02 - Una vida gatuna

1.2K 151 3
                                    

Todo se volvió un caos.

Jennifer y Pelusa se habían lanzado a defender al amable joven que les daba comida y cariño, y entonces Itadori tenía tres gatos peleándose sobre su cabeza.

Intentaba quitárselos a cómo de lugar, pero parecían no ceder. Hasta que de un arañazo Satoru salió de su rostro, y por ende el par de gatos protectores bajaron del muchacho, dispuestos a matar al invasor si era necesario.

El pelirrosa pensó en lo mucho que le dolía el rostro y la cabeza, la mayoría de sus rasguños eran por el gato albino.

Respiró profundamente, intentando contener su enojo. Se sentía cerca de hacer estofado de gato blanco.

—¡Oigan!— El gato nuevo seguía en posición defensiva, estando de frente al humano. Los dos gatos se dieron vuelta, con una expresión de inocencia. —¡Por dios! ¡Calmense!

Los tres supieron que estaban en problemas.

Primero se acercó a sus queridos gatitos, agachándose para regañarlos. —No tienen que defenderme, yo puedo quitarme un gato de encima, ¡Pero no puedo quitarme tres!

Ambos bajaron la cabeza, y recibieron suaves caricias. —Pero les recomendaría que hablen con el nuevo, porque sino tendré que llamar a control animal.

Todos lo trataban cómo un loco por hablar con tanta naturalidad con esos gatos, pero Yuuji estaba completamente seguro de que lo entendían.

Satoru lamió sus patas, esperando su regaño, pero para su sorpresa, nunca llegó.

En cambio, escuchó un fuerte portazo, y el callejón del restaurante volvió a quedar en oscuridad.

—Ya lo hiciste enojar, estúpido...— la gata manchada lo miró enojada.

—Si no vas a traer cosas buenas, es mejor que te vayas— el gato negro le maulló severamente. —Estamos aquí porque ese humano es un ángel, por el no nos ha llevado servicio animal...

—...Y tu en dos días casi arruinas todo eso, tarado— complementó Jennifer.

"Me da igual" maulló, pero para su sorpresa, no estaban allí, ambos gatos ya habían subido a sus lugares para descansar. No le habían prestado atención en absoluto.

Se sentía cómo un niñito regañado, a veces los dioses más viejos solían regañarlo, pero nunca le importó. El podía hacer lo que quisiera porque era el más poderoso...

Pero ahora no era más que un gato.

Se recostó en su bolsa de basura, haciéndose bolita.

Ya pensaría en algo mañana.

𝐔𝐍𝐀 𝐕𝐈𝐃𝐀 𝐆𝐀𝐓𝐔𝐍𝐀

—¡Jesucristo en bicicleta! ¿¡Qué carajos te pasó, Itadori!?— Nobara fue la primera en acercarse al verlo tan rasguñado.

—No fue nada...— suspiró con pesadez.

Ella comenzó a inspeccionar los rasguños. —¿Fueron esos estúpidos gatos? Agh... Te dije que teníamos que llamar a control animal, pero eres tan terco cómo siempre...

—No, no— se cerró a la idea inmediatamente. Siempre cuando las cosas se salían de control, les decía a los gatos que llamaría a control animal, pero nunca iba en serio. —Sería terrible para ellos, están acostumbrados aquí... Los sacarían de su hogar, y si nadie los adopta morirían...

La castaña pudo ver a su amigo al borde de las lágrimas, renegó con la cabeza y se acercó a el.

—Bien, bien. Vamos a dejarlos allí, pero ten cuidado, ¿Si?

Annoying kitten › GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora