Capítulo 3: El pasado que nos une

387 36 4
                                    

La vida de Naruto no fue fácil en absoluto. Sus padres murieron cuando era solo un bebé pequeño, y toda su infancia la pasó de un orfanato a otro, lugares que raramente trataban bien a los jóvenes.

A pesar de sus habilidades sociales que siempre lo destacaban rápidamente, muchas cuidadoras lo llegaron a llamar demonio debido a sus constantes bromas. Aunque siempre era reprendido, ver a los niños reír le daba la fuerza para continuar, a pesar de los fuertes castigos.

A veces lo dejaban a su suerte después de sus bromas, pero no los culpaba. Él eligió hacer las bromas para hacerlos felices, sin necesidad de ser visto como un héroe a adorar.

El único chico que no se echó atrás fue Sasuke. Incluso lo ayudó a hacer varias bromas sin ser descubierto por las matronas del orfanato.

Desde que Sasuke llegó al orfanato, se interesó en lo que hacía y fue el único que comprendió por qué lo hacía, ayudándolo en su propósito. Naturalmente, se hicieron amigos y Naruto aprendió mucho sobre Sasuke.

Resulta que los padres de Sasuke murieron en un accidente de coche cuando él tenía 4 años. Su único apoyo fue su hermano Itachi, de 11 años en ese momento. Sin embargo, ambos fueron enviados a orfanatos diferentes un año después y terminaron aquí.

-Es muy entendible, ¿pero estás seguro? Las calles de Tokyo son muy peligrosas -comentó Naruto, tocándose la barbilla y cuestionándose la decisión de su amigo.

-No me importa. Las calles son mejores que seguir aquí. Ya lo tengo todo listo para irme, solo quería que lo supieras -respondió Sasuke de manera tranquila, ambos recostados en una sola cama.

-Sabes, cuando te vi llegar por la puerta el año pasado, pensé "este chico parece un emo con un palo metido en lo más profundo de su trasero" -dijo Naruto con alegría.

-"¿Pero?" -preguntó Sasuke.

-No hay un pero, si tienes un palo metido en tu trasero, Teme -añadió Naruto encogiéndose de hombros.

Una vena de enojo apareció en la frente de Sasuke.

-¡Cuantas veces te dije que no me llames así, dobe de mierda! -gritó Sasuke molesto.

Naruto rió, sabía cómo tocar las fibras sensibles de Sasuke.

-Creo que estás pasando mucho tiempo con Tayuya. Ya te está pegando sus groserías -comentó Naruto.

-¡Cállense, intentamos dormir! -gritó un chico pelirrojo enojado.

-¡Cállate, Jūgo! -le respondió su compañero de cama.

-Lo siento, Suigetsu. Es solo que estos idiotas no me dejan dormir -se excusó.

-¡Ya sabemos quién lleva los pantalones en la relación! -gritó una chica pelirroja.

-¡Oh! ¡Cierra el pico, Karin! -exclamó Jūgo molesto.

-¡Váyanse a la mierda! ¡No hay un momento de paz en este cuarto! ¡Maldito sea el día que me tocó dormir con ustedes! -gritó Tayuya enfadada.

Karin asintió, de acuerdo con su compañera de cama.

-Tienen suerte de que Kimimaro tenga un sueño profundo, si no ya les hubiera dado una paliza por despertarlo- advirtió.

Los cuatro chicos temblaron ante la mención de Kimimaro, el único que no compartía cama con nadie debido al miedo que inspiraba.

-Dicen que el último chico que durmió con él fue brutalmente golpeado al día siguiente.

Naruto hizo algunos sonidos aterradores para asustar a su compañero de cama.

-Necesitarás más que eso para asustarme, dobe. ¡Cambiemos de lado, me gustaría estar contra la pared!-habló Sasuke en un susurro.

El Lindo Barista Rubio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora