introducción

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Me bajé como pude del taxi, cogí las maletas y corrí hacia la zona de facturación de mi aerolínea.

Llegaba tarde, me quedaban 30 minutos para atravesar todos los controles y reunirme con mis nuevos compañeros de reparto.

Mientras hacía el papeleo de las maletas y todo recordé cómo me había enterado horas antes de que sería una de los protagonistas en la película La sociedad de la nieve, jamás había sentido tanta emoción en toda mi vida.

Era la última en saber que participaría en la película por lo que tuve que hacer las maletas corriendo e irme hacia el aeropuerto de Buenos Aires para reunirme con los demás del reparto que también viajarían conmigo a Uruguay, ya que el rodaje comenzaría en Montevideo.

En cuanto hube acabado corrí hacia el control policial, hice todo lo más rápido que pude y cuando salí, corrí hacia mi puerta de embarque, ya que escuchaba por los altavoces como estaban haciendo los últimos llamados para embarcar.

- Por favor, por favor.- susurraba para mis adentros mientras corría con el bolso por un lado, la mochila por otro y la maleta por otro. Pero entonces vi a unos chicos muy a lo lejos señalándome y hablando, quise enfadarme hasta que vi como corrían dos de ellos hacia mi.

Ambos eran más altos que yo, uno de ellos tenía cabello castaño claro y liso, pero corto de los lados y tenía aritos en las orejas. El otro era de cabello oscuro y rizado, su cara era muy de niño.

- ¿Miranda?.- preguntaron descoordinadamente mientras llegaban junto a mi, yo asentí agitada. - Somos tus compañeros, te ayudamos, sólo faltas tú.- aunque sentí un poco de vergüenza, me reí y dejé que me ayudaran con la mochila y la maleta, por la altura tenían más facilidad de arrastrar el objeto rodante.

Corrimos hacia la puerta y nos adentramos en el avión, entonces cuando nos sentamos, nos tocaba sentarnos a los tres juntos, recién pudimos hablar.

- Mil gracias, chicos. Me salvaron.- suspiré cansada.

- Yo soy Blas, encantado.- me regaló una tierna sonrisa el de cabello rizado. Él estaba en la ventana, después estaba el otro chico y en el pasillo yo.

- Yo soy Matías.- se presentó el de aritos. En ese momento me detuve disimuladamente a admirar sus facciones. Tenía ojos oscuros y nariz respingona, y esa sonrisa. El pibe era guapísimo la verdad, pero había que ser profesional.

- Encantada de conocerlos, yo soy Miranda, aunque ya lo sabían.-

- Jota nos dijo que venías tarde y nos ofrecimos a esperarte.- mi corazón se derritió ante las palabras de Matías.

- Son unos dulces.- hablé sin ocultar mi agradecimiento. - Muchas gracias.- el viaje comenzó y no hablamos mucho más, ya que entre que nos trajeron la cena y y todo, en una hora estábamos aterrizando.

𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑐𝑎́𝑚𝑎𝑟𝑎𝑠 || mαtı́αs recαltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora