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Jungkook.
Es mi fiesta de cumpleaños número cuarenta, pero la considero más como un aniversario. Cinco años desde el día que se sacudió la tierra. Me cambió. Ponerme en el camino hacia un futuro rico lleno de amor, risas, peleas, maquillaje, emoción y un montón de sudorosos tirones de pelo.
El día que conocí a mi esposo, Yoongi, mi amor, mi vida, mi corazón y mi alma.
Mi fantasía cobra vida.
El padre de mis hijos gemelos.
Lo observo ahora mientras él camina alrededor de la mesa del comedor con un vestido rojo ajustado, asegurándose de que nuestros invitados estén cómodos. Preferiría que se sentara en mi regazo toda la noche y me dejara alimentarlo, que le acariciara el coño debajo de la mesa, pero en los últimos cinco años he tenido que aprender a dejar que Yoongi sea Yoongi. A mi esposo le gusta tener un propósito, ser útil, hacer que la gente se sienta cómoda, así que cuando nos entretenemos, y nos entretenemos mucho ahora, él tiene que hacer sus rondas. Y yo observo. Miro, porque nunca puedo quitarle los ojos de encima.
Una sensación de satisfacción se asienta sobre mí. La vida es extraordinaria. Mis hijos están durmiendo arriba. Estoy rodeado de nuevos amigos y viejos. Los viejos amigos son del vecindario o de las familias de algunos de mis hombres de mayor confianza. Las nuevas son en su mayoría mujeres locales, cortesía del estudio de masajes de Yoongi.
Fiel a mi palabra, le abrí una instalación con vista a la bahía, con áreas de masaje en la azotea y salas de meditación. Envió agua mineral desde California para sus terapias de baño. Su lista de clientes es exclusiva y yo realizo un chequeo de antecedentes de cada ser humano que entra por la puerta. Tengo el lugar rodeado de guardaespaldas y media docena más dentro. Se necesita mucho trabajo para darme tranquilidad cuando no puedo estar a su lado, pero vale la pena, ¿porque mi esposo? Él brilla de felicidad. Sabiendo que tuve algo que ver en que la felicidad vale la pena todos los esfuerzos para mantenerlo protegido y más.
Nuestros ojos se encuentran en el comedor y las conversaciones que tienen lugar a mí alrededor se desvanecen. Todo se desvanece menos él Dios, se ve tan sexy como el pecado esta noche.
El vestido empuja sus tetas pero no las constriñe, así que se sacuden mientras él se pavonea hacia mí y mi polla se pone rígida debajo de la mesa.
Si, yo diría que ya es hora de dejarlo embarazado de nuevo.
Uno pensaría que mi obsesión con Yoongi se suavizaría en el transcurso de cinco años, pero se ha convertido en un infierno. Tomada en una vida propia. Hay un edificio al otro lado de la calle de su estudio de masajes y he comprado el último piso para poder verlo trabajar con binoculares. Él no tiene idea de cuánto tiempo paso cogiéndome la mano mientras prepara sus salas de masaje o endereza las almohadas en la sala de espera. Soy un lunático por él. Todos mis momentos de vigilia son consumidos por Yoongi Jeon.
