Capitulo 1

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Llegar a casa después de estar todo el día en tacones y desfilando era un alivio, no se si soy la única persona que ama estar en su casa, es mi lugar seguro.

Me desvestí y decidí que quería andar desnuda, porque no?, cerré las ventanas y me despojé de mi ropa, calente una lasaña y me senté a comer, pero algo me incomodaba.

Sentía como si me vigilaran, me puse una bata y revisé el apartamento, pero nada, volví a la comodidad de mi mueble en el que había empezado a ver un programa de televisión.

Pero la incomodidad no se iba, Comí rápido y decidí qué tal vez era simple paranoia y me fui a dormir, no quería que los traumas me impidieran vivir, no esta vez.

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El timbre en la puerta me desconcertó un poco, me levante a ver quien era. Era un chico que le ayudaba a la señorita de la residencia

Mierda.

Las flores que traía el chico me daban mala espina, como "decía" mi madre.

Un gran y hermoso ramo de rosas blancas.  no hizo falta leer la tarjeta para saber quien era.

"un hermoso ramo para la mujer mas hermosa, un pajarito me dijo que estuviste hermosa en el desfile, felicitaciones
- Matt Peterson"

Tire las flores a la basura, no me interesaba tener en mi apartamento las flores de un pedofilo.

Matt no había aceptado mi rechazo y yo no entendía cómo el no entendía que una chica de 23 no iba a estar con un viejo de 60, ni con todo el dinero del mundo estaría con el, era asqueroso y no era que fuese feo, su actitud era asquerosa.

Matt es un accionista de unas de las marcas más grandes que modele, y cuando el me había visto se había obsesionado conmigo, ya que yo no había aceptado tener nada con el.

Eso le impresionó ya que estaba acostumbrado a que las mujeres se le desnudaran por el simple hecho de que el tenía mucho dinero. Pero con migo no funciono.

Tampoco entendía como el seguía logrando mandar cosas a mi apartamento y en primer lugar, el como había logrado encontrar mi apartamento?

Volví a informar en recepción que no quería recibir cosas de ese hombre, me empezaba a sentir acosada, y no iba a permitir que otro hombre tuviera ese poder sobre mi, ya no más.

El día que estuviese con un hombre sería bajo mis reglas y mi consentimiento.
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Escuchar el sonido de mi alarma me enojaba, odiaba levantarme en las mañanas, pero el deber me llamaba, amaba mi trabajo pero mi yo de las mañanas lo odiaba.

Me metí a la ducha y me di una deliciosa ducha fría para despertarme, al salir seque mi cabello, ya estaba bastante largo y las ondas castañas caían libres por mi espalda y hombros.

Me recogí el cabello en una coleta que dejaba mi ondas en una hermosa cascada, me arreglé frente al espejo viendo mi piel blanquecina, decidí que no me maquillaría ese día.

Me sentía bien como me veía sin maquillaje, me había esforzado mucho para que mi piel se viera así y pensaba lucirla.

Me puse un enterizo negro, una chaqueta deportiva blanca y verde a juego con unas zapatillas de los mismos colores que hacían resaltar mis ojos. Me puse una gorra blanca y los lentes oscuros me los colgué en el cuello.

Me mire al espejo y por Dios, se me veía un culo espectacular, me veía como una diosa, bueno, no solo me veía; antes de salir decidí revisar mis redes, y alguien pasó por mi mente, no me sabia su nombre, no sabía cómo podía buscarlo pero me gustaría saber más de él y no sabía el porqué de ese sentimiento.

salí del apartamento bajando en el ascensor al sótano y subiéndome a la camioneta, esta vez había decidido manejar (amaba manejar, aunque a mi guardaespaldas no le agradaba mucho eso, así que casi no lo hacía)  pero uno de seguridad me acompañaba de copiloto.

Mientras iba de camino al lugar para ensayar me fije por el espejo retrovisor y vi una camioneta negra y dirán que es normal, pero juraría por mi madre que esa camioneta la vi desde que salí del edificio y yo reconocía muy bien cuáles eran las camionetas de seguridad, cuales eran las de las personas del edificio y cuales no.

Escuche el timbre de mi teléfono y lo revisé de reojo sin perder de vista la carretera, era el, era un mensaje de él, aunque el mensaje no decía mucho, un instinto me decía que era el, mis sentidos se alteraron.

"Ti ho trovato bellissima"

- Elias, ves esa camioneta?- le hice señas a mi copiloto, desviando mi mente de el- creo que nos está siguiendo
- si lo note desde que salimos, pero atrás viene una de nosotros, estás segura Essie- me tranquilizo.

Era posible que el que me estuviese siguiendo fuese el hombre misterioso?

No se algo en mi me decía que no era el.

Elias era mi guardaespaldas hace diez años y a ciencia cierta no sabía porque me llamaba Essie, creo que era porque su hija me llamaba esperencie en vez de Esperanza.

Ya llevaba un rato conduciendo y la camioneta todavía nos seguía, Elias me dijo varias veces hacia donde desviarme pero no la perdíamos, así que decidí frenar en seco, haciendo que la camioneta se estrellase conmigo, pero no conté con que íbamos a una velocidad considerable.

Un dolor invadió mi cabeza y sentí algo caliente bajar por mi frente, parpadeé varias veces tratando de que mi vista se aclarara pero en cambio perdí la conciencia.

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- hija mía, cuando entenderás que no puedes huir de mi?- escuche una fuerte voz entre ecos, pero mi vista no se aclaraba. Otra vez quede inconsciente, y empezaba a pensar que no era efecto del accidente.

No me había escondido lo suficientemente bien, aunque mi padre estuviese al otro lado del mundo me encontraría, tenía el poder para hacerlo.

No importaba si cambiaba mi nombre, no importaba si cambiaba mi look, no importaba si mataba a mi antigua yo, el me encontraría, ya lo había echo y otra vez lo volvía a hacer.

Otra vez mi tobillo estaba esposado al piso.

Esta vez debí haberme ocultado mejor, ser modelo no era el mejor modo de esconderme, aunque me viese totalmente diferente a mi yo de diez años el me conocía mejor que nadie.

Instinto, Sentidos y Secretos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora