4

1.8K 68 20
                                    

Alessia

Las sirvientas entraron en fila, dejando los platos sobre la mesa, el aroma a comida llenaba la habitación, pero yo apenas lo percibía. Mi estómago estaba demasiado enredado en nudos como para sentir hambre. Sabía que cada gesto, cada mirada, estaba siendo observado. No por las sirvientas, claro, sino por mi padre, sentado al final de la mesa con su imponente presencia. 

   Mis ojos se deslizaron sin querer hacia Arthur, como buscando refugio, una señal de seguridad. Él asintió apenas, su forma sutil de decirme que la comida era segura, que no había veneno. Es extraño cómo uno puede acostumbrarse a algo tan escalofriante como eso, pero en este mundo, era rutina. Casi sentía alivio, aunque ese alivio siempre traía consigo un recordatorio desagradable: no puedes confiar en nadie. Ni siquiera en las personas que te sirven la cena.Volví mi mirada hacia la comida, pero el apetito seguía sin llegar. Sentí la presencia pesada de mi padre mirándome. Sabía lo que venía. Siempre era lo mismo. 

   —¿Cómo va el proyecto sobre el desarrollo , Alessia? —su voz, fría y meticulosa, se filtró por el aire con la precisión de un bisturí—. He escuchado que tienes algunas ideas innovadoras. Espero que no estés tomando decisiones apresuradas.

La pregunta era como un juicio disfrazado. Siempre lo era. No estaba pidiendo detalles, estaba buscando fallos. ¿Qué más daba que mis ideas fueran buenas? Lo importante era que lo fueran a sus ojos.

Le sostuve la mirada, sabiendo que mostrar cualquier tipo de vacilación sería un error.

—Todo va bien —respondí, manteniendo el tono neutral, casi desinteresado. Me había entrenado para sonar así. No podía dejar que viera la presión que me aplastaba—. Estoy trabajando en la implementación de tecnologías limpias en las áreas rurales. Creo que será un avance importante para el país.

Sentí una punzada en el pecho mientras decía las palabras. No era tanto lo que decía, sino lo que quedaba sin decir. El agotamiento, la frustración, la sensación de estar constantemente bajo escrutinio. Pero eso no se podía mostrar. Nunca.

Mi padre me observó en silencio, midiendo cada una de mis palabras, evaluando si había algún fallo que pudiera aprovechar. Asintió lentamente, pero la expresión en su rostro no cambió.

—¿Creo?—preguntó ante mi duda

—Lo que quise decir es,que será un proyecto que dara muchas ganacias.

Solo asintió

—En tus manos tienes un proyecto ambicioso,Alessia, no dudes o sino fallas  —dijo, su tono tan cargado de advertencia que me tensé sin darme cuenta—. Pero tambien seria crucial que recuerdes  que hay muchas personas que preferirían verte fallar.

¿Tú incluido? pensé, mientras una oleada de resentimiento me recorrió el cuerpo. A veces me preguntaba si alguna vez podría ser suficiente para él. No importaba cuántos éxitos acumulara, siempre estaba esa sombra de duda. No lo dije, claro. Solo asentí, apretando la mandíbula.

—Estoy al tanto de una persona, pero no dejaré  que me vea fallar —respondí, tan firme como pude. No podía mostrar debilidad, no frente a él. Nunca frente a él.

Antes de que pudiera decir algo más, antes que soltara mas veneno,Kate intervino

—¿Y cómo planeas hacerlo? —preguntó con curiosidad, apartando un mechón de su cabello con delicadeza.

Le respondí mirándola, sintiendo cómo mis hombros se relajaban un poco. Kate, a pesar de todo, seguía siendo una pequeña fuente de alivio en esta casa cargada de presiones.

—La clave es la colaboración con las comunidades locales —empecé a explicar, dejando que las palabras fluyeran más fácilmente,mientras observaba sus ojos marrones,tan identico a mi padre—. Necesitamos que se involucren en el proceso, para que las soluciones sean sostenibles y se adapten a sus necesidades

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

INSACIABLE  +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora