2. La llegada del Alfa

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Poco después de salir al jardín ya que hacia un buen día, la acompañaban su séquito real con un parasol pequeño para cubrir a la princesa, pero ella no dejaba de moverse y bailar mientras tarareaba, dificultando así a la doncella que iba detrás.
- Olivia deja ya de seguirme con el parasol y diviértete como yo, no ves que hace un día increíble? Como vas a impedirme que los rayos de sol toquen mi piel otorgándome ese calorcito de la mañana? - dijo ella haciendo girar a la confundida doncella y más cercana .
- Princesa, no puede hacer eso, si el duque se entera me cortará la cabeza por no cuidar vuestra lustrosa piel bronceada, os recuerdo que ya llamáis la atención por vuestra pelo oscuro y vuestros ojos claros!- respondió la doncella bajando la voz para que el resto del séquito no llegue a escuchar.
Justo cuando estaba por responderle la risueña princesa un mensajero llega hasta ella acercándose , como cada mañana el mensajero era enviado por su tío Oswaldo, el Duque de Cristaluna, para decirle los planes que tenían diarios, y de esa forma se acercó el mensajero para notificar que ese día llegarían los reyes de Isla Alfaomega junto con el príncipe, quien era un amigo muy cercano para ella desde que tenia memoria, siempre habían sido uña y carne, jugando juntos, riendo, metiendose en problemas, haciendo travesuras y más pero por alguna extraña razón habían dejado de verse a partir de que el rey de la Isla Alfaomega enfermó, es decir, el padre de Caleb.
Uno de los asuntos por los que los traía hasta el reino de Cristaluna era la coronación de la princesa, ya que seria mayor de edad y le tocaría reinar y tener una reunión con cada uno de los reyes que forman la las bases de Cristaluna, pero eso no era todo, lo más importante de todo, era su futura boda con el príncipe Caleb, su gran amigo. Por un segundo ella había olvidado que desde antes de nacer, sus padres cuando aún vivían, habían acordado casarla con el príncipe de los lobos, eran muy cercanos ambos reyes y por ello acordaron esta alianza de amistad, pero la muerte de los padres de Crystal no habían hecho cambiar el hecho de su matrimonio pactado, aunque no le parecía mal, ya que eran amigos de siempre, ella esperaba algún día sus sentimientos cambiasen hacia Caleb ya que era solo su amigo y lo veía de esa forma. El hecho de no verlo hace dos años ha cambiado el hecho de verlo así, la princesa tenia el miedo, de no reconocer a su gran amigo y que le pareciese un extraño, aunque por alguna razón en los recuerdos de su mente lo seguía viendo como un joven delgaducho y pelo largo, como realmente habría cambiado su amigo?
Mientras todo esto se lo decía el mensajero, por su mente pasaban cada uno de estos hechos que pronto estarían siendo su presente...Después de todas las lecciones reales que le había mandado su tío, que según él, hacían esas lecciones a una verdadera princesa, fue preparando las habitaciones para sus huéspedes , pronto no solo llegarían los reyes de la Isla Alfaomega, también llegarían el resto de reyes de los otros reinos para ver la coronación de su princesa ya que en esas semanas faltantes había programado diferentes eventos para entretener a sus huéspedes hasta la fecha deseada. Después de preparar bien la ultima habitación se acercó uno de los guardias reales a anunciar a la princesa que el príncipe y los reyes de Isla Alfaomega habían llegado, así que para recibirlos fue corriendo hasta su habitación para cambiarse de ropa y ponerse algo apropiado para sus invitados y su prometido.
Al salir de su habitación con un vestido azul para destacar sus ojos y un recogido dejando ver su cuello y hombros, salió corriendo de nuevo hacia el gran salón donde esperaban sus invitados junto a su tío, pero antes de llegar a la puerta frenó en seco para que nadie se diera cuenta que estaba agitada de haber corrido por el enorme castillo y más aun cuando a su tío ese tipo de comportamientos dice que no hacen destacar a una verdadera princesa.
Se acicaló y tocando la gran puerta, se abrieron lentamente dejándola pasar y anunciando de esa manera la llegada de la princesa, con paso solemne y tranquilo se acercó a sus invitados por los que su mirada se fue parando en cada uno de ellos. Para empezar el rey, era bajito y algo regordete, con aspecto de bonachón y pelo marrón como el chocolate que comía junto con el té de rosa azul que le habían servido, a su lado su esposa, una mujer con una sonrisa dulce y encantadora de pelo rubio y ojos grandes de color verde, por otro lado estaba la hermana pequeña de Caleb, rubio platino, con ojos azul cielo, tirando a morados, la princesa se sorprendió de ver como la niña que vió crecer tiempo atrás, ya se había convertido en toda una joven de 15 años con cara de guerrera como lo era de pequeña, y antes de llegar al príncipe, ve como ellos se levantan al verla y se inclinan ante la princesa, y ante este mismo gesto, ella hace lo mismo, pero al levantar su mirada, queda pausado el tiempo, con los ojos de la persona con la que ella no veía hacía ya dos años, sin saber como reaccionar se quedó mirándolo por un largo tiempo, más de lo habitual y lo mismo el príncipe de los lobos. Se fijó en su mirada más dura de lo que recordaba, pero la forma en que la miraba hacia sentir el calor subiendo por su cuerpo hasta sus mejillas, ya no era ese muchacho delgaducho que ella recordaba con el pelo largo, al contrario, era más alto que ella y mucho mas fuerte, se notaba al ver sus fuertes brazos y sus hombros anchos, se había cortado el pelo y ahora podía ver con claridad los finos rasgos de su cara y su ojos color miel.

- Su majestad, cuanto tiempo sin verla - soltó el rey algo achacado en la voz por el paso del tiempo y la enfermedad que padecía - creíamos que habíamos llegado muy pronto al no ver aun a ninguno de los otros carruajes de los demás reinos.
- Querido no importunes con tus tonterías a la princesa Crystal, la pones en un aprieto! - riéndose, la reina te abraza por los hombros y acercándose a tu oido suelta - Caleb estaba deseando verte.
- Hacía mucho que no los veía, espero que puedan sentirse como en vuestra casa, recuerden que somos un solo reino - dijo la princesa sonriendo al rey de los lobos - Me alegro de verte a ti también Iris, has cambiado mucho - dijo Crystal al alejarse un poco de los brazos de la reina y fijar su mirada en la joven hermana del príncipe - eres toda una princesa de los lobos, muy bella .
- Déjate de cortesías conmigo Crystal, tu y yo sabemos bien que sigo metiéndome en los mismos problemas de cuando era pequeña - soltó ella al alejarse de la ventana por la que miraba para verla a los ojos a Crystal.
- Iris! - dijeron a la vez sus padres regañadola por el desdén en sus palabras.
- No os preocupéis mis queridos anfitriones, dije que se sintieran como en casa, si Iris se siente mejor tuteándome que así sea - respondió al acabar con una sonrisa.
Poco después de una charla larga entre los reyes, y las miradas de vez en cuando entre Caleb y Crystal, hizo que la velada se sintiera interminable, hablaron de los reinos, de los reyes que habían dejado el trono y los que habían subido, hablaron de la coronación,.. era todo tan cómodo hasta que en un momento dado, por el cambio de te de rosa azul a vino rojo del rey de los lobos, que hizo que empezara a hablar sobre los padres de Crystal haciendo que el ambiente afable que había se disipase y se volviera frio como la época del año en la que estaban, poco a poco fue decayendo la conversación hasta el punto de ver rodar una lagrima por la mejilla de Crystal que hizo que la reina de los lobos dijese:
- Ya esta bien con el vino querido, rechazaste el te por el vino y mírate, estamos dando una mala imagen a la princesa... perdónenme lo llevaré a nuestros aposentos, gracias por todo princesa - y con una inclinación de cabeza ya que llevaba apoyado contra su hombro al rey, se iba, y antes de cruzar la puerta sin girarse dice en voz alta para que la escuchen bien - aun no ha anochecido, estaremos para la cena, Caleb por favor acompaña a nuestra princesa Crystal para que sigamos siendo unos buenos anfitriones, no la dejes sola....y tu Iris no te metas en líos - y así concluyó una buena charla llena de recuerdos.
Después de esto Caleb se puso firme contra el Duque y dijo;
- Si me permite, daremos un paseo por los jardines de palacio la princesa y yo.
- Te has vuelto todo un hombre pese a que seas toda una fiera he? - soltó el Duque con una sonrisa irónica - yo me retiro, ya nos veremos Caleb, tenemos muchas cosas de las que hablar - y con esta ultima frase, se levantó y se dirigió a la puerta, y de la misma manera, Iris salió y los dejó solos a Caleb y Crystal.
- Ejem....lamento todo lo que han dicho mis padres, se que escuchar hablar de tus padres es doloroso - dijo sin mirarla colocando su brazo para que ella lo acepte - espero que puedas perdonarlos y me permitas invitarte a dar una vuelta por los jardines de palacio.
Y en ese preciso instante, cayó una lagrima que rodó por su mejilla, y que retiró rápidamente para que Caleb no la viera, pero si la había visto, por eso le dio su brazo sin mirarla, aunque en su interior, deseaba abrazarla y quitar toda la tristeza que la joven princesa llevaba sobre sus hombros, pero él joven príncipe de los lobos que siempre le había gustado la princesa Crystal y jamás lo había dicho, se había vuelto un chico maduro por todo lo vivido en su reino, y que su mayoría de edad había hecho que se convirtiera en el gran Alfa por la enfermedad sin descubrir de su padre la cual no había cura.
Volviendo la mirada al brazo extendido de Caleb, Crystal se acerca hasta él y acepta su brazo, dirigiéndose hacia el jardín entrelazando sus brazos, alejándose de aquel lugar y dejando atrás los recuerdos de sus fallecidos padres, los reyes de Cristaluna.

La Rosa AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora