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Yoongi

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Yoongi.

Algo es diferente en Jungkook cuando me despierto.

Está merodeando de un lado a otro frente a la chimenea encendida en el dormitorio, con las llamas danzando en sus ojos. Sin embargo, mi preocupación se suspende temporalmente para apreciar lo realmente sexy que es. Además, mis huesos están hechos de budín y no quiero moverme ni hablar, ni siquiera pensar demasiado.

Concéntrate en esos muslos musculosos.

Son realmente magníficos. Gruesos, cableados y poderosos. Se flexionan con cada paso que da, junto con su línea de la mandíbula. Algo lo está molestando y necesito averiguar qué es... Justo después de admirar su trasero. Es lo contrario de plano, Es jugoso, llenando sus calzoncillos justo después del punto de encaje. Aunque estoy seguro de que lo que tiene al frente tiene mucho que ver con la comodidad de su ropa interior, también, porque... Whoa.. Puede que haya sido virgen, pero sé que el pene de Jungkook está firmemente en la esquina superior a la media del espectro. Mi dolor sólo refuerza ese hecho.

Sólo guau.

Jungkook empuja una mano a través de su cabello oscuro, haciendo estallar los músculos por toda su espalda y yo agarro la almohada, luchando contra un chillido.

Le dije que lo amaba.

Estaba en plena pasión, sí, pero... Dios, creo que lo decía en serio. Es prepotente, celoso, arrogante y un conocido criminal.

Pero mi corazón late más fuerte que nunca en mi vida. Mi estómago está nublado y la idea de dejarlo, como juré hacerlo, me llena de tristeza.

Así que, tal vez... tal vez me quede. Lanzaré la precaución al viento y amaré a este hombre complicado a pesar de sus defectos y su profesión elegida. Pero primero tengo que arreglarlo por mí mismo.

Tiene que haber compromiso. Entendimiento. Confianza.

De lo contrario, uno de nosotros no será feliz, y supongo que seré yo.

—¿Jungkook? —Me siento en la cama. —¿Pasa algo malo?

Se detiene en su viaje por el suelo para sonreírme, pero no llega a sus ojos y un zumbido nervioso comienza en mi vientre. —Todo está bien, bonito. —Él rastrilla esa mano a través de su pelo otra vez y se pavonea hacia mí con la cadera suelta y seguro de sí mismo, parándose en el borde de la cama y frotando sus nudillos a lo largo de mi mejilla. —La cena estará lista pronto. ¿Tienes hambre?

Estoy hambriento, en realidad. Probablemente debería haber ido con ese filete en vez de tostadas de queso antes. Asiento con la cabeza. —¿Podemos hablar primero?

Su expresión se vuelve cerrada en el espacio de un segundo. Precaución. —¿Sobre qué, Yoongi?

¿Es mi imaginación o hay un hilo de advertencia en su tono? Me hace dudar, pero entonces recuerdo que no soy un chico que se retracta de nada. Soy un luchador, un sabelotodo y lo más importante, digo lo que siento. Si empiezo a quedarme callado para mantener la armonía entre Jungkook y yo, seguiré haciéndolo. Eso no va a pasar, porque no me mantendría fiel a mí mismo. No sería el chico que él dice que quiere tan desesperadamente. Dice que ama. —Quiero quedarme aquí. —Digo con prisas. —Lo que dije antes, lo que dije sobre lo que siento por ti...

𝗠𝗔𝗦𝗦𝗘𝗨𝗥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora