𝟬𝟬𝟬 ︙ 𝖮𝖢𝖤́𝖠𝖭𝖮.
𝘋𝘖𝘕𝘋𝘌 el sueño de Kassidy es ver el
océano, y Ellie le promete que la llevará a él.
Sin darse cuenta de que, para Kassidy, Ellie
era el océano del cual se había termina...
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La incomodidad estaba matando a Kassidy.
Sentada en una de las sillas de su casa junto a Kasen, la joven se preguntó porqué no se había dado cuenta antes de que el techo del comedor estaba descolchado, mientras jugaba con los dedos de sus manos en su regazo tratando de no pensar en la tensión que sentía si miraba a la mujer que tenía delante.
La muchacha miró a través de la puerta, rogando a su hermano sin palabras que terminara de preparar la comida lo más rápido que pudiera para que así ella pudiera sentirse algo menos incómoda.
—Y, dime, Kassidy. —la nombrada no le quedó más remedio que mirar a quien tenía en frente de la mesa— ¿Qué tal te estás adaptando a Jackson? —preguntó la mujer con una suave sonrisa— Kasen me dijo que te estaba costando un poquito...
Kass maldijo hacia sus interiores al no recordar cuántas veces le habían hecho la misma pregunta. Se sentía como un bicho raro cuándo le preguntaban aquello; como si fuera una inadaptada que no podía dormir sin un cuchillo en sus manos por miedo a que fuera atacada durante las noches. Aunque, se sentía aún más bicho raro al darse cuenta de que así era. O que aún le parecía sumamente extraño poder tomar una ducha de agua caliente o preparar algo de comer en una cocina con fogones.
Aquella vida tranquila le recordaba a los días en los que su madre era parte de los Luciérnagas como Kasen; dónde los tres cocinaban la cena juntos y hablaban sobre cómo había ido el día. Por aquella época, Grace, su madre, estaba llena de esperanzas. Esperanzas de cocinar la cena junto a sus hijos cada noche; un día más cerca de encontrar a la niña que supuestamente podría salvar la humanidad por ser inmune.
La chica se tensó aún más.
—Bien, voy bien. —contestó Kassidy— Algunas cosas aún se me hacen raras... Pero, estoy mejor que cuándo acabábamos de venir.
—Me alegro de escuchar eso. —sonrió la contraria— He pensado que algún día podríamos salir juntas de expedición, puedo pedirle a María que nos ponga en el mismo grupo. —propuso— Así podríamos conocernos mejor ahora que estoy saliendo con tu hermano, ¿verdad?
