Kimura Hope era un joven único que por más que creyeras conocerlo, nunca sabrías que pasaba por su mente, había días en que podías verlo bromear y tratar de disfrutar de su vida, mientras que otros podías verlo llorar y herirse a si mismo.
Él tenía...
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〘 𝚁𝙰𝙶𝙰𝚉𝚉𝙸 𝙵𝙾𝚁𝚃𝙸 〙
CAPÍTULO 10
❝ Amici ❞
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HOPE NUNCA SE HABÍA INTERESADO POR ARTES MARCIALES, pero ahora mismo había escuchado tanto sobre tácticas de pelea y lo mucho que a Manjiro le encantaba pelear, que estaba seguro que ya sabía más que varios aficionados, el trayecto hacía la casa de los Sano, no era largo, peor Hope lo sintió interminable, cuando porfin llegaron, el castaño pudo apreciar el diseño tradicional japonés del hogar y cuando creyó que entrarían, Manjiro lo arrastró hacía un lado de la casa, con una sonrisa emocionada alejandolo de la puerta principal.
Ahora estaba ingresando a un dojo, si, lo que Manjiro había querido mostrarle desde que salió del colegio.
Y lo único en lo que pudo pensar Hope cuando entró, fue que era como las películas de Karate Kid y la casa del señor Miyagi, adentró habían algunos niños o jóvenes de su edad con un traje blanco, kimono, no sabía el nombre realmente, pero todos estaban practicando dar patadas elevandose en el aire, ninguno lo conseguía y ciertamente se veía difícil.
─ A mi sale mil veces mejor ─ comentó Manjiro de forma egocéntrica, a lo que el castaño lo miro ciertamente incredulo, ya que dudaba que en realidad pudiera debido a su tamaño, si bien Hope era un chico cosiderado alto para su edad, estaba seguro de que Manjiro era un poco más pequeño de lo normal ─ ¿Y? ¿Te parece genial? ¿No te entran ganas de empezar a pelear?
La sonrisa de ilusión de Manjiro era sin duda similar a la de Emma, seguro Shinichiro también tenía ese tipo de sonrisa que ahora pensaba que era característica de los hermanos Sano.
─ No, para nada ─ dijo Hope, cortando la ilusión de Manjiro ─ Las artes marciales no son lo mío
Manjiro empezó a cruzarse de brazos frustrado.
─ Pero mi abuelo enseña genial y si no, yo te enseño ─ dijo en un intento de convencer al castaño, quien no parecía interesarle lo más mínimo ¿Acaso no tenía otros amigos a los que invitar a unirse a su club de karate o lo que sea? ─ Y si tu comienzas a entrenar, Emma seguro viene contigo
