II

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El impuso sexual es un sentir tan primitivo, tan inmediato que en consciencia puede alejarte sin más de toda ética y moral dictaminada. Porque carece de toda lógica. Y sin embargo no deja de ser algo tan sublimemente añorrado. Deseado…incluso por aquellos que han probado ya aquel estado de demencia absoluta. La sensación es una locura, que no obstante es por demás ebriagadora.

Sus penetrantes ojos verdes te tienen. Todo él te somete sin siquiera proponérselo. 

Tus delirios cada vez son peores. Uno peor que el anterior. 

Tu cuerpo joven y totalmente puro suplica desesperado por su toque. Es tan jodidamente retorcido aquel sentir.

Cómo poder explicar lo mucho que todo tu ser anhela el placer carnal que sólo él promete darte. Tu cuerpo es su fiel devoto.

El bulto dentro de sus pantalones se hace notable. Sus pupilas están dilatadas. Su excitación es notable y aquello te desarma a más no poder.

Tu cuerpo todo vil y traicionero, pretende moverse hasta él pero aquello no podía ser.

Estaban ambos en la sala. Tu fingiendo dormir sobre el sofá, mientras que tu compañero de ensayo estaba viendo un vídeo porno desde su laptop.

Había sido una tarde muy larga. Lo habías incitado a practicar una y otra vez aquélla escena de la obra que tanto te encendía. Esta vez se habían excedido un poco ya que entre acciones improvisadas, habías hecho llegar al límite a tu compañero, quien te había escupido en la cara, quedando parte de aquella saliva rosando tu labio inferior. Había sido un momento tan intenso dado que en un instante de total locura, él había jalado de tus cabellos con toda la furia que emanaba en su interior y te hizo un cuestionamiento que no estaba en el libreto.

“¿Esto te gusta?”

Su mirada llena de furia calo hasta lo más profundo de tu interior dejándote sin habla.

Tus orbes avellana comenzaron a derramar lágrima tras lágrima. ¿Cómo era posible que aquel acto de total degradación te excitara tanto? ¿Qué estaba mal contigo? Te sentías el peor de los seres humanos. Ignorando por completo que sólo eras un adolescente que se había reprimido tanto durante mucho tiempo que ahora que comenzabas a experimentar el deseo sexual no sabías que hacer con ello. ¿Cómo actuar ante una sensación que se imponía sobre tu razonamiento? Estaba tan confundido como anhelante de aquel sentir.

Por supuesto que tu compañero, que desconocía totalmente los nuevos sentimientos que recorrían tu inexperto ser, se alarmó creyéndose el culpable de tus lágrimas, razón por la que de inmediato el ensayo terminó.

Ofreció que te quedarás en su casa hasta sentirte mejor y sin ánimos de dar explicación de lo que sucedía realmente en ti, aceptaste su ofrecimiento, fingiendo estar dormido para evitar aquel momento tan incómodo para ambos.

Sus gemidos se oyeron una y otra y otra vez en la sala, mientras se autocomplacia teniendote cerca de él. Todo había sido demasiado confuso…más que nada para él que no comprendía el por qué de su excitación después de aquel ensayo fallido.

Lo único de lo que eres plenamente consciente es de su mirada fija en ti, mientras sus manos subían y bajaban por su pene.

Obediencia |Tyrus|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora