Los Bonnet y los Leclerc se conocían desde hace muchos años, familias adineradas y que aún creían en las alianzas familiares para cerrar tratos y negocios. Cuando Charles y Alisson nacieron, sus padres decidieron desde un principio que se casarían p...
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París, Francia - diciembre 20, 2021
Allison POV
Me paré de la cama pensando en que ya había dormido lo suficiente. Había sido un día agotador de trabajo y yo solo podía pensar en la cena que me esperaba. Celine, nuestra ama de llaves se encargaba de hacer el menú y por lo que había escuchado en la mañana, cenaríamos magret de pato a la naranja. No era mi favorito, pero tampoco me desagradaba al paladar.
Me cambié a un vestido más adecuado a la cena, bueno, al evento de la noche.
Mi padre, Edmon Bonnet, el dueño de casi todos los pozos petroleros en el Mar del Norte y su querida esposa, mi madre, Jacqueline Bonnet me habían citado para acompañarlos a cenar un lunes por la noche. Habían mencionado que era una ocasión especial, pero cuando bajé a la mesa no entendí el porqué.
—Ally, bajaste al fin.—Mi madre me observó desde el salón mientras aparecía en silencio por la puerta.
Le sonreí y noté la presencia de mi padre y la de un individuo más.
—Y hablando de la reina de Roma...—Mi padre notó mi presencia.—Aquí está mi petit Ally.
El extendió los brazos para que me acercara y así lo hice.
—Buenas noches.—Dije para todos.
—Buenas noches Señorita Bonnet.—Dijo el hombre del cual no sabía su identidad aún.
Me solté del agarre de mi padre.
—Mi niña, viniste justo a tiempo para presentarte a Lorenzo Leclerc.
El hombre, ahora llamado Lorenzo extendió su mano derecha en un gesto cordial para presentarse. Acepté y respondí de igual manera.
—Allison Bonnet, es un gusto.—Su mano suave dio un apretón firma a la mía.
—Tu padre me ha dicho mucho sobre ti, es un placer al fin conocerte.
—Espero que solo cosas buenas.
Todos en la habitación se carcajearon.
El por qué Lorenzo Leclerc había llegado a nuestro hogar en una noche de lunes seguía siendo una incógnita hasta que nos sentamos a la mesa a degustar de la sopa como entrada.
—¿Y se puede saber por qué nos visita Señor Leclerc?—Le pregunté directamente.
El iba a responder pero mi padre se adelantó.
—El señor Leclerc y yo estamos celebrando el cierre de un negocio Ally.
Debía ser un muy buen negocio, porque raras veces mi padre invitaba a sus colegas o contrapartes en negocios a la casa, a menos que fuera una ocasión especial como dije antes.
—Así es, creo que será un buen negocio para ambas familias.—El señor Leclerc bebió de su champaña.—Y por cierto, puedes llamarme Lorenzo Ally.
