La vida de Naruto no fue fácil en absoluto. Sus padres murieron cuando era solo un bebé pequeño, y toda su infancia la pasó de un orfanato a otro, lugares que raramente trataban bien a los jóvenes.
A pesar de sus habilidades sociales que siempre lo destacaban rápidamente, muchas cuidadoras lo llegaron a llamar demonio debido a sus constantes bromas. Aunque siempre era reprendido, ver a los niños reír le daba la fuerza para continuar, a pesar de los fuertes castigos.
A veces lo dejaban a su suerte después de sus bromas, pero no los culpaba. Él eligió hacer las bromas para hacerlos felices, sin necesidad de ser visto como un héroe a adorar.
El único chico que no se echó atrás fue Sasuke. Incluso lo ayudó a hacer varias bromas sin ser descubierto por las matronas del orfanato.
Desde que Sasuke llegó al orfanato, se interesó en lo que hacía y fue el único que comprendió por qué lo hacía, ayudándolo en su propósito. Naturalmente, se hicieron amigos y Naruto aprendió mucho sobre Sasuke.
Resulta que los padres de Sasuke murieron en un accidente de coche cuando él tenía 4 años. Su único apoyo fue su hermano Itachi, de 11 años en ese momento. Sin embargo, ambos fueron enviados a orfanatos diferentes un año después y terminaron aquí.
-Es muy entendible, ¿pero estás seguro? Las calles de Tokyo son muy peligrosas -comentó Naruto, tocándose la barbilla y cuestionándose la decisión de su amigo.
-No me importa. Las calles son mejores que seguir aquí. Ya lo tengo todo listo para irme, solo quería que lo supieras -respondió Sasuke de manera tranquila, ambos recostados en una sola cama.
-Sabes, cuando te vi llegar por la puerta el año pasado, pensé "este chico parece un emo con un palo metido en lo más profundo de su trasero" -dijo Naruto con alegría.
-"¿Pero?" -preguntó Sasuke.
-No hay un pero, si tienes un palo metido en tu trasero, Teme -añadió Naruto encogiéndose de hombros.
Una vena de enojo apareció en la frente de Sasuke.
-¡Cuantas veces te dije que no me llames así, dobe de mierda! -gritó Sasuke molesto.
Naruto rió, sabía cómo tocar las fibras sensibles de Sasuke.
-Creo que estás pasando mucho tiempo con Tayuya. Ya te está pegando sus groserías -comentó Naruto.
-¡Cállense, intentamos dormir! -gritó un chico pelirrojo enojado.
-¡Cállate, Jūgo! -le respondió su compañero de cama.
-Lo siento, Suigetsu. Es solo que estos idiotas no me dejan dormir -se excusó.
-¡Ya sabemos quién lleva los pantalones en la relación! -gritó una chica pelirroja.
-¡Oh! ¡Cierra el pico, Karin! -exclamó Jūgo molesto.
-¡Váyanse a la mierda! ¡No hay un momento de paz en este cuarto! ¡Maldito sea el día que me tocó dormir con ustedes! -gritó Tayuya enfadada.
Karin asintió, de acuerdo con su compañera de cama.
-Tienen suerte de que Kimimaro tenga un sueño profundo, si no ya les hubiera dado una paliza por despertarlo- advirtió.
Los cuatro chicos temblaron ante la mención de Kimimaro, el único que no compartía cama con nadie debido al miedo que inspiraba.
-Dicen que el último chico que durmió con él fue brutalmente golpeado al día siguiente.
Naruto hizo algunos sonidos aterradores para asustar a su compañero de cama.
-Necesitarás más que eso para asustarme, dobe. ¡Cambiemos de lado, me gustaría estar contra la pared!-habló Sasuke en un susurro.
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El Lindo Barista Rubio.
HumorAi Hoshino tenía que admitir que los conciertos se estaban volviendo más exigentes conforme iban ganando más popularidad, tal vez algo dulce podría animarla después de un concierto agotador o tal vez solo sea una excusa para ver al sexi barista rubi...