10. ¡Siempre tú!

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Finalmente después de una larga odisea llegó el receso intersemestral. Había pasado casi un mes desde que fue lo de Shi WuDu y el engaño de Feng Xin.

Mu Qing no recuerda mucho de ese día que se quedó en la regadera de la escuela. Se dejó caer en el suelo de la misma recargando la espalda en la pared en posision fetal con el rostro entre las piernas. Dejó correr demasiada agua y su piel empezó a palidecer. Así, por varios minutos.

Se sintió más aliviado pero al final lo que lo sacó de ese abismo de depresión fue una llamada sobre su madre.

El eco de las regaderas vacías hacia insistente el sonido de su móvil, decidió ignorarlo, pero 5 llamadas sonaban al hilo. Se preocupó y finalmente se arrastró mojado de las duchas al bolso que traía.

"Desconocido"

Finalmente contestó, era una de sus vecinas, Zhu Mian. La conoce desde niño y siempre ha sido tan amable con ellos.

—A-A-Qing hi-hijo, ¿c-cómo estás? — La mujer preguntó con evidentes muletillas. Mu Qing contestó neutral. La mujer prosiguió

—Hijo no quisiera alarmarte, tu madre me dijo que no te dijera nada, pero se ha estado sintiendo muy mal. Hoy la acompañé al médico y al parecer tiene principios de neumonia. El médico dice que se puede prevenir con un tratamiento y cuidados. Yo me comprometo a cuidarla, pero se necesita mucho dinero para el tratamiento

Esa sin duda fue su razón para dejarse de lloriqueos por un hombre que no lo valoraba y procurar a su madre en su lugar.

Quería terminar su carrera para poder ganar suficiente dinero, traerla a la ciudad y que la vieran mejores especialistas que en el <<ahora olvidado>> pueblo olvidado de Xian Le.

El frío y el humo de leña le había provocado problemas respiratorios constantes. Temía no poder terminar la carrera a causa de la enfermedad de su madre. Aunque si no hubiese opción, se daría de baja temporal de ser necesario.

Con la complicación de su madre tuvo que buscar hacer otras actividades.

Dio muchas más horas de clases de esgrima, hacia las tareas de algunos de sus compañeros y cobraba por ello, algunas veces preparaba pay y pasteles para venderlos entre sus conocidos (porque afortunadamente era demasiado bueno cocinando) y todo lo de su beca lo enviaba a la cuenta de su madre.

Hablaba por teléfono con ella fingiendo no saber de su enfermedad, aunque no la escuchaba como normalmente lo hacía.

—Te envío un extra mamá, realmente me están dando mucho de esta beca que te dije. No te preocupes por mi, estoy bien —

Y de alguna forma era cierto. La hermandad pagaba sus tres comidas y no debía pagar alquiler. Era un ahorro. Pero si al momento de participar en un evento no daba el ancho como un esgrimista, podía ser echado.

Afortunadamente Pei Ming abogaba por él siempre que era necesario. Incluso decía que cuando él egresara en un par de meses, Mu Qing sería su sucesor.
Así, Mu Qing también se puso a practicar aún más.

Otro día más y el gatito llegaba agotado a recostarse en su cama.

Al despertar vio que tenía un correo electrónico en su celular de la universidad.

"Apreciable Xuan Zhen, se solicita su pago del semestre en curso. Para evitar cargos adicionales pague dentro de las siguientes 72 horas"

—Ay no, esto no puede estar pasándome — justo cuando creyó que era una excelente mañana, resultó ser todo lo contrario.

QUÉDATE LEJOS... O A MI LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora