⠀⠀ ⠀ ii. la llamada.

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𝙖𝙩𝙚𝙣𝙚𝙖 𝙞𝙣𝙯𝙪𝙣𝙯𝙖

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𝙖𝙩𝙚𝙣𝙚𝙖 𝙞𝙣𝙯𝙪𝙣𝙯𝙖

su primer sesión junto a ovidio guzmán no había salido como ella esperaba, de hecho fue más complicada de lo que alguna vez imaginó. aunque aún así logró notar ciertas cosas de su persona que serían útiles más adelante; como que tenía mucho odio y resentimiento dentro de él, sabía que la vida de un narcotraficante no debía ser tan increíble como las pintaban en las narcoseries que había visto. dudaba mucho que la mayoría de personajes estuvieran totalmente agusto con sus vidas. pero no todo era tan malo, había logrado entablar una pequeña conversación con su paciente y aunque la interacción fue muy poca, para atenea había sido más que suficiente. al menos había avanzado.

aún faltaba alrededor de una hora para su siguiente sesión, por lo que se paseaba por los pasillos del penal con varias carpetas entre sus brazos. las llevaba a su pequeña oficina, durante toda la mañana se había encargado de reunir los documentos del psicólogo anterior asignado a ovidio, necesitaba saber si él sí logró obtener algo de información del hijo del chapo o no. también se dedicó a imprimir y recortar algunas notas de los periódicos que pudieran ser de interés para el hombre.

aunque su camino se vió interrumpido por un guardia de seguridad que corrió hacia ella, llamando completamente su atención, lucía cansado. probablemente había corrido mucho antes de encontrarla.

- ¿qué pasó? ¿qué ocurre? ¿está todo en orden? - atacó con varias preguntas, acelerando el paso para llegar a su lado.

y la respuesta que recibió sin duda no era la que esperaba.

- ¡su pacientito se está agarrando a golpes en el comedor!

- ¿qué?

un día, apenas llevaba un día en ese lugar y probablemente ovidio guzmán ya la había metido en problemas. su cuerpo reaccionó casi en automático y comenzó a caminar rápidamente detrás del guardia, quien la guiaba entre todos los pasillos que ella no conocía aún.

los gritos y el alboroto se escuchaban cada vez más cerca, y eso solo hacía que aumentara su desesperación por saber si él se encontraba bien. los reclusos creaban una bolita al centro del comedor, algunos reían y otros simplemente gritaban cosas que ella no lograba distinguir, mientras los oficiales trataban de alejarlos.

logró verlo y aunque probablemente no debía hacerlo, dejó sus carpetas sobre la mesa más cercana y se adentró en la bulla, recibiendo algunos empujones de parte de los hombres.

- ¡suéltalo! ¡ovidio, suéltalo! - gritó con desespero, jalando al chapito por su camisa, buscando separarlo de su agresor. - , ¡ya suéltalo!

en respuesta solo recibió un ligero empujón, tratando de alejarla de él. pero era tan terca que volvió a acercarse.

- ¡ovidio, te estoy hablando! - gritó una vez más.

recibió otro empujón, pero esta vez no venía de parte del sinaloense. habían utilizado tanta fuerza en alejarla que en un descuido cayó de pompas sobre el suelo.

𝘮𝘪 𝘣𝘦𝘭𝘭𝘰 𝘢𝘯𝘨𝘦𝘭 𖹭⁩ 𝙤𝙜𝙡.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora