1. El Reino

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Una princesa no corre.
Una princesa mantiene la sonrisa.
Una princesa no se comporta como un guerrero, es delicada.
Una princesa se comporta en la mesa.
Una princesa ....
Tantas frases venían a su mente mientras estaba acostada boca arriba en su cama y pensando si realmente se había convertido en la princesa que su tío quería que fuera, o eso le dijo él haciéndola creer que eso hubiesen querido sus padres de ella. Estaba claro que ella no conocía bien a sus padres ya que fallecieron cuando era muy pequeña como para recordarlos, por ello quedó al cuidado de su tío, hermano de su padre, su misma sangre, él Duque de Cristaluna.
Después de darle tantas vueltas al asunto al final se quedó dormida, era pasada la media noche cuando de su profundo sueño se despertó al escuchar un fuerte ruido proveniente de detrás de la puerta, bajando lentamente los pies al suelo, pudo notar el suelo frio, cosa que provocó un escalofrío que subía por sus pies, erizando así todos los bellos del cuerpo.
Al acercarse a la puerta, volvió a escuchar otro ruido fuerte, retirando así su mano del pomo. Al escuchar atentamente oyó unas voces que provenían del pasillo, eran dos hombres hablando en susurros, pero seguramente estaban cerca de su puerta ya que ella pudo escucharlos perfectamente todo lo que decían.

        -...shhhh.... No hagas tanto ruido o nos descubrirán! - decía uno de ellos con voz más grave de lo normal - quieres que ya sabes quien, nos cuelgue por no obedecer sus ordenes? Venga date prisa.
        - Pero es que este tipo pesa demasiado! Deberíamos habérnoslo cargado más cerca de su tumba! - respondió el otro tipo con voz más aguda de lo que ella había esperado.
        - Cállate y levántale los pies antes de que se nos caiga de la alfombra!

La princesa asustada por lo que oía salió corriendo a su cama a taparse con las suaves sábanas, creyendo así, que si cerraba los ojos todo acabaría como si fuese un mal sueño...y así, por la persistencia de cerrar los ojos y creer que todo era un sueño o simplemente por el mismo cansancio de ella, volvió a quedarse dormida. Al día siguiente, las tres doncellas de la princesa entraron por la puerta a despertarla, la primera abrió las largas cortinas que cubrían el balcón, dejando entrar la luz cálida del sol de la mañana. La segunda doncella dandole los buenos días y despertándola, acercó una bata para que cubra el cuerpo de la princesa que iba en un camisón largo blanco hecho con las mejores tela. Y la ultima doncella, había entrado directamente al baño para preparar todo lo necesario para que la princesa pueda asearse y bañarse, preparándola para el desayuno junto a su tío Oswall. Al acabar de bañarse las tres doncellas esperaban a la princesa en su habitación, ya habían hecho la cama y habían limpiado su habitación, al entrar y verlas paradas a las tres muchachas ahí de píe inmóviles como estatuas, les dijo:

        - Por favor mientras esté ocupada podéis sentaros a esperarme, nos conocemos hace mucho tiempo y sé que pasáis todo el día de pie, así que no seáis tan formales conmigo, os lo ruego. - dijo ella con una sonrisa cálida que llenaba los corazones de las doncellas con sus dulces palabras.
         - Su majestad, aunque es muy amable, no puede pedirnos eso, usted es la princesa! - respondió la doncella de en medio, pelo moreno como su piel y ojos oscuros y profundos
         - No me llaméis su majestad, llamadme Crystal, aun no soy reina como para que me digan de esa manera... - y viéndolas que se ponían nerviosas por no saber si obedecer o no a la princesa con esa propuesta tan descabellada a su manera de ver, cambió de tema recordando sus nervios de esa misma noche - por cierto, habéis oido ruidos esta noche o algo raro a pasado en el castillo?

Mientras las doncellas le peinaban el pelo oscuro con un recogido trenzado para colocar la tiara de princesa y la vestían con un hermoso vestido azul como el color de sus ojos, lleno de pedrería y hombros descubiertos salvo dos tirantes que dejaban ver su piel bronceada color canela, le decían no haber visto nada y más seguro seria su imaginación de tantos libros que leía que le habrían hecho soñar todo aquello, tan buen argumento fue aquello que lo dejó ser para no llegar tarde al desayuno con su tío Oswall.

         - Buenos dias tío Oswall! - dijo ella con una sonrisa mientras se sentaba al lado de su tío en la larga mesa donde cada mañana desayunaba.
         - Buenos dias querida, como has dormido? - respondió el hombre de pelo hasta el hombro tan negro como el carbón y de hombros anchos y fuertes como las de un vikingo - me han dicho que te costó conciliar el sueño en la noche.
         - Es verdad, pero después de beber una taza de té de rosa azul me quedé profundamente dormida, bueno hasta que.... -  y en ese instante la princesa se planteó si debía contarle lo que escuchó esa noche.
          - ...hasta que...? Pasó algo Crystal? - preguntó el duque un poco más nervioso de lo habitual - todo bien?
          - Si no te preocupes, solo que tuve una pesadilla - respondió ella quitándole importancia al asunto.
          - Otra vez has tenido una pesadilla? Deberías dejar de leer tanto, una princesa no se ve bien si habla todo el día sobre libros, que crees que pensarían tus padres si te vieran parecer una sabionda? Debes verte hermosa y elegante, intenta, y no solo lo parezcas, sabes que esto te lo digo por tu bien querida.

Ella ya estaba acostumbrada a sus riñas y solo asintió y siguió comiendo su desayuno, pero había algo que la había irritado mas de lo normal, no sabia bien si era lo que había dicho sobre sus maravillosos libros o por su irónica manera de decir "querida", lo extraño es que ella ya estaba acostumbrada a que se lo dijera su tío, porque esa vez le había molestado tanto? Mientras todo esto reflexionaba con la boca llena, se acercó un sirviente a entregarle a su tío la correspondencia y a decirle en voz baja que uno de los caballeros de la orden había desaparecido esa misma noche, antes que respondiera nada su tío, ella respondió sin pensar:

          - Entonces ese fue el ruido de anoche.
          - Como has dicho Crystal? - preguntó su tío algo crispado
          - Tío, ayer escuche a dos hombres en el pasillo que hablaban de una tumba y de matar a alguien, trabajaban para alguien en el castillo estoy segura - dijo ella con una confianza en sus palabras que irritaron a Oswall.
          - Señor, será que debemos informar de esto al resto de la orden? - dijo el sirviente aun de pie a su lado
          - No digas tonterías, acaba de decirme mi sobrina que anoche tuvo una pesadilla, no es más que su imaginación por culpa de esos libros que dice leer, por otro lados - girando lentamente la cabeza hacia Crystal, se veía los rasgos de su rostro molesto -  no deberías de escuchar nuestra conversación, pero ya que la has escuchado, no digas nadas, no queremos alertar de algo que aun no sabemos que ha podido pasar, y hasta que cumplas los 18 yo soy el regente del reino.
          - Lo lamento tío, no lo volveré a hacer, pero acuérdate que dentro de dos semanas ya cumplo los 18! - respondió la princesa feliz, abrazando a su tío y levantándose de la mesa corriendo y despidiéndose de él.
         - Querida no corras, ya te dije que las princesas no c....no se ni para que me esfuerzo tanto con mi sobrina si no me escucha, tengo miedo que no sepa llevar el reino correctamente - girándose hacia su sirviente.
         - Señor usted ha sido bueno hasta ahora, seguro que la princesa escuchará los sabios consejos del duque de Cristaluna - dijo sonriendo el sirviente para mostrar su apoyo.
         - Puedes retirarte, yo me encargo de avisarles a los caballeros de la orden, por algo ellos son los encargados de proteger al reino y sus reyes, esa es toda su misión. - dijo furioso antes de levantarse y salir por la puerta mientras sirvientes salían a recoger toda la mesa llena de manjares para el desayuno.

La Rosa AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora