Capitulo 2

699 46 1
                                    

  

— Señor Fushiguro, Megumi ya se durmió... —

Dijo el pelirrosa mientras el azabache padre del pequeño, esté lo miraba con cierta manera morbosa al joven maestro. Al final tras tanta súplica del pequeño accedió a que el maestro se quedará hasta que el niño se durmiera.

— Hmmm... ¿Por qué se quedó? ¿Eh? —

Dijo el pelinegro entre pequeñas
risillas mirando algo ¿Juguetón? A aquel maestro, el cual solo me puso muy nervioso, el maestro ya sabía que iba a responder, pero eso no cambiaba su incomodidad y lo tenso que se sentía.

— Ehm... Megumi es alguien muy especial, y al verlo así... —

— Dijo algo respecto a su madre, ¿Planea convertiste en su madre? responda —

Aquellas palabras hicieron que aquel momento incómodo y tenso para el joven lo fueran más, y nada mejoro con el acercamiento del mayor. El de ojos miel retrocedió un poco, paso a paso, hasta que un sillón de aquella sala amplia muy bien adornada de lo impide.

— so-solo decia que... Megumi es especial para mi... No quise decir algo así... —

Se sentía tan intimidado, incluso temblaba con el pensamiento de que el pelinegro podría darle un golpe. El pelinegro lo miro directamente a los ojos... Eran profundos e intimidantes sin darse cuenta su piel estaba erizada y maldecia no haberse puesto aquel saco beige que  había traído, sentía tanto frío y escalofríos.

— ¿Entonces no planea ser su mami? —

Dijo poniendo ambas manos en el sillón, entre el cuerpo del muchacho, el cual ya solo quería apartar al señor y salir corriendo.


— Señor, solo me malinterpreto.... Por favor con permiso, mejor olvidemos esto ¿Si? —

El pelinegro soltó un pequeño bufido y con una de sus manos tomo el mentón del muchacho, el cual solo desvío la mirada con temor. Miro sus bellos ojos color miel, eras profundo y hasta cierto punto podría ver un cierto color dorado, eran lindos.

— Vamos, no sea timido —

Dijo soltando una carcajada y acercándose al rostro del joven, sin darle tiempo de decir alguna palabras juntó sus sabios... Al principio el beso fue algo suave, pero tras unos pocos segundos fue de total pasión mezclada con la brusquedad y violencia de aquel robusto pelinegro.

El pelirrosa no sabía que hacer, estuvo unos cuantos segundos estático hasta que sus pulmones que exigían aire, y de inmediato trato de apartar al pelinegro, pero no lograba ni un pequeño movimiento de aquel, hasta que le dió pequeños golpes en el pecho con lo que por fin logro liberarse y tras toser un poco, tomo grandes bocanadas de aire tratando de calmarse y limpiando algo de babá que tenía de la comisura de los labios.

— Delicioso sabor... —

Dijo el mayor relamiendo su labio inferior mientras miraba con lujuria al joven, en su mente ya había imaginado tantas posturas en las que vería a aquel maestro de su pequeño hijo.

— Señor por favor, tengo que irme ¡Por favor! —

Cuando alzó un poco la vos para seguir con sus suplicas el pelinegro le tapo la boca con la misma mano con la que tenía su mentón, e hizo una seña con su dedo entre sus labios.

— Shhh... Vas a despertar al mocoso... —

Dijo acercando sus labios al cuello del joven maestro el cual no sabía en que realmente se había metido. El pelinegro saboreo el cuello del muchacho mordiendo y dejando marcas, alejo su mano de la boca del pelirrosa y mordió un poco su mentón.

¿Debería gritar?

No... No quería despertar al niño.

Vamos, no es posible que el Señor Fushiguro le haga eso ¿no es así?

Por favor señor, no diré nada... No volverá a verme, si le molesta mi presencia, por favor déjeme —

Suplique, no quería eso. Enserio no lo quería tenía mucho miedo, quiero irme, que alguien me ayude por favor.

Pero por favor, cómo piensa eso. Para nada, usted puede quedarse incluso a "dormir" si prefiere —

El pelinegro paso sus manos por los glúteos del muchacho mientras los masajeaba  un poco, suaves y grandes, se preguntaba cómo era posible que un hombre tenga su trasero así, parecía irreal. No quiso detenerse, mientras con una mano masajeaba uno de los glúteos de ojo miel, con la otra desabrochaba la camisa del lindo hombre.

— Señor... —

Se sentía miserable, quería que parara pero dudaba que pudiera, el pelinegro con miro un momento.

— ¿No te gusta? —

Sus esperanzas volvieron al escuchar esa pregunta, asintió mirando a otro lugar con su mano tapando su sotro, mientras trataba de taparse un poco su pecho.

— Ya va a gustarte, se perseverante —

Con eso siguió y la verdad comenzó a desesperarse, sintió que era muy cuidadoso, entonces decidió bajar de un tiron el pantalón y ropa interior  del pelirrosa, siento como se exalto aquel, miro hacia el suelo en dónde entraba la parte inferior de ropa del muchacho, y se sorprendió al ver ropa interior de mujer. Miro hacia la entrepierna del pelirosa y se encontró con una sorpresa allí.











Espero os haya gustado el capítulo, si hay faltas de ortografía, háganmelo saber, por favor. ✿

H E L P  M E ෆDonde viven las historias. Descúbrelo ahora