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— ¿Cuántos besos tendría que darte para ruborizarte? — preguntó Ari, intentando animar a su novio.

Juan estaba por volver a rapar su cabello a cero, para no sufrir cuando comenzara a caer por los súbitos y fuertes medicamentos nuevos , y estaba lagrimeando y sorbiendo su nariz constantemente porque siempre había cuidado mucho su corto cabello.

Las pruebas, de alguna forma, habían dado lo justo para que volviera a tratamiento, y mañana estaría yendo de nuevo al hospital.

— Quizás puedas averiguarlo— dijo Juan.

Yoongi vió su puchero, su expresión triste, el mayor miraba la afeitadora eléctrica y suspiró, antes de apretar el botón que la encendía.

— Deja, bebé— Ari detuvo su mano para tomarla él—. Lo haré yo, nene, así te dejo bonito, es fácil porque ya eres hermoso.

Juan cubrió sus ojitos y sus hombros temblaron con algo de llanto, Ari detuvo la maquinita y lo abrazó por la espalda,vio a ambos en el espejo del baño, y sonrió porque en serio se veían bonitos juntos.

— Vamos, Juanito— murmuró la menor, dejó besos en sus manos, en su cuello y en lo que llegaba a mostrar de su mejilla—, te llevaré a teñir tu cabello todas las semanas si quieres, muy pronto, muy, muy, ¿Lo sabes?

Juan sorbió su nariz, asintió levemente.

— Te amo, bebé , y eres lo más bello que hay— dijo la menor, su tono revozaba de sinceridad.

Juan se borró las lágrimas y se dejó abrazar por su novia, hasta que se tranquilizó y Ari encendió la maquinita, y comenzó a dibujar cosas mientras el menor reía, primero con líneas, despues dibujó un corazón que luego le dió forma de pene, haciendo que Juan se molestara, siguió escribiendo su nombre y mientras el pequeño se cuestionaba por qué seguía con él, terminó para dejar todo cabeza sin un sólo cabello.

Al mirarse lo primero que quiso fue colocarse un gorro inmediatamente.

Ari lo giró hacia él, beso su frente, su nariz y sus labios con suavidad.

— Eres bellísimo.

Juan sonrió y sintió el calor subir a sus mejillas, mientras Ari pasaba sus pulgares por estas, totalmente enamorada de él, sonrió al sentirse tan feliz y verdaderamente correspondido.

Por la mañana empezaría el tratamiento, y como no podía faltar, Ari fue con él, tomó su mano y murmuró un "Puedes tomar mí mano, para sentirte mejor", haciendo que riera.

Con un gorro rosa que su novia le había tejido, y tomando su mano en una habitación privada, conectado a un suero con nuevas medicinas, Juan comenzó su nuevo tratamiento, mientras Ari le hablaba de cualquier cosa que se le ocurriera, haciendo que el tiempo pasara más rápido y mejor.

Y Juan en serio lo apreciaba y no podía pedir una novia mejor en el mundo.

Quimio  ⸻  Adaptación Sebari Donde viven las historias. Descúbrelo ahora