━━ ❝ 𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐏𝐄𝐋 ❞┊ [When I Fly Towards You]

━━ TWENTY-TWO.

➤ EL DÍA ERA PRÁCTICAMENTE PERFECTO, de no ser por las ansias y nervios de Xiang Lea-Ming.

Paseaba de un lado a otro por toda su casa como si de un niño pequeño hiperactivo se tratase. Su padre estaba disfrutando de su día libre sentado en la mesa, mirando algo su periódico como si nada raro le estuviese pasando a su hija en ese instante.

Porque para él, quién estaba prácticamente acostumbrado a esas situaciones, era totalmente normal ver a su hija de dieciséis años caminando ansiosa por los pasillos por una razón que el hombre desconocía.

Pero por más cotidiano que sea, llegó a un punto donde se estaba cansando de escuchar pasos contantes y fuertes por el lugar, así que enrolló su periódico suspirando y se reacomodó en su silla para confrontar a la chica.

— A ver Xiang Lea-Ming, ¿Qué estás haciendo?

— Am... Nada —se detuvo a mirarle—, solo no me prestes atención.

— Es que se me hace imposible  —dijo levantándose con los brazos cruzados— No le puedo prestar atención a mi lectura por tu correteo.

— Ups, enserio lo lamento papá.

— No, no te preocupes — se acercó al frente de la chica — Ahora, ¿Dime qué te sucede?

— Pues, tengo un dilema.

— Tengo el suficiente tiempo para escucharte —dijo a su hija mientras se sentaba en el sillón de la sala.

— Mis amigas, Zai y Jia, quieren que me una al club de teatro junto con ellas, y pues, honestamente no sé si unirme.

— ¿No estás segura? — preguntó y Lea se quedó en silencio, así que volvió a preguntar—  ¿Te interesa el teatro? — dijo el hombre en un tono calmado, porque aunque no lograra comprender este tipo de cosas de adolescente, estaba dispuesto a intentar entender a su hija.

— No me interesa tan siquiera pretender emociones a través de un guión, pero...

— Quieres hacer una actividad divertida con tus amigos y atreverte a hacer algo nuevo por primera vez —el hombre completó— pero a la vez te asusta porque está fuera de tu zona de confort.

Ella asintió en silencio.

De todas las personas en el planeta tierra, sólo habían dos personas que la conocían a la perfección, sus fallas y virtudes. La abuela de Fang, y su padre.

Eran los únicos seres en toda la existencia en los que ella confiaba plenamente. Se permitía llorar, gritar, desahogar en su compañía, ya que no la juzgaban.

— No quiero que afecte en mis estudios —pudo decir.

— No lo hará si organizas tu tiempo, algo que no afectará mucho tu rutina porque ese hábito ya lo tienes desde hace mucho —se levantó de su asiento— Escúchame Ming, si te interesa y quieres hacerlo, simplemente hazlo, cualquier desición que tomes, te apoyaré.