Adiós

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Abrió la boca sorprendido y se apresuró a entrar

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Abrió la boca sorprendido y se apresuró a entrar. La luz amarilla y el aroma a vino costoso y la frescura del mar llenó su pecho de emoción. Era el lugar ideal para una cita, en algún momento pensó en reservar una mesa en un restaurante caro como ese, pero nunca tuvo la oportunidad ni el dinero. Otra cosa más que no logró hacer con Hyungwon, pero sí con Yong Bok.

Sacudió la cabeza obligándose a no recordar al hombre alto. Se centró en buscar la cabeza rubia de su novio aunque no tuvo que buscar mucho ya que una mujer joven y con una coleta perfecta, se acercó a él con una sonrisa.

—Buenas noches, ¿Tiene reservación?

Hoseok asintió limpiándose las manos en pantalón de lino, un pequeño préstamo de Kihyun. Todavía seguía preguntándose por qué su amigo tenía ese tipo de ropas en su armario si siempre iba por la vida usando jeans y hoodies.

—Sí. Vengo con Yong Bok.

La mujer leyó la carpeta de cuero negra y asintió. Se hizo a un lado permitiendo que Hoseok entrara.

—Permítame acompañarlo a su mesa.

Hoseok se inclinó en una reverencia apresurada y siguió a la mujer dentro del restaurante. No tuvo que caminar mucho para ver a su novio sentado en una pequeña mesa a un costado de una pequeña exposición de cuadros, todos de paisajes del mar.

—Yong Bok, ¿Y esto? —preguntó mirándolo perplejo. Había reconocido uno de sus cuadros, pero temía preguntar y equivocarse. Aunque su firma resaltara en la esquina del lienzo todavía podía considerarse una alucinación.

Yong Bok se levantó rápidamente igual de nervioso que Hoseok.

—Hola, Seokie —dijo acercándose a besar su frente—. ¿Te gusta el restaurante? Sé lo mucho que te gustan los mariscos, sobre todo por esa particular manía de comer camarones cuando estás triste.

Las orejas de Hoseok se calentaron. Tosió ocultando su nerviosismo. Ocupó su lugar delante de Yong Bok y probó escanear el restaurante para contrarrestar el impacto del comentario.

—Y-yo... ya sabes cómo soy —dijo mirando hacia los cuadros—. ¿Por qué me invitaste aquí?

Félix recordó de pronto cuál era uno de sus principales objetivos y movió la mano llamando a un mesero.

—Siempre quise venir contigo a cenar a un restaurante de ricos—ladeó la cabeza sonriendo—. Quiero un recuerdo memorable contigo.

—Buenas noches, les entrego el menú —habló el mesero dándoles el par de carpetas—. Volveré en un momento.

—Gracias.

A pesar de la intriga, Hoseok se concentró en ordenar y disfrutar la cena. Félix tenía razón, nunca antes habían visitado un lugar tan bello y sofisticado como ese. Los platillos pecaban de deliciosos y aunque al principio no sabía que ordenar, por la lista de nombres tan formales y en otro idioma, se aventuró con aquellos que se veían más apetecibles en las fotos. Y no se equivocó.

Love or Sin?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora