¿Por que Chan tiene una obsesión tan grande con esa chica?
Daría hasta lo que no tiene por ella, hasta su vida, y estria dispuesto a matar a cualquiera que la toque.
Simplemente por que la ama...
-Sé cual es mi lugar, Katherine, querernos cuando nad...
—Buenas noches, perdón por la demora —esa voz, igual a la de él, no puedo creer que al final de la jornada sea parte de su ejército.
—¿Hyunjin? —hablé desorientada, no quería creer ésto, no quiero.
—¿Sorprendida? —pregunta Christopher
—Dime que no es verdad Hyunjin, dime que no trabajas para éste bastardo —murmuré ignorando a Christopher.
Entonces, ya él sabía que lo estaban buscando ese día en el puerto gracias a Hyunjin.
—Lo siento preciosa, pero las cosas no sales como uno quiere —espetó Hwang.
—No te saldrás con la tuya, voy a decirles a todos el tipo de soplón que eres...
—No tan rápido —Christopher me interrumpe—, abres esa hermosa boca y mataré a lo único valioso que te queda.
"Mataré a lo único valioso que te queda".
Trago seco y siento como un nudo se hace en mi garganta; mi corazón se estruja sólo de pensar que la perderé, y no puedo perderla.
A ella no.
—Te atreves a ponerle un dedo encima a mi abuela y te juro que te arrancaré las pelotas y te las haré comer —demando enojada y con lagrimas en los ojos.
Ellos ríen como si lo que hubiera dicho hace unos segundo hubiera tenido gracia.
—¿Por qué no me habías dicho que también era rabiosa? —pregunta Christopher riendo.
—Maldito —murmuro bajo.
—Princesa —me llama haciendo que levante mi cabeza, captando mi atención—, te tengo una oferta que te encantará.
—Si es para que trabaje contigo es un rotundo no —hablo segura de mis palabras.
Él me mira completamente serio.
—Lastima, pronto veras muerta a tu querida Nana —dijo alejándose que mí.
Maldicion Katherine, piensa rápido, no puedes dejar que la mate. No a ella, quedarás sola, completamente sola si te la quita, es lo único que tienes en ésta vida, utiliza tu cerebro Katherine, rápido.
Supongo que no tengo más opción.
—Está bien, trabajaré para ti, así como desas —antes de que cruzara la puerta hablé, aceptando su oferta.
Dios, ¿en qué me estoy metiendo?
—¡Excelente! Te aseguro que no te arrepentirás, preciosa —me mira con un brillo oscuro en sus ojos.
—Más tarde te llevaré los documentos a tu casa, mientras... —habla Hyunjin mientras se acerca a mi poniendo un paño negro en mi boca y nariz, como cuando me trajeron hasta acá.
Y sí, otra vez perdí la conciencia.
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