𝟷. El Inicio de la escuridad

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La Ilusión del Sueño

Desde pequeño, Naruto irradiaba una energía inquebrantable y una determinación feroz.

—¡Seré Hokage y todos me respetarán! ¡Lo demostraré!

Pero sus palabras eran recibidas con risas burlonas y miradas de lástima. Los aldeanos, en lugar de apoyarlo, lo miraban con desconfianza y miedo. Incluso los niños lo evitaban como si fuera un paria.

El Despertar de la Realidad

Un día soleado, Naruto corría por las calles polvorientas de Konoha, proclamando su sueño con una energía desbordante. De repente, un grupo de aldeanos lo acorraló en un callejón oscuro y estrecho.

—¿A quién pretendes engañar, Naruto? —gritó uno de los hombres con desdén, su voz resonando en el silencio del callejón.

Los otros asintieron con gestos burlones y hostiles.

—Nunca serás Hokage. Eres solo un niño con un monstruo dentro —añadió otro, su tono cargado de amargura y resentimiento.

Naruto, confundido por el repentino cambio de tono, intentó defenderse con palabras de esperanza y convicción. Pero sus esfuerzos fueron en vano. Las risas burlonas pronto se convirtieron en golpes despiadados.

La Golpiza

Los aldeanos lo rodearon como hienas hambrientas, lanzando golpes y patadas sin piedad. Naruto luchó con valentía, pero estaba superado en número y fuerza. Cada golpe que recibía era como un recordatorio doloroso de su posición en la aldea: un marginado, un paria, un símbolo del temor colectivo.

—¡Dilo! ¡Dilo ahora! —gritó uno de los aldeanos, sujetando a Naruto por el cuello de la camisa.

—Los sueños... son solo sueños —murmuró Naruto entre dientes, su voz entrecortada por las lágrimas y el dolor.

El eco de las risas crueles llenó el callejón mientras lo dejaban caer al suelo, su rostro ensangrentado reflejando la desesperación en sus ojos azules.

Regreso a Casa

Con el cuerpo dolorido y el espíritu roto, Naruto cojeó de regreso a su modesta vivienda en las afueras de la aldea. Cada paso era un tormento, pero se obligó a seguir adelante, resistiendo el deseo de desmoronarse en el suelo.

Al entrar en la pequeña habitación que llamaba hogar, Naruto se dejó caer en su cama desordenada. La oscuridad de la noche comenzaba a envolver la habitación, pero su mente seguía atormentada por las palabras hirientes y los golpes que había recibido.

La Manifestación del Zorro

En la penumbra de la habitación, una presencia ominosa comenzó a hacerse sentir. Una sombra oscura y amenazante se materializó frente a Naruto, tomando la forma de Kurama, el Zorro de Nueve Colas.

—Niño, has visto el verdadero rostro de la aldea —susurró Kurama con una voz profunda y siniestra.

Naruto levantó la vista, sus ojos azules brillando con una mezcla de miedo y determinación.

—No pueden seguir tratándome así. No puedo soportarlo más —murmuró Naruto, su voz temblorosa pero llena de resentimiento acumulado.

Kurama sonrió con malicia, sus ojos amarillos brillando en la oscuridad.

—Te ofreceré mi poder, Naruto Uzumaki. Juntos podemos hacer que todos aquellos que te han herido paguen por su desprecio —propuso Kurama, su voz resonando en la mente de Naruto como un eco de venganza.

El Pacto

Naruto sintió una oleada de emociones encontradas: rabia, dolor, pero también un hilo de esperanza. Sabía que Kurama representaba un poder increíblemente peligroso, pero en su desesperación, la oferta parecía tentadora.

—Sí, dame ese poder. Haré que todos lamenten haberme subestimado —respondió Naruto, sus puños apretados con determinación.

Kurama emitió una risa gutural, una mezcla de satisfacción y anticipación por lo que vendría.

—Entonces, lo haremos. Pero recuerda, Naruto Uzumaki, una vez que tomes este camino, no hay vuelta atrás —advirtió Kurama solemnemente.

Naruto asintió con firmeza, aceptando el pacto oscuro que cambiaría su destino y el de Konoha para siempre.

La Transformación

Desde ese día, Naruto cambió. Se volvió más distante, más frío. Entrenaba solo en las horas nocturnas, lejos de las miradas curiosas y de los lugares donde alguna vez encontró consuelo y amistad.

—No necesito a nadie. Me haré fuerte por mí mismo —murmuraba para sí mismo mientras lanzaba golpes a un tronco de árbol con furia descontrolada.

Los ojos azules de Naruto ya no brillaban con la misma inocencia y determinación. En su lugar, ardían con una luz roja y peligrosa, reflejo de la ira y el deseo de venganza que lo consumían.

El Camino Hacia la Oscuridad

Sin saberlo, Konoha había creado a su propio enemigo. Naruto Uzumaki, el niño con el destino de Hokage grabado en su corazón, se estaba transformando en algo mucho más peligroso. La semilla de la oscuridad plantada en su interior crecía con cada día que pasaba, alimentada por el dolor y la traición que había sufrido a manos de aquellos a quienes confiaba.

El niño que una vez soñó con unir a su aldea y liderarla hacia un futuro brillante ahora estaba decidido a cambiar ese destino. Konoha pronto aprendería que había despertado a una fuerza que no podían controlar.

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⏰ Última actualización: Jun 04 ⏰

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