"Abre la boca", la orden había sido contundente. No hacía falta repetirla. Y cómo era de esperarse, fue obedecido al pie de la letra, sintiendo como tu pene calaba hondo dentro de su boca, llegando más allá de aquella garganta. Percibiendo como aquella persona que era víctima de tus fuertes estocadas, hacia todo lo posible por detener las arcadas que le producía aquella intromisión. Sus labios sin embargo, envolvían tu pene, produciendole un goce único. No tanto como el que te producía, sentir aquella húmeda lengua sobre el glande de tu pene para posteriormente dirigir tal succión voraz a tus testículos. El ambiente olía a sexo. Un hedor tan profundo que sometía a ambos.
El placer sometía al igual que cualquier droga, y prueba de ello, era Cyrus en ese momento de absoluta vulnerabilidad.
Por otro lado, estabas tú, tan perdido como él, cegado por las sensaciones experimentadas, alegando que sólo sería una etapa, que pronto podrías sentirte satisfecho. Sin saber que quizás no sería así. Quizás nunca más volverías a sentir por alguien lo que ahora sentías por él.
Su cara cubierta de semen capta tu atención. Te habías corrido mucho. Su rostro estaba sucio. Sucio como el de una puta. La escena es tan obscena. Él se pone en cuatro patas delante de ti, elevando su trasero, hundiendo sus dedos dentro de su esfinter anal. Estimulando así su próstata, consiguiendo en consciente que su miembro se ponga rígido. Se ha vuelto codicioso. Quiere también su organismo.
No obstante, aquella escena es demasiado para ti. Tu sexo vuelve a ponerse rígido tan mastil y sin más lo penetras con un frenesí que no se esperaba, pero cubres su boca para que no pueda gritar. No quieres oírlo.
Quiere huir de tu agarre pero tu cuerpo sujetando con firmeza el suyo no se lo permite, hasta que eventualmente se deja hacer, conservando tu dominio sobre él.
"No puedes huir", besas su cuello y detienes el ritmo de la penetración, "No de mí", y sin más vuelves a remeter contra él.
Amber, tu querida amiga, los mira detrás de la puerta de la habitación sin que se den cuenta, observando como tu víctima se retuerce bajo tu cuerpo. Y sin más sonríe. Que perfecto que son los dos juntos.
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Obediencia |Tyrus|
FanfictionPorque el placer carnal para uno era el someter y para el otro obedecer...un juego sin lineamientos establecidos...