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Montevideo, Uruguay

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Montevideo, Uruguay. 📍

Nunca le costó tanto llevar a cabo la acción de inhalar y exhalar.

Respirar aire nuevo le aterraba, pisar tierras que nunca caminó y relacionarse con personas que no deseó.

Cuando el avión aterrizó y detuvo su sonido sofocante las piernas le comenzaron a flaquear.

Hizo fuerza para retenerse y no querer volver a su país nadando o colgándose de las hélices del avión.

Los pensamientos poco racionales fueron interrumpidos por la azafata indicándole que tenía que bajar.

¿Y si no quería? ¿La iban a bajar a la fuerza?

sí, así fué.

Casi a rastas fué sacada del avión, parándose enfadada en las tierras Uruguayas.

Se encaminó a las puertas del aeropuerto para buscar algún cartel con su nombre.

Siguió con la mirada a todos los papeles, buscando un Nardoni escrito en alguno.

Obviamente no lo encontró, a su remedio vió un papel blanco con un remarcado Vogrincic en él.

Un hombre con traje negro y lentes de sol lo movía de lado a lado, insistente.

A su lado vió a un chico un poco más algo con una gorra y también lentes oscuros, con semblante serio, oscuro.

Él miraba constantemente a su reloj mientras movía su pie impaciente.

Lo reconoció en el momento que hicieron contacto visual.

Él era su marido, bueno, si hablamos formalmente.

Caminó de manera firme, capaz y audaz. Metiéndose en el papel de antagonista. No se iba a dejar pisotear por nadie.

Mucho menos por el desconocido.

Se interpuso entre el pelinegro y el abogado, erguida. Con el paso firme y la cabeza en alto caminó siguiendo a sus guías, molesta por algún que otro flash que los noteros no parecían querer esconder.

Conveniencia- Enzo Vogrincic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora