13. Adicción furtiva

113 6 1
                                    

Después de aquella noche en la cabaña el reincorporarse a esta nueva realidad fue incómodo. 

Mu Qing dio la bienvenida a un nuevo día congelado, que amanecía con coníferas y pinos cubiertos por una manta de nieve y con temperatura baja, pero su cuerpo era bien abrazado por el hombre moreno que lo tenía encadenado a su pecho. No había pasado nada de frío.

A pesar de anoche haber llegado a un acuerdo y haber continuado por dos rondas más, aun se sentía apenado.

Apretado entre los brazos del arquero, Mu Qing se sentía como nunca antes; había dormido profundamente debido al agotamiento, pero despertó al recordar todos los acontecimientos de anoche.

Paso sus dedos de seda a través del antebrazo de vellos finos de Feng Xin. Algo en él se estremeció.

Hoy por hoy, por ahora... Feng Xin es su chico. Le gusta a él, y al minino le gusta también.
La emoción se instala en su estómago...y también el hambre y la sed.

Se deslizó fuera de la cama con mucho cuidado para percatarse que se encuentra completamente desnudo. Toma una bata y se cubre para rápidamente tomar una ducha, cambiarse e irse.

No quiere ver a Feng Xin todavía... ¿Qué le dirá? ¿Que tal si él dice algo imbécil y acaramelado?

"Buenos días, bombón"

Eww

"Buen día, ¿listo otra otra ronda?"

Desvergonzado hijo de p*ta


"Buen dia gatito A-Qing, masajearé tu trasero para que no duela"

—Te pisaré las bolas si lo intentas

Mu Qing pensaba en un millón de escenarios y en todos actuaba de una manera agresiva. Es mejor si simplemente se aleja y evita ese primer contacto.

Así de manera sigilosa logra escapar de la cabaña mientras Feng Xin sigue enrollado en las cobijas con el cabello suelto y enredado como un perro lanudo.

Lo ve unos momentos y su corazón se aprieta... una parte de él lo está tentando a quedarse, pero simplemente lo ignora y sale.

Esa mañana es la última, se van al medio día y los del campamento se encargan de dejar todo limpio, mientras Mu Qing se preparará el último desayuno.

El día de hoy Mu Qing va a preparar BaoZi y ManTou; los primeros los preparará con diversos rellenos de carne y verduras, algunos más salados, dulces y picantes y los segundos simple bollos al vapor.

Es un joven organizado que en solo un par de minutos logra colocar todos los ingredientes en su mesa de trabajo, en un abrir y cerrar de ojos deja reposar su masa y antes de percatarse ya está sazonado las carnes y cortando las verduras.

Sus ayudantes llegan apenas y encuentran a un joven experto en el arte culinario: preparando las canastas de bambú, revolviendo los sartenes, cortando y sazonado a gran velocidad

—¿Qué miran? ¡La pila de trastes ya se está acumulando! — los jóvenes salen de su impresión y entran a ayudar al escuchar la exclamación del gatito.

Antes incluso de la hora, Mu Qing ya se encuentra armando los primeros mantous y baozis con cuerpos redondeados y perfectos.

El aroma que despide empieza a ser arrastrado por los vientos congelados y aquellos ebrios de anoche comienzan a despertarse con estómagos que rugen.

Pensando en todo ello también hay ligero congee para recuperarse de la resaca y té verde para mantenerlos calientes y despiertos.

Así el desayuno es servido con esplendor, todos los que llegan atraídos por la magia del aroma hacen una fila para recibir su porción y pasar a sus mesas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 26 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

QUÉDATE LEJOS... O A MI LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora