12. Común acuerdo

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(Dis.clai.mer: R18)

Ya dentro de la cabaña Feng Xin se sentía solitario y estúpido... no sabe exactamente qué hizo o que dijo pero sin duda Mu Qing no estaba feliz de lo que pasó afuera.

¿Acaso se sintió ofendido? ¿O tal vez avergonzado de que haya tenido ese acercamiento con él? ¿Le hizo pensar quizá que de nuevo solo busca el beneficio del placer y no le importa lo que el gatito piense o sienta?

Tal vez ese beso de la tarde fue solamente un impulso y no quería de verdad llegar a más...

Feng Xin no lo sabe y la manera tan brusca en la que el gatito se fue lo deja pensando que tal vez no venga esta noche a dormir con él.

Pellizca el puente de su nariz y cierra los ojos. Se siente tan decepcionado de sí mismo y deja escapar un pesado suspiro.

Así que mientras piensa más fríamente como disculparse sinceramente y que esta vez si le crea decide tomar un baño.

Eso si. Debe admitir que los baños de las cabañas están realmente equipados, ya que, como son para compartir entre 2 a 4 estudiantes el baño es realmente inmenso. Al menos el equivalente a 1/4 de lo que representa la habitación. Un rectángulo perfecto justo a un costado de la misma y no hay que salir para tomar un baño o hacer sus necesidades. Es lo único bueno de tener una habitación solo para él.

Al entrar es un poco rústico con detalles en madera. Cuenta con una regadera amplia en color azul profundo y mosaico blanco para los pisos. El techo es de un color marino esmaltado y simula el cielo nocturno.

Y dividida por media pared para la privacidad hay una tina de baño igualmente amplia.

Como es común de su cultura, primero se lava el cuerpo en la ducha y luego uno se puede sumergir en la tina para un baño relajante con aceites esenciales y quizá un poco de espuma.

Así que sin pensarlo mucho se deshace de sus ropas aventandolas en un montículo cerca de donde se encuentra, se mete a la regadera dejando fluir las gotas a presión y se ducha con dedicación. Ha estado todo el día fueras, en el río, en el bosque, luego en la nieve para ir por esas hermosas flores.

Ve una de ellas, roja muy intensa en el suelo: es la que traía en su solapa hace un momento sobresaliendo por sus ropas... ahora ya no se siente tan seguro de que Mu Qing quiera estar con él.

Termina su ducha preguntándose cientos de cosas, pasa directamente a la tina y toma una toalla pequeña del estante para enrrollarla y ponerla de cabecera. Se sumerge completamente en el agua caliente que comienza a soltar su vapor y aún con las piernas estiradas cabe muy bien. El agua lo envuelve de la mitad de su pecho hacia abajo. Su cabello castaño oscuro cae por los costados de su rostro en mechones irregulares que de perfil hacen que su mandíbula y sus gestos se vean más afilados, varoniles y sensuales con su exótico tono de piel.

Se recuesta y todo el agotamiento físico y mental hace que colapse y se quede dormitando recargado sobre esa almohada improvisada.

Tiene un sueño ligero en el que recuerda las noche y los días a lado de Mu Qing. Su corazón se aprieta. Siente como todo eso poco a poco se va borrando de sí sintiendo que se ahoga...

¡Y en realidad se está ahogando!

En un punto se estaba deslizando de más hacia la tina, toció repetidas veces sacando el agua que se filtro hacia su garganta y entonces de reojo observa una figura de blanco, de pie a un lado de la puerta observándole.

Hay vapor en la habitación, se hace difícil ver a través de esa espesa nube y cree que sigue soñando o que tal vez ya se murió...

Pasa su gran palma por su rostro atractivo y retira los vestigios de agua y parpadea para ver si sus ojos no lo engañan.

QUÉDATE LEJOS... O A MI LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora