XXVII

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Era el día del partido, y mientras me preparaba para salir con mi traje de animadora, decidí dejarme el pelo suelto, queriendo expresar mi propia personalidad en ese momento especial

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Era el día del partido, y mientras me preparaba para salir con mi traje de animadora, decidí dejarme el pelo suelto, queriendo expresar mi propia personalidad en ese momento especial. Aunque sentía cierta tristeza por no poder jugar junto a los chicos, sabía que el ánimo y el espectáculo eran mi verdadera pasión, y hoy daría lo mejor de mí.

En una esquina del gimnasio, observé cómo Lucas discutía acaloradamente con una chica pelirroja. La tensión en sus rostros era evidente, y pronto la chica se marchó, dejando a Lucas solo y abatido. Preocupada por él, me acerqué y le pregunté si estaba bien.

—Lucas, ¿estás bien?—le pregunté con voz suave, buscando ofrecerle consuelo en ese momento difícil.

Él me miró con tristeza en sus ojos.

—Max me ha dejado— me respondió en un tono apagado.

Sentí compasión por Lucas, sabiendo lo doloroso que es pasar por una separación. Quise buscar palabras de aliento y esperanza para él.

—Lo siento mucho, quizás puedan resolverlo—le dije, alentándolo a no perder la esperanza en una posible reconciliación.

Lucas suspiró y asintió con cierta melancolía.

—Ojalá—murmuró, reflejando su deseo de que las cosas se solucionaran entre ellos. Quise brindarle algo de alivio en medio de su tristeza, y le sonreí cálidamente, mostrándole mi apoyo.

Fue entonces cuando Lucas decidió abrirse conmigo y compartir una parte importante de la situación.

—Ella lo está pasando mal desde la muerte de su hermano—me confesó, revelando el contexto emocional que rodeaba su relación. Escuché atentamente, comprendiendo que el dolor puede afectar las relaciones de muchas maneras.

Busqué darle un consejo basado en mi propia experiencia y empatía.

—Intenta darle su espacio, pero hazle saber que estás ahí para ella, pase lo que pase—le aconsejé, deseando ofrecerle una posible solución para esta complicada situación. Lucas asintió, agradeciendo mis palabras con gratitud en su mirada.

Quería animarlo antes de que entrara a jugar el partido, transmitiéndole un espíritu positivo.

—Ahora, a ganar ese partido—le dije con entusiasmo. Lucas rió, comprendiendo mi intención de levantar su ánimo.

—Sí, espero que me saquen esta vez— bromeó.

Ambos compartimos una risa, encontrando un momento de ligereza en medio de los problemas personales. Sabía que, aunque las situaciones pueden ser complicadas y dolorosas, la amistad y el apoyo mutuo nos ayudarían a superar cualquier obstáculo.

Me preparé junto a las demás animadoras, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo en el aire del gimnasio, que estaba repleto de gente esperando este momento. Tomé mis pompones y nos dirigimos hacia el centro del gimnasio, listas para animar a nuestro equipo. En medio del bullicio, Alice me interrumpió al tocar mi brazo.

𝑺𝒕𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆𝒓 𝑳𝒐𝒗𝒆 || 𝑬𝒅𝒅𝒊𝒆 𝑴𝒖𝒏𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora