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Todo mundo aboga por su libertad…¿Pero realmente saben lo qué significa la misma?”

Te tomó con rudeza de los cabellos, provocando que arquees tu cabeza hacia atrás. El dolor está latente pero no importaba realmente. Hay una pizca de placer en toda aquella acción que hacía que cada célula de tu ser se estremeciera.

Permaneces de rodillas, con su entrepierna dando justo en tu angelical rostro. Porque no tenías permitido levantar  la mirada, a menos que así se te fuese ordenado.

Tragas duro al sentir su mirada fría sobre ti. La excitación no solamente estaba presente sino que además te arrastraba a un oscuro sentir.  De mala gana suelta tus cabellos. Jadeas de dolor y él sonríe, mostrando sus perfectos dientes. Tu cuerpo se paraliza. En tu interior hierve un fuego nunca antes sentido.

El basquetbolista siempre había sido una persona tan gentil. Tan reconfortante, no obstante esta nueva versión de él era por demás abrumadora para tu persona…sobre todo por lo mucho que hervía tu ser ante esa nueva persona. Toda excitación estaba a flor de piel. Su piel entrando en contacto con tu piel era un acto tan perverso como  el deseo carnal que emanaba por cada poro de tu ser.

Lame” . Ordenó y tu pulso se aceleró. “Ahora” Tus piernas temblaron, tu respiración más nunca se normalizo y sin más te inclinaste aún sobre tus rodillas y lamiste uno de sus zapatos. 

La escena se sentía tan sucia, tan llena de fervor que incluso se te olvidó cómo respirar. Todo tu cuerpo estaba quemándose. Todo tú eras un hermoso desastre.

El cuero duro de sus zapatos, te estremeció una vez más al imaginar tu lengua deslizándose por su virilidad.

Sus ojos verdes provocaron en ti un sometimiento innato qué jamás imagínaste poder llegar a sentir. Tan así que ni siquiera fuiste capaz de levantar la mirada. Pero tampoco era como si pudieras hacerlo porque él no te había ordenado hacer tal acción.

Todos los de tu clase son iguales…”  Te lanzó una mirada llena de repudio y continuó con su veneno, “Ahora lárgate de mi vista

Y lo qué más temías sucedió; la perfección se acabó.

Estuvieron excelentes” La profesora y directora de la obra de teatro del colegio, sonrió satisfecha, dando por terminado el ensayo.

“¿Te ayudó?” Y aquélla mirada que antes era de odio se transforma en una más cálida. Hecho que produce una enorme decepción en ti. 

Ya de nuevo en la realidad, aceptas su ayuda, regodeandote con el toque de sus manos.  

Te sonríe y no lo hace con el morbo o la malicia que a ti te gustaría y aquello es tan frustrante para ti.

Toman camino para dirigirse fuera de la sala de teatro porque dentro de no mucho comenzará la clase del profesor Coleman. Un poco de álgebra seguro ayuda a despejarte un poco.

“¿Todavía estás preocupado por la obra de teatro?” Pregunta tu compañero de ensayo, “Lo harás bien”, dice y después continúa, “Mejoraste mucho “ 

Sí supiera él la razón de esa mejoria, ¿Qué diría? Tu cuerpo ardía junto al suyo.

“No lo sé…”

Pronuncias vagamente.

“Puedes venir a mi casa después de clases si quieres y seguimos ensayando”

Tu respiración se detuvo pero la sola idea provocó gran euforia en tu interior.

Si”, por supuesto que irías.

Obediencia |Tyrus|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora