Fue llevado a ver a Torveld temprano en la mañana, luego de una larga entrevista que tuvo con dos sirvientes patranos los cuales le sacaron todo cuanto conocía sobre esclavos. No había sabido cómo responder a algunas de las preguntas que le hicieron. Con otras se sintió más seguro: «¿Estaban entrenados según estándares patranos?, ¿podrían confiar en que entretuvieran a los huéspedes? “Sí, tenían formación lingüística y conocían las costumbres de Patras tanto como las de Vask, aunque tal vez no entendieran los dialectos provinciales. Y, por supuesto, sabían todo lo que se necesitaba de Akielos e Isthima. No de Vere”», se oyó decir a sí mismo. Nadie nunca se hubiera imaginado que podría haber un tratado o un intercambio.
Las habitaciones de Torveld se parecían a las de Yoongi, aunque más pequeñas. Este salió de la alcoba con el aspecto de haber descansado bien. Vestía solo pantalones y una bata. Esta cayó directamente hacia el suelo a ambos lados de su cuerpo, dejando al descubierto un pecho bien definido, ligeramente peludo.
A través de la arcada, Jungkook pudo ver una cabeza dorada y pálidas extremidades tumbadas en la cama. Solo por un momento recordó a Torveld coqueteando con Yoongi en el balcón, pero el cabello era rizado y de una tonalidad demasiado oscura.
—Está durmiendo —informó Torveld.
Hablaba en voz baja, para no molestar a Erasmus. Le señaló una mesa, donde ambos se sentaron. La túnica del patrano se asentó en pliegues de seda pesada.—No hemos aún… —empezó Torveld, y hubo un silencio. Jungkook se había acostumbrado tanto a la forma de hablar tan explícita de los verecianos que esperó, en silencio, a que dijera lo que tenía la intención de decir. Le llevó un momento darse cuenta de que, para un patrano, ese silencio expresaba todo lo necesario. El embajador continuó—: Él es... muy dispuesto, pero sospecho que ha habido algún maltrato, no solo las marcas. Te traje aquí porque quería preguntarte por el alcance de ello. Me preocupa hacer algo sin darme cuenta... —Otro silencio. Los ojos del embajador eran oscuros—. Creo que ayudaría saber.
Jungkook pensó: «esto es Vere, no hay una delicada manera patrana para describir las cosas que pasan aquí».
—Estaba siendo entrenado como esclavo personal para el Príncipe de Akielos —explicó Jungkook—. Es probable que fuera virgen antes de llegar a Vere. Pero no después.
—Ya veo.
—No conozco el alcance de ello —añadió.
—No es necesario decir más. Es como yo sospechaba —confirmó Torveld—. Bueno, te doy las gracias por tu sinceridad y por tu trabajo esta mañana. Entiendo que es costumbre dar a las mascotas un regalo después de “brindar un servicio” —. El patrano le dirigió una mirada evaluadora. — No te ves como del tipo para joyas.
Jungkook, sonrió un poco y dijo—: No. Gracias.
—¿Hay algo más que te pueda ofrecer?
Pensó en ello. Había algo que quería desesperadamente. Pero era peligroso preguntar. La veta de la mesa era oscura, solo el borde estaba tallado, el resto era una superficie plana lisa.
—Vos estuvisteis en Akielos. ¿Estuvisteis allí después de los funerales?
—Sí, eso es correcto.
—¿Qué pasó con el harén del Príncipe… después de su muerte?
—Supongo que fue disuelto. He oído que sus esclavos personales cortaron sus propias gargantas por la pena. No sé nada más.
—Por la pena —repitió Jungkook, recordando el sonido de las espadas y su propia sorpresa, la sorpresa que había significado el no comprender lo que estaba ocurriendo hasta que fue demasiado tarde.