-Por fa, por fa.-pedí mientras miraba a mi amigo Matias.
Estaba en su casa, junto a un par de sus amigos. Entre ellos estaba Enzo.
Habíamos hablado un par de veces, podría decir que éramos amigos. El problema era que cada vez que me miraba sentía que algo raro fluía por el aire. Así que era mejor no pasar demasiado tiempo con el.
-¡Te dije que no! Pedile a algún otro de los chicos.-dijo mientras miraba la pantalla de la televisión.
-Me prometiste que ibas a dejar que te maquille, mañana tengo el curso de inicio y tengo que practicar.
-Pedile a Enzo, el seguro se deja.
-Me da vergüenza, no hablo mucho con él. Aparte, vos tenés cara de mujer, entonces me servís más.
Soltó un suspiro de cansancio.
-¡Enzo! ¿La ayudas?-gritó Matias.
-Hijo de puta.-dije por lo bajo.
-¿Que dijiste?
-Nada.-sonreí mintiendo.
-Mentirosa. Dale anda que el te ayuda.-dijo cuando Enzo llegó al lado nuestro.
-¿Qué pasó?-preguntó preocupado.
-Nada, vayan adentro que ella te explica.-dijo Matias mientras señalaba la puerta que daba a una habitación.
Le di una última mirada y me levanté obligada ya que Enzo se estaba dirigiendo hacia donde le habían dicho.
Una vez dentro, decidí hablar.
-Perdón, es que mañana tengo un curso de maquillaje y necesito practicar. Pero también necesito algún modelo para poder tener más experiencia en los distintos tipos de piel.
Me miró poco convencido.
-No voy a maquillarte como mujer, solo lo esencial. Un poco de base, corrector y eso.
Lo pensó por un momento para después asentir.
-Está bien, pero no quiero parecer un payaso después de esto.-dijo sonriendo.
Solté una carcajada.
-Estas en buenas manos.-aseguré.
Lo hice sentarse en el medio de la cama, para poder sentarme en frente suyo. Comencé a poner un poco de crema hidratante sobre su piel, era un poco incómodo tocar su cara en estas circunstancias cuando nunca antes lo había hecho.
El cerró sus ojos ante mi tacto y dejó que haga lo mío.
Coloqué apenas un poco de base y corrector sobre su, ahora brillosa, piel.
Pensé en que tal vez un poco de rubor no le haría mal a nadie, así que lo añadi al maquillaje junto con un poco de contorno.
Peiné un poco sus cejas y por último añadí un poco de manteca de cacao en sus finos labios.
El abrió sus ojos al sentirla, y me miró mientras yo estaba concentrada en que se esparciera sobre la totalidad de sus labios.
-No te muevas.-dije en un leve susurro.
Sin razón, el se separó un poco. Dejándome con el producto en la mano.
-Te dije que no-
-Se lo que dijiste.-me miró fijamente.-Pero no puedes ir por ahí haciendo esto.
Fruncí mi ceño. Claramente no maquillaba a todas las personas que me cruzaba, solo lo estaba haciendo para practicar.
-¿Hacer qué?-pregunte confusa.
-¡Esto! No podes mirarme así los labios y pretender que no haga nada.
-¡Pero te estaba poniendo manteca de cacao! Para hacerlo bien, tenia que estar concentrada.
-¡No me refiero a eso!-dijo cerrando los ojos.-Cada vez que te miro, siento una chispa. Como si fuera algo que me incita a acercarme a vos. ¡Y no me puedo contener si me miras así!
Abrí un poco mi boca de lo sorprendida que estaba. El estaba parado y dando vueltas a la vez que hablaba, mientras que yo seguía sentada en la cama.
-Me dan ganas de... de no sé.
-¿De besarme?-pregunté curiosa.
A mi me pasaba lo mismo, y aunque no habíamos compartido demasiadas charlas, la atracción entre nosotros era evidente.
El detuvo su andar y me miró. Serio.
-¿Por qué decís eso?
-Capaz...capaz a mi me pasa lo mismo cuando te veo.-dije llena de valor.
Se acercó cuidadosamente a la cama, para luego sentarse en el borde. Yo me acerqué a el, intentando adivinar que pensaba.
Giró su cara para poder ver la mía y nuestros ojos se conectaron, no tardó demasiado y se impulsó para juntar nuestros labios.
Su cuerpo cayó arriba del mío, mientras que su lengua entraba en mi boca. El ambiente se sentía caliente a pesar de que afuera era invierno. Lo único que resonaba por la habitación eran nuestras respiraciones agitadas y el roce de nuestros cuerpos.
Sus manos le daban leves tirones a mi pelo, provocando que abra la boca y el así poder tener más acceso a ella.
El se posiciono entre mis piernas para que así pudiera sentirlo completamente. Cerré mis ojos al sentir su mano acariciar mi cuello para después apretarlo levemente.
Nuestros labios se volvieron a unir, disfrutando la suavidad del beso.
La puerta se abrió de un momento a otro y yo me separé de Enzo.
-Che Lari, perdón por lo de hace un rato. Se que el curso es importante para vos y-frenó cuando vió la posición en la que estábamos.
Enzo seguía encima mío, con mis piernas entrelazadas en su cintura.
Desaflojé mis piernas para que el pudiera separarse de mi, pero no lo hizo.
-¡Que asco!-gritó, ocasionando que todos los demás chicos entren a la pieza.
Enzo solo sonreía, mientras que mi cara estaba roja de la vergüenza.
...
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Enzo Vogrincic| One shots
FanfictionHistorias independientes y ficticias que involucran a Enzo Vogrincic. Todo es ficción, mi intención no es incomodar a nadie, simplemente espero que disfruten de lo que escribo. -Lenguaje argentino y violento en ocasiones.