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La semana casi termina y con esto mis esperanzas de seguir hablando con él.
Hoy por la mañana Amelia decidió llegar a su casa por sus cosas del instituto y fue algo triste escuchar como discutían otra vez.

-¡Eres un bastardo imbecil Daniel!, solo a ti se te ocurre desaprovechar esa gran oportunidad de trabajo que te ofrecían.-despues de esas palabras se escuchó un golpe.

Mi mamá nos esperaba en el auto y yo esperaba en la acera de la casa. Ojalá salga pronto Amelia ya que comenzaba a sentirme mal y no de forma de salud si no sentimental al escuchar todo eso.

-Es mi vida y yo decido que hacer con ella, si tanto te preocupa tu trabajito pues ve tú y trabaja, por mi parte me iré y haré mi vida a mi manera.

Escucho pasos y sale Daniel azotando la puerta. A simple viste se ven los goles, tiene el pómulo inflamado, el labio inferior partidos y hasta un rastro de lágrimas se alcanza a ver.

Se detiene al verme y podría a postar que mis ojos ya se encontraban húmedos, dispuestos a llorar por ver la situación en la que se encuentra. No es algo que se le desea ni a la peor persona.

-¡Oh Dani!- exclame, me acerque a él y lo abrace al mismo tiempo que lloraba, me correspondió el abrazo.- Me duele verte así.

-Shhh, no llores pequeña. Su punto tendrá más no me ganará por más golpes que él  me dé.

Alguien sale de la casa, nos dimos vuelta rompiendo el abrazo y era su padre, el cual aún se ve rojo por el coraje, me escanea de pies a cabeza y su porte cambia a superioridad.

-Con razón están así mis hijos si se juntan con una enferma discapacitada y poca cosa.

Sentí un pequeño dolor al escuchar eso y me sentía mal al saber que ese concepto tienen de mi. Aunque mis padres me digan que soy una guerrera que a salido victoriosa, no dejo de pensar en el lado oscuro de la vida.

Las personas enserio pueden ser muy crueles con sus palabras y duele que te lo digan directo como ese señor.

-No te atrevas a volver a decirle así a Avril que el problema es conmigo y no con ella-le amenazó Daniel con voz claramente muy molesta.

-¿Y quien me lo va a impedir? ¿Tú?, si son tal para cual, unos bastardos, poca cosa, inútiles...-

Daniel se lanza a golpearlo interrumpiendo sus palabras, yo pegué un grito que hizo que mamá se bajara y llegara a mi lado, abrazándome. Amelia salió por detrás asustada al ver como su padre botaba sangre de la nariz.

Un vecino llegó y lo apartó, se quedó a ayudar, el señor lo miró con odio y después su mirada se fijó en mi con un odio inexplicable.

-Ojalá te mueras pronto, solo estorbas-me dijo entre jadeos de dolor y sosteniendo su nariz rota, se puso de pie y entró a su casa.

Mamá iba a ir detrás de él para reclamarle pero la detuve, yo solo quería irme ya. Daniel se fue por su lado y Amy se quedó conmigo, nos subimos al auto y mamá avanzó hasta el instituto.

Estaba claro que el odio que me tenía el señor Klarc más no entendía a que se debía, al menos tenía claro que con sus hijos no me quería ver aún así no le obedecían.

Daniel nos cuidaba de niñas, siempre estuvo ahí cuando sus padres viajaban y tenían que pasar hasta meses solos, siempre los negocios estuvieron primero que ellos. Mis padres también tenían esa costumbre, me dejában a veces por semanas hasta que mi abuela se interpuso y les habló claro acerca de eso y dejaron de hacerlo. Y desde que comencé a estar en el hospital, siempre me pedían perdón. Mamá siempre decía que quería regresar el tiempo y pasar esos momentos conmigo, aun así no era que tenia que perdonar ya que fue pasado ya solo importaba el avanzar.

-Cariño, si te llegas a sentir mal, por favor llama ¿ok?-dijo mi madre mientras estacionaba el auto en el instituto.

-No se preocupe señora, la mantendré vigilada todo el tiempo para que no le pase nada, cualquier cosa yo le llamo-dijo Amelia.

Bajamos del auto, nos despedimos de mamá y caminamos directo al aula donde de seguro nos darian un castigo por llegar a media clase y vaya sorpresa nos llevamos al  llegar y no ver al profesor, solo unos cuantos alumnos, tomamos asiento juntas, Amelia le pregunta a una joven que se encuentra con su grupo de amigas unas mesas atrás.

-El director solo llegó a decir que el profesor no podría asistir durante la semana  por su mujer que estaba embarazada-dijo ella y Amelia asintió, agradeció se dio la vuelta.

-Tu profesor favorito se ha convertido en papá-le dije en tono de burla.

Ella hizo una mueca, es el profesor de ciencias y era el sueño de muchas, hombre alto, con cuerpo bien marcado, de esos que van al gimnasio hasta los días más fríos, no tan viejo ni joven, de 30 a 35 años tal vez. Es muy juguetón y siempre lleva una sonrisa en su rostro. Amelia es su alumna estrella y siempre la lleva a las ferias, torneos y hasta fiestas de ciencias que invitan al instituto, obvio no es solo a ella, van varios estudiantes, los mejores en la materia.

-Iré al baño, Avril. Por favor no te vayas de aquí, recuerda que tengo que mantenerte vigilada.-dijo mientras se ponía de pie.

-Si, mamá. Estaré bien, aquí te voy a esperar.-le dije, ella me dio una sonrisa y se fue.

Solté un suspiro largo y me dispuse a leer el libro que tenía pendiente, estaba muy interesante hasta que sentí a alguien sentarse a un lado de mi, creí que era mi amiga así que sin despegar los ojos del libro le hablé.

-Te tomaste un enserio las indicaciones de mi madre el mantenerme vigilada, a ver si en el hospital también haces eso-le dije y reí me extrañe que no dijera nada, giré mi cabeza y lo vi a él.

-Yo podría cuidarte aunque aun no se porque estarías en el hospital, ¿podrías decirme?-me dijo con una bella sonrisa.

Abrí mis ojos grandes  y sentí mi cara caliente. Al verme así solo soltó una risa.

-Per...perdón, creí que era mi amiga-ahora soy tartamuda.

-Me lo imagine, no tienes de que pedir perdón, discúlpame por sentarme aquí, solo quería saber como estabas y también si querías almorzar junto conmigo.

-¿Alm...Almorzar? ¿Juntos?-le dije en un susurro, sentí aun más caliente mi cara.

-Claro, podemos ir a aquel árbol que te gusta y...-se quedó callado y vi como se sonrojaba al decir aquello.

-¿Cómo sabes que me gusta ese lugar?

-Bueno es que, siempre se te ve ahí y además de que me han dicho aunque no creas que te vigilo o así, solo son comentarios y así...-me reí por todo lo que decía y asentí, se veía tierno al decir todo.

-Si romeo, ella entendió que no la vigilas, ahora quítate de mi lugar don corazones.-le dijo mi amiga-Ya dile que la amas y vete, Romeo.

Emmanuel sonrió y me miró, se notaba que estaba sonrojado.

-Nos vemos más tarde-dijo y se fue.

-¡Se miraban tan lindos!-dijo y comenzó a reírse al ver mi cara-Estas muy roja amiga, te dejo un momento sola y te encuentro con él.

Me acomode en mi asiento, en eso el siguiente profesor entró y todo mundo guardo silencio dispuesto a poner atención menos yo ya que mi mente divaga mucho, se mantenía ocupada pensado que pasaría más tarde, para ser precisa, en el almuerzo.

Media hora después sentí una mirada sobre mi y podría apostar bastante plata a que era él que me miraba y, a decir verdad, me gusta sentirlo.

Preste atención a lo que restaba de la clase, aunque sea por esta semana, estar bien en clases.



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⏰ Última actualización: Feb 20 ⏰

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