Me desperté algo confundida y perdida por la noche anterior, sin contar el gran dolor de cabeza provocado por la resaca. Recordaba flashes del baile con Franck, pero todo estaba envuelto en un velo de incertidumbre. No lograba entender cómo esos momentos podían ocupar tanto espacio en mi cabeza y causar una mezcla de emociones confusas.
Las imágenes fugaces se proyectaban como fragmentos de una película, y mi mente trataba de reconstruir lo sucedido. Recordaba la música resonando en el aire, las luces parpadeantes del lugar y la sensación de estar inmersa en un mundo propio al bailar con Franck. Sin embargo, las piezas del rompecabezas no encajaban del todo, y me sentía desconcertada.
A pesar de la confusión, una cosa estaba clara: Franck había dejado una marca en mi mente. La intensidad de las emociones experimentadas durante el baile seguía resonando, y me preguntaba si eso significaba algo más.
Me levante de la cama peresozamente, me dirigí a la cocina en donde se encontraban mis papas desayunando
— ¿Todo bien anoche? ¿Cómo la pasaron? — La pregunta de mi papá sobre cómo había sido la noche solo amplificó mi incertidumbre.
— Bien, supongo que si - — Respondí, tomando un sorbo de agua para aliviar mi dolor de cabeza.
En ese momento, el timbre de la puerta sonó. Al abrir, me encontré con Camila al otro lado. Nos dirigimos a la habitación y nos sentamos en la cama, charlando sobre diversos temas hasta que inevitablemente tocó el tema que quería evitar.
— Amiga, tengo que decirte algo de anoche respecto a Franck... Estaba muy lindo, ¿no? — comentó Camila con una sonrisa sugestiva. Su comentario me sorprendio un poco.
— No sé, amiga. No lo miré tanto — respondí, tratando de evadir el tema mientras me acomodaba en la cama.
— Ay, a mí me gustó bastante. ¿Qué te parece si lo invitamos a pasear esta tarde? — propuso Camila, desviando la mirada.
— ¿Qué? Estás loca, amiga. Ni siquiera lo conocemos bien — exclamé, expresando mi incredulidad ante la idea de invitar a Franck a salir.
Traté de desviar la atención hacia otro tema, pero Camila no dejaba de insistir en la idea de invitar a Franck a pasear.
—Vamos, Jenny, ¿por qué no? Podríamos conocerlo mejor y pasar un rato agradable —insistió Camila con un brillo travieso en los ojos.
—Es solo que... no sé, Cami. Apenas lo conocemos. ¿No sería extraño invitarlo tan pronto? —respondí con cierta confución.
—Bueno, pero es guapo, ¿no? No perdemos nada con intentarlo —insistió Camila con un guiño.
La sugerencia de Camila sobre invitar a Franck a pasear resonó en mi mente, provocando una pausa reflexiva. Franck, el chico que había aparecido de manera inesperada en mi vida, no solo era el foco de mis pensamientos, sino que también parecía ser el centro de atención de mis amigas. La complejidad de la situación se intensificaba, ya que Franck le gustaba a Agos y a Camila.
Me sentía atrapada en una tela de araña emocional, donde cada movimiento podía complicar aún más las cosas. El hecho de que Franck tuviera un interés evidente en Agos y, al mismo tiempo, despertara el interés de Camila, agregaba una capa adicional de tensión a la situación. Era como estar en medio de una danza complicada.
Con ese pensamiento en mente, acepté la idea de invitar a Franck a pasear esa tarde, aunque mi mente seguía dividida entre el deseo de entender y el temor a lo que podría descubrir. La complicada red de emociones y relaciones que envolvía a Franck parecía enredar aún más.
ESTÁS LEYENDO
Destinados.
Romance"¿Alguna vez has mirado a una persona a los ojos, con un nudo en la garganta y quieres decirle tantas cosas, pero terminas diciéndole nada? eso es lo que me pasa justo ahora..." En un año cambio todo para Jenny, su manera de vivir, de pensar y de ac...