El canto del viento

Parte 5 La lágrima del canto

- ¿ Qué esta pasando ? - le pregunta ella

Ese hombre era Sebastián, quien la había agarrado para tranquilizarla. Él salió afuera para ver quién era, pero no podía distinguir nada. Ya estaba muy oscuro y el anochecer escalofriante se convertía en terror. Le dijo que esperara allí, que se sentara a tomar el té caliente que le había preparado. Melanie ya no quería saber más nads, si bien se sentía aún más tranquila, aún seguía sospechando de toda esa rara situación entre los dos.

- Además, te traje aquí porque quiere escucharte cantar con mi piano, yo grabo ¡te puedo hacer muy famosa si realmente querés! - Le dijo muy entusiasta.

- Pero, ¿Cómo sabés mi nombre, que toco el piano, que canto ... ? - seguía cuestionando ella, se levanta furiosa de la silla para irse. Él la agarró con violencia.

- Sh ... - Le dijo despacio al oído - Ahora no te vas a poder escapar. Demasiado tarde.

Sebastián la quería seguir engañar pero ya no sabía que más inventar. Él, desde hace mucho, deseaba con toda su alma ser un cantante lírico masculino y tener éxito como ella, pero nunca lo pude ser porque sus padres lo abandonaron en un internado desde pequeño y no tuvo la posibilidad de estudiar canto. En su adolescencia, una familia lo adoptó, pero para él nada era suficiente. Aún no podía curar ese odio, ese rencor que se había hecho carne, a causa del abandono. Una madrugada, en la misma casa en la que vive, asesinó a sus padres adoptivos y luego quitarse la vida. A causa de ello, a los doce años lo encerraron en un horrible internado para enfermos de salud mental. Hace dos años que se escapó de ese feo lugar, donde sufría constantemente, en donde Melani había hecho contribuciones voluntarias y los dueños la usaron para poner un alambrado de seguridad, pues muchos quisieron escaparse como él.

- Solo pensé que sabías tocar el piano, te escuché catar y, bueno, pensé eso.

- ¡ No. Mira, esto no está yendo bien. Mejor me voy a casa, deben estar preocupados mis padres.

- Mirá, si sospechás, podés irte y si querés te acompaño. Ningún problema.

Ella lo pensó, pensó que podría cumplirse su gran sueño de ser reconocida mundialmente como una buena cantante lírica. Además, viomuchos discos en una biblioteca, por lo que le dio un indicio que a él también le gustaba la música.

- Esta bien - Dijo ella. Con su tono de voz seguro y desafiante.

Comenzó a caminar lento hacia a donde se encontraba el piano que parecía llamarla desesperadamente. Siguió caminand, solo se escuchaban sus pasos en el piso parqué. Tomó el banquito, lo corrió, y levantó la tapa del viejo piano que parecía intacto. Se sentó y comenzó a tocar lentamente. Al cantar parecía que todo iba tomando temperatura. Empezó a desencadenarse y la canción tomó volumen. Sebastían solo la miraba desde su cómodo sofá rojo, y sonrría. Ella cantaba y cantaba, se metía dentro de sí misma, y no veía el afuera. Todo tomó tanto calor que mágicamente se derretían los objetos, hasta las habitaciones del segundo piso estaban ardiendo. Mientras cantaba vio en aquella repisa, al lado de la biblioteca en la que se encontraban unos discos tapados con una tela marrón, un diario que decía "La cantanta Melanie ha sufrido un accidente y queda sin memoria".

Dejo de cantar, su cara se apagó y se cuerpo cae al piso. Sebastián ríe, se levanta y destapa la tela marrón dejando en descubierto que esos discos era los que ella había vendido a lo largo de su carrera. El fuego ardiente de la casa no era mágico, era real. El humo tóxico la confundía y comenzó a ver imágenes del pasado, a recuperar su memoria. ¿La estaba recuperando? ¿O se estaba muriendo y solo veía su vida de principio a final? ¿O ambas?, una lágrima salía de sus ojos.

Entran los bomberos, la ambulancia con los paramédicos, gritos, mareos, descontrol. La madre quería entrar, el padrastro, y aún las hijastras que, si no hubiese sido por ellas, nadie hubiera llamado a la policía.