1. Solo por trabajo

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Siempre me lo repetía una y otra vez. Este era mi trabajo, solo era un beso. Un simple beso.

Cerré mis ojos y cuando los abrí, estábamos en un sillón. Él y yo. Con una hermosa chimenea enfrente nuestro que soltaba algunas chispas.

-No se va a enterar.-murmuró en casi un susurro, muy cerca mío.

Fruncí mi ceño.-Y si sí? No puedo. No podría con la culpa.

-¿Importa la culpa ahora mismo?-dijo en un tono más alto.

Enzo se veía serio y seguro. En cambio, mis ojos solo reflejaban duda.

Asi que simplemente deje mis pensamientos de lado. Me tiré encima suyo con el objetivo de atrapar sus labios. Sus manos sujetaron mi cuerpo sin dudarlo, y una de sus manos se dirigió a mi cuello. El beso era salvaje y desesperado, casi necesitado.

En un fugaz momento pasé a estar debajo suyo, sobre el suave sillón. Sus magnéticos ojos atraparon mi cuerpo en una lujuriosa mirada. Tiré de su, ahora arrugada, camisa para poder sentir el roce de nuestros cuerpos. Un suspiro dejó mis labios involuntariamente.

Enzo comenzó a desabrochar mi vestido, mientras volvía a estar prendido de mis labios. Sentí un gruñido salir de su boca, como si quisiera más. Levanté mis caderas para presionarme contra el, la cercanía se sentía bien. Su mano derecha viajo directo a tocar mi pecho cubierto por un corpiño de lencería rojo. Lo apretó sin pudor e instantáneamente mi espalda se arqueó.

-¡Corte!-gritaron.

Los camarógrafos se alejaron y el director se acercó a nosotros.

-Los felicito, a ambos. Están haciendo un trabajo espectacular para esta película. -dijo antes de irse.

-Muchas gracias.-dijo Enzo con una leve sonrisa en su cara.

Yo simplemente sonreí. Mis ojos se detuvieron un momento en mi
pecho que estaba siendo agarrado, en cuanto Enzo siguió mi mirada se alejó casi saltando.

-Eh..perdón.-murmuró lleno de vergüenza.

Una carcajada salió de mis labios.

-No es nada, tranquilo.-dije mientras me acomodaba la ropa.

Antes de escuchar si tenía algo para decir, casi corrí al camarín. ¿Qué me pasaba? ¿Acaso había perdido la cabeza? ¿Por qué me sentía así?

Dios, era solo mi compañero de trabajo. Solo eso. Enzo no podía ser más. Pero se había sentido tan bien rodar esa escena...

No. Tenía que concentrarme en mi trabajo. O eso me estaba repitiendo mentalmente hasta que cierto individuo tocó la puerta.

-¿Sí?-dije luego de abrirla, mientras buscaba mi celular en un bolso.

-Yo... eh...-escuché una voz grave murmurar.

Al instante detuve lo que estaba haciendo para inspirar mucho aire y después exhalarlo. Me giré hacia el con una sonrisa genuina, incluso amable. Intentando ocultar la lujuria en mis ojos.

-Ah, hola.-dije en un tono casi distraído.

-Si, hola.-carraspeó. Se veía un poco nervioso mientras se tocaba la nuca.

-¿Necesitabas algo?-pregunté sin intención de sonar maleducada.

Cerró la puerta.

-No.-dijo casi al instante- O sea, en realidad si.

-Entonces...-incité a que hable.

De un momento a otro, la parte trasera de mis rodillas estaban pegadas a mi escritorio. Podía sentir su respiración chocar la mía. Tragué saliva en un intento de mantener la cordura, pero esos labios se veían tan pero tan suaves, como si necesitaran de los míos.

Al darse cuenta que mi mirada estaba perdida en ellos, dibujó una sonrisa. Lo mire a los ojos, nerviosa por su reacción.

-Yo, eh- soné tan dudosa que ni yo sabía que quería decir.

Enzo no dijo nada y se abalanzó sobre mis labios. Del impulso choque fuerte contra el escritorio, que causó un estruendo pero no nos importó.

Solo quería seguir sintiendo esos dulces labios con sabor a café sobre los míos, era lo único que me importaba. Sus manos se posaron fuertemente sobre mi cadera para subirme al mueble y apoyarme bruscamente.

Sus manos sobre mí se sentían tan bien, que sin poder evitarlo exhalé del placer. Su lengua abrió paso en mi boca, mientras que acomodaba su cuerpo entre mis piernas. Provocando que estas se aferren a su cuerpo.

La puerta se abrió de un momento a otro, provocando que yo empuje a Enzo casi a la otra esquina del camarín. Sarah, una amiga de rodaje, se apareció con algunas bolsas e hizo una mueca extraña, sus ojos mostraban confusión.

-¿Qué haces ahí arriba?-cuestionó.

De pura suerte, Enzo había ido a parar justo atrás de la puerta.

-Eh... yo... estaba intentando ver el camarín desde otro ángulo, si.-dije lo primero que se me ocurrió, agitadamente.

-¿Otro ángulo...? ¿Y que te pasó en los pelos? Parece como si hubieras tenido sexo antes de que yo entrara.

Una risa se escapó de mis labios. Eso era lo que justamente estaba apunto de pasar si ella no hubiera entrado.

-Deberías arreglarte un poco, escuché a unas chicas de por ahí decir que Enzo está interesado en una mujer que trabaja acá. ¡Seguro sos vos!

Cerré mis ojos y negué juguetonamente , podía ver la sonrisa dibujada en la cara de Enzo mientras escuchaba la conversación.

-Mejor me voy así te peinas ese pelo, parece un nido de carancho.-puse los ojos en blanco ante su comentario, y cuando al fin dejó el camarín solté un suspiro de alivio.

-Creo que adivinó quien me gusta.-dijo divertido.

Reí y me bajé del escritorio.

-Creo que la próxima debemos ser más cuidadosos.-dije antes de besar sus labios.

Envolvió sus brazos en mi cintura para luego dejar que recueste mi cabeza sobre su pecho.



...

Holaa, les pido perdón si ven algún error en la narración, hace bastante no escribo. Espero que les guste🤍

Enzo Vogrincic| One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora