III

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Siempre recordaré ese día como el primer día hablando con él y la verdad no esperaba menos pues ya hasta me había imaginado hasta las emociones que sentiría, no mentía al imaginar que los nervios estarían muy fuertes y aún así lo disfruté.

Hoy ya es el segundo día y espero que sea mejor que ayer; hoy es martes y la semana pronto va a terminar y con eso mi última oportunidad de vivir.

Ayer fue algo especial ya que estuvimos platicando un poco hasta que su celular sonó y tuvo que irse de prisa, aun así el tiempo fue bueno.

Camino directo a mi aula sin detenerme para así evitar conflictos, le pedí a mamá que me trajera un poco más temprano para poder estar en la biblioteca un poco pero se ha quedado dormida y pues al menos tendré 10 minutos de paz en el aula.

Ingreso al aula y veo a mi amiga Amelia que me ve y agita su mano para saludar, es una chica alegre y al menos me hace la estadía buena, me ayudó bastante cuando tuve que pausar mis estudios. Es una chica alegre y siempre viste de colores muy llamativos.

Una vez le pregunté a que se debe de peculiar forma de vestir y solo me respondió asi:

-Los colores se hicieron para vestirse además de que yo compre toda mi ropa- me dijo mientras se daba una vuelta para hacer mover su falda circular color amarillo-Todo fue a mi gusto, y si les incomoda mi brillo pues que se vayan, no pienso cambiar.

Su respuesta la hizo sonar segura de sí misma pues cada día era un color muy llamativo y la verdad admiraba como lo hacía pues hasta con esta enfermedad viene incluido el combo de verse como zombie andante y como si nunca hubieras dormido.

Me siento a un lado de ella, en el aula solo había dos chicas en el fondo platicando y yo era de las de sentarme hasta el frente para tener mayor facilidad ante cualquier situación. Me acomodó en asiento dejando la mochila en la mesa.

-¿Que tal te amanece hoy pequeña?-pregunto Amelia mientras se daba media vuelta para verme-Yo pensaba  que tu estadía aquí ya había terminado, el viernes fuiste a checarte y aun no me dices nada.

-Estoy bien por hoy Amelia solo que no había tenido tiempo de verte-le dije en un susurro pues hasta para hablar he de admitir que soy tímida.

-Bueno es que me tienes en espera y eso me causa ansiedad al no saber que pasa, sabes que me preocupo.-

-Esta semana es la última que voy a poder venir más, son indicaciones del doctor-veo como su mirada se pone triste a la vez que una lagrima se desliza por su mejilla, es triste ver esto.

-¿Otra vez... volvió?-me pregunta en un hilo de voz.

Yo solo muevo mi cabeza en forma afirmativa, siento algo amargo en mi boca al decir esto pues lo que me dijo ella es que si sufrió ya que sentía que me iba, es una gran amiga y agradezco a la vida que de halla puesto en mi camino. Ella suspira y fija su mirada en la puerta y hace una mueca, de seguro alguien entró y por eso su gesto.

-Don príncipe apareció, se atrevió a preguntarme de ti acerca de tu estado, ¿puedes creerlo?, ¿Porqué quiere saber de ti?-pregunta en susurro y notó su enojo en la voz pues es cierto que nadie sabe y es por mi decisión, no quiero sus lastimas ni que sientan pena, fue duro luchar hasta con los profes para que no hablaran.

-¿Es él?-pregunté sin voltear pues el se sienta un par de mesas atrás de mi y de inmediato siento su mirada.

''No mires hacia él Avril, deja tu curiosidad"

-Al menos dejaras de ver a don miradas, si te soy sincera no me cae bien...-ella continúa hablando mientras mi curiosidad gana y volteo a verlo.

Y en efecto me esta viendo, me da una sonrisa y me saluda con una mano  le devuelvo el saludo de la misma forma pero con timidez, nuestro contacto se ve interrumpido cuando los estudiantes entran al aula y se escucha la voz del profesor así que regreso mi mirada al frente a la vez que Amelia se queda callada.

-Pss Avril, el profesor viene de malas así que mucha suerte con su discurso- me dice en un susurro Amelia a la vez que el profesor fija su mirada en mi.

''Ayuda"

El tiempo avanza y con esto el deseado receso de una hora.

''Que bendición"

Camino directo a la biblioteca para poder escoger un libro y así poder pasar el rato.
Paso por los casilleros, ya solo falta unos pasillos y listo.

Cuando ya solo faltaba un pasillo, alguien me jala del brazo y me mete a una bodega donde había productos de limpieza, escucho como ríen y cierran la puerta, es una bodega pequeña que está llena de trapeadores, escobas y productos de limpieza.

Siento pánico al no ver nada y sentir el aroma muy fuerte, empiezo a golpear la puerta desesperada al sentir el miedo.

-Así estas mejor, evitamos que sea contagiosa tu enfermedad rara- escucho como dice alguien de afuera y como ríen por el comentario después solo escucho pasos alejarse.

Vuelvo a golpear la puerta y con la desesperación comienzo a gritar. Mi cabeza duele y a la vez los mareos llegan, mis lágrimas recorren mis ojos.

''¿Porque a mi? ¿Qué mal hice?"

Solo eso pensaba, quería irme a casa y jamas salir, no importa que la semana no haya terminado, nada importaba solo quería salir.
Mis golpes se empiezan a volver cada vez más débiles al igual que mis gritos, el mareo y dolor de cabeza no me permite seguir.

Todo gira y a la vez mi esperanza, nadie sabe realmente cómo es vivir enfermo, como son las batallas que se libran día a día.

''¿Qué mal les hice?"

Mi cuerpo cae y por un momento veo oscuridad, no sabia si era mi fin o que iba a suceder. Solo vi una luz, algo brillante y después no recuerdo más.

¿Será la luz al final del túnel de la que todos hablan?

¿Eh muerto?

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