Capítulo 5: no jodas Ichigo.

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Los palitos fosforescentes eran sacudidos con emoción y vigor. Los fans aclamaban con felicidad y emoción a las chicas que bailaban en el escenario. Todo era ruido y emoción, todos con sonrisas en sus rostros por el concierto.

Dentro de todo el alboroto, había un chico con cabello rubio que miraba todo con aburrimiento. Él solo se apoyaba en la baranda que estaba enfrente del escenario, sin ningún interés real por el concierto. Su mirada estaba puesta en una sola persona, Ai Hoshino. La chica que no solo estaba en el centro del escenario, sino también en el centro de su atención.

La sudadera con capucha que llevaba ayudaba a que la gente no lo reconociera. Aunque dudaba que eso pasaría, todos parecían unos idiotas de mierda que solo les interesaban las chicas jóvenes.

Todas las chicas se inclinaron levemente antes de despedirse de todo el público, señal inconfundible del fin del concierto.

Todos los fans se fueron dispersando poco a poco, algunos tenían boletos especiales para los eventos de apretón de mano que se llevarían a cabo ahora mismo. Él también tenía uno, pero siendo sincero no tenía muchas ganas de ir en estos momentos, aunque por otro lado sería un gran desperdicio de dinero, este boleto no fue muy barato que digamos.

Salió lentamente del concierto, el evento de apretones de mano sería en la puerta del norte, así que tendría que caminar un poco hasta la entrada.

No tenía prisa por llegar, no le importaba lo suficiente como para correr. Aunque ese no parecía ser el caso para el resto de la gente que ya estaba mucho más adelante que él, con respiraciones agitadas se veía que habían corrido para ser los primeros en la fila.

Tuvo que interrumpir su paso cuando fue chocado por un hombre con una sudadera negra. Su cabello negro que no fue lavado desde hace unos días, junto con el apestoso olor que emanaba, fueron cosas que caían en el típico cliché de un Otaku de ídols.

-¡Fíjate por donde vas, imbécil!- Hikaru no pudo evitar gritar cuando fue derribado, a veces odiaba ser un poco más bajo que el promedio.

El tipo no se detuvo en absoluto, se preguntó si por lo menos lo escuchó. Un verdadero idiota si te preguntas a él.

Se sacudió el polvo de su ropa antes de seguir con su camino. Puso una sonrisa feliz en su rostro, algo que no hacía desde sus días en el teatro Lala Lai. Ese idiota no arruinaría este día.

Se sentía más feliz y libre estos días, fue como volver a sus 11 años. No recordaba la última vez que estaba así de feliz. Por lo general, siempre sonreía, incluso cuando esa perra lo tocaba... Pero hoy estas sonrisas no eran mentiras, fue una sensación increíble.

Miró a todos los fans que estaban intentando pasar por el personal de seguridad. Parecían perros que seguían una pelota. Todo en el mundo del espectáculo es falso, en especial las ídols que tanto admiraban. Están intentando perseguir una pelota que nunca fue arrojada, aunque como un perro siguen buscando algo que nunca existió en primer lugar. Si alguno de ellos llegara a encontrarse con la bola, estarían horrorizados con lo que verían en ella. Es tan divertido y oscuro a la vez, que da risa.

Hikaru sacó un colgante de su bolsillo para mostrar al imponente guardia que estaba parado enfrente de él. El guardia asintió levemente antes de dejarlo pasar hacia el interior del pequeño estadio.

Lo primero que vio al entrar fue al mismo chico que lo empujó unos momentos antes. Si Hikaru no lo supiera mejor, diría que parecía un asesino, con esa sudadera y la falta de higiene parecía algún tipo de psicópata.

El chico pelinegro estaba murmurando algo para sí mismo. Sujetaba un pequeño papel que tenía algo inscrito, aunque por la distancia no podía distinguir qué era. No tardó mucho en desaparecer en la multitud.

El Lindo Barista Rubio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora