Muchos piensan que Dios tiene absolutamente toda la creación en sus manos ¿Por algo es Dios no? dirán algunos. ¿Pero que pasara el día que el capitán del barco de toda la creación cometa un error?
¿Sera el fin de todo lo que conocemos?
Recemos por el bien de nuestras almas de que alguien pueda arreglarlo.
Muchos conocerán este día como el día que Dios abandono a su pueblo. El día que este nos ha fallado.
Una mañana maravillosa en el castillo de Kentralea. El sol se alza por la gran ventana de la terraza del aposento real. Donde el rey reposa, en una gran cama con doradas decoraciones y blancos textiles. Una hermosa mujer de una extensa cabellera color cano y ojos grises acompaña al monarca. Se trata de la Reina Nix, nombre elegido para la misma en Honor a la diosa del mismo nombre. Esta se acomoda y coloca la mirada sobre su marido.
—Buenos días, cariño —Con una voz ronca al despertar, esta abre sus ojos y puede ver al monarca quien se encontraba despierto y miraba hacia el alto techo de la habitación.
—Buenos días, Nix —Respondió el monarca en un tono profundo para su esposa con una voz apagada
—¿Ha ocurrido algo? —Pregunto la reina con un un bostezo y una leve sonrisa.
—En lo absoluto cariño, solo pensaba en las múltiples tareas para el día de hoy —Volteo a verla con una sonrisa tomando su mano para plasmar un leve beso de cariño en esta, apartándose casi al instante.
Un estruendo prácticamente inaudible se hace presente, tan tenue que en respuesta solo obtuvo: El llanto de un bebe.
—Creo que ya despertamos todos —Exclamo en un tono juguetón la monarca
—Así parece —Respondió el hombre de ojos color del sol mientras se levantaba, dejando el la que los rayos de luz que se colaban por las ventanas iluminaran su esbelto cuerpo —El sol es muy brillante hoy, será un gran día —Declaro el inocente rey.
—¿Acaso el mago más poderoso de Hollodio intenta convencerse de que podrá con su reino el día de hoy? —Agrego Nix levantándose también, cubriendo su pecho entre sabanas acercándose a la espalda del hombre con una juguetona sonrisa.
—Hasta que nuestro pequeño nos supere a ambos, el rey de Hollodio debe de cuidar de nuestro reino, amor mío—Respondió el rey antes de entrar en el vestier.
Nix, quien ahora se encuentra sola se acercó al bebe que se encontraba en una cuna celeste, llena de joyas. La cubría un aura mágica que facilitaba el cuidado temprano del que recién había sido dado a luz hace unas semanas. La monarca cargo en brazos a su hijo — ¿Ya escuchaste? Serás el mago más fuerte que el reino pudo haber visto, hijo —Él bebe reía— Tu tía ya viene. Hoy mama también debe atender unos pendientes.
ESTÁS LEYENDO
Hollodio: El ultimo grimorio
FantasyEsta historia está dedicada a las personas cansadas de la rutina y que odian encontrarse lo mismo de siempre en cualquier momento o lugar de sus vidas... Viajamos a una realidad fantástica, dimensión distinta donde la ceración tomo otro curso. Dond...