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El baño de prefectos

El siguiente año hay cosas interesantes que contar. Con la llegada de este niño pródigo llamado Tom Riddle. Albus le dijo a Joe que el se encargaría de enseñarle defensa contra las artes oscuras, cosa a la que no se nego Joe pues Albus se veía lleno de ilusion y solo lo veía así cuando daban de postre pay de limón o cuando tenía razon en algun tema al azar, dependía mayormente de su humor. Por otro lado June escribía el libro que impulsaría su carrera de escritora. Relatando en el una historia simple, corta y que sus padres opinaban que si nadie lee era porque eran unos idiotas. Rick por su parte se mataba trabajando en el ministerio para ganarse un lugar sin ayuda de su padre.

Así que los Granger no iban tan mal. Flemont peleaba contra sus impulsos de crear tres posiones a la vez. Razón principal y única, el hecho de que se atraso con unos trabajos pensando que no era lo más interesante en ese momento. Euphemia ayudaba al pequeño James a estudiar y aprender lo básico en algunos temas. Más ahora que el pequeño se había interesado mucho en el periódico últimamente. Luego estaba Alphard que entrenaba al pequeño Regulus para que robará galletas de la alacena y se las diera a él, pues su hermana le tenía prohibido acercarse a aquella estantería. Lo curioso de todo es que Regulus se las pedía a Kreacher, el se comía unas, unas se las daba a Kreacher y Alphard se quedaba con nada puesto a que le decía que su madre lo atrapó en el intento de robar galletas.

Si cada quien vivía la buena vida.

Y se podría considerar que Joe no solo la amaba. Todo ese año con Albus concentrado en Riddle le dieron la oportunidad de ser más cercano a Minerva. Una vez la beso frente a Albus y este no se dio cuenta solo porque vio el atardecer y se le hizo muy bonito. Dio un discurso o algo parecido de como ya no se disfrutan tales experiencias como ver un atardecer o algo así. Y en lo que decía esas palabras Joe acercó a Minerva la beso, le dijo al oído un cumplido y después se alejó de ella. Para cuando Albus volteó Minerva y Joe solo le dieron la razón a lo que sea que allá dicho. Pero por más que Albus se distrajera era observador.

Albus: ¿Desde cuando usas lápiz labial Joseph? -Ante eso Joe se dio cuenta de su falla-

Joe: Se me resecan los labios, no has oído que hay unos especiales para que ya no pase eso, tienes que probarlos, son una maravilla

Por más que quisiera contradecir o decir que los atrapó tenía uno de esos y justo el fue quien se lo comento a los periódicos mágicos. Y vio a Minerva. Por más que hubiera querido ganar en ese momento, Minerva no llevaba lápiz labial, así que le quedó solo asentir y creerle.

Y como cada sábado desde que inició el año. Joe tomó su larga y cómoda ducha en el baño de prefectos. No era algo que muchos supieran, puesto a que a veces lo hacía en la madrugada, a veces lo hacía más temprano, a veces lo hacía por la tarde, dependía mayormente de la situación. Así que era más como que sabían que debes en cuando estaba ahí. Minerva sabía de su gusto por bañarse los sábados, ya que cuando este iba a verla a su cuarto por besarla o algo la terminaba mojando con su cabello que no dejaba que se secara bien o usaba una toalla para hacerlo, afirmando que los hechizos y su cabello no iban de la mano.

Así que a sabiendas de eso. Fue a buscarlo para recordarle ciertas cosas que prometió hacer por Albus. Pero no recuerda por otras cosas que pasaban cuando lo prometió. Entró al baño de prefectos y lo vio sentando en una parte tarareando una canción, lo cual detuvo al oír sus pasos.

My HeirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora