-no, hyung, solo un momento.— grito desesperado ante lo dicho por el moreno.

Se escucharon algunos movimientos en el baño antes de que la puerta se abriera y saliera un Jungkook con el rostro sonrojado, su mano sujetaba un objeto contra su pecho como si fuera un salvavidas.

—¿Sucede algo? ¿Para que me necesitas?.— está vez hablo sin ningún tono de burla, estaba algo preocupado por la manera en la que actuaba el más joven.

—Puedo, ¿Puedo tocarte?.— susurro avergonzado mientras se acercaba a la cama.

—¿Tocarme? ¿Cómo en que sentido?.— trato de levantarse pero una mano lo detuvo haciendo que cayera nuevamente sobre las almohadas.

—Tocarte hyung, quiero sentir cada centímetro de ti.— murmuró en voz baja mientras se subía a la cama y se metía entre las piernas del mayor, apretó sus dedos en el objeto que seguía contra su pecho.

—Puedes hacerlo, Jungkookie.— sonrió de manera cariñosa, dejando que el más joven se metiera más entre sus piernas hasta sentir un bulto tocar su entrepierna.

Oh vaya.

—Hyung, ¿Sabías que te vez tan bonito debajo de mi?— con más confianza, tomo entre sus manos los muslos del mayor, dejando aún lado el objeto valioso.

Una botellita de lubricante.

—No lo sabía, gracias por el dato.— trato de bromear para aligerar el ambiente pero en respuesta obtuvo un par de labios atacandolo.

Un gemido lo abandonó cuando manos traviesas se metieron bajo su camisa para tocar sus pezones, las caderas del menor empezar a crear falsas embestidas haciéndolo delirar.

¿Dónde quedó la timidez?

La desesperación era palpable en el beso brusco, sus lenguas se movían en una batalla ardiente que Namjoon terminó perdiendo cuando Jungkook movió sus caderas. La cálida y húmeda lengua del más joven recorrían cada centímetro de su boca provocando la saliva salir de sus labios.

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