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Lois había dejado su vida de lado desde la muerte de Keyla, no había estado yendo a su trabajo, la cobriza se la pasaba en su departamento pensando en Keyla porque olvidarla era algo que no podia hacer, todos los días solía ir algunos momentos a los restos que quedaban de la estatua de Keyla en Metropolis, solía visitar a Martha para hablar con ella o a veces solo observaba el anillo en su mano recordando todos los momentos que había vivido con Keyla a su lado.
— ¿quien es? — preguntó Lois cuando escucho que tocaban la puerta de su departamento
— Martha — contestó la mujer del otro lado
Lois se apresuró en abrir viendo con sorpresa a la mujer.
— finalmente fui al Daily Planet para buscar las cosas de Keyla — comento Martha mientras que Lois llevaba dos tazas de cafe — no sé por qué, no tengo dónde ponerlas
Las dos mujeres estaban sentadas en la mesa conversando y tomando el cafe que Lois había preparado.
— perdí la granja — revelo Martha — me retrace en los pagos un tiempo, la verdad es que la casa era muy grande para mi sola
— sabes que aquí eres bienvenida — dijo Lois segura — cuando sea el tiempo que necesites
— Gracias, Lois — Martha sonrío — eres muy amable, pero encontré un lugar perfecto para mi cerca de donde trabajo — Martha suspiro — no vengo a pedir ayuda, vine porque cuando vi al señor Perry me dijo que no has ido a trabajar desde la muerte de Keyla
Lois cerro los ojos por un segundo y luego negó con la cabeza.
— es duro — murmuró
— todo mundo esta de luto, llorándole a un símbolo — dijo Martha — a donde quiera que voy veo esa S... escuchó a las personas que hablan como si la conocieran pero ellos no conocieron a Keyla... y no puedo detenerlos y mirarlos y decirles lo orgullosa que estoy de mi hija
Lois escuchaba con sentimiento las palabras de Martha.
— tu eres la única que sabe, que siente lo mismo que yo, con la carga de un secreto además del dolor — Los ojos de Lois se cristalizaron — vine hasta aquí por que quería verte... decirte que te entiendo
Lois se relamió los labios pensando sus palabras.
— es que... jamas amare a nadie como amo a tu hija — revelo Lois triste — la extraño mucho... no sabes cuanto
— igual yo linda — murmuró Martha
Lois respiro lentamente para recuperar la calma.
— Martha quiero que sepas que si necesitas algo aquí estoy — murmuró Lois
— hay algo que puedes hacer por mi linda — dijo Martha — vuelve a la vida
Luego de aquella conversación Martha se fue del lugar y Lois se quedo pensativa en lo que Martha le había dicho.
