Primer día

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Bakugou gruñó cansado mientras cargaba las maletas a su nuevo hogar provisional. Los últimos días habían sido realmente agotadores, recordó con el seño fruncido. Sus padres habían decidido huir a uno de los muchos viajes que ellos amablemente llamaban "trabajo", y, como siempre, toda la responsabilidad de mantener la casa en óptimas condiciones recayó sobre él. El plan original era llevar sus pertenencias poco a poco a lo largo de la semana, pero todo en su casa decidió simplemente dejar de funcionar; la TV, las bisagras de su cuarto, el refrigerador, el aire acondicionado en la sala, y el seguro de una ventana simplemente habían decidido pasar a mejor vida, uno a la vez.

Habría contratado a alguien para que lo arreglará por él, pero sus padres solo le enviaban una limitada cantidad de dinero que se empleaba casí por completo en pagar los servicios de la casa y sus cometibles, y Bakugou no iba a llamarlos para pedir más, probablemente se lo echarían en cara la próxima vez que estuvieran de visita, así que no era una maldita opción.

¿La solución? Arreglarlo el mismo. No es que fuera la primera vez, desde hace 10 años Bakugou se había estado valiendo casí por si mismo. Cocinar, limpiar, lavar y cualquier otro problema eran atendidos solo por él.

Al principio no fue así, al principio, cuando los viajes de los Bakugos mayores eran solo de unos pocos días, sus padres habían contratado a una niñera para que lo cuidara mientras tanto. La vieja Akane era una mujer amable, pero se enfermó y ya no pudo hacerse cargo de él. Desde entonces los Bakugos habían decidido no contratar a nadie más. Después de todo, sus viajes eran de 2 días, tal vez 4 si realmente se alargaban, y Katsuki era un niño relativamente maduro y responsable, eso y su nuevo pero fuerte quirk desarrollándose les daban la seguridad de que Katsuki estaría bien.

Y luego sus viajes comenzaron a alargarse más y más, de 3 días a 15, de 15 a 30. El tiempo entre viaje y viaje también se acortó; hasta que cumplió 5 años sus padres intentaban quedarse en casa al menos una semana antes de irse de nuevo por un par de días. Pero conforme pasó el tiempo y Katsuki creció, solo se quedaban un día o dos antes de desaparecer por meses completos, su única señal de vida es el dinero que le mandan y la postal que le envían en su cumpleaños y navidad.

Así que sí, en resumen, Bakugou se las había estado arreglando bastante bien solo. Pero las reparaciones sorpresa y la limpieza general le habían costado toda la semana que planeaba emplear en mudarse.

Y aquí estaba ahora, cargando todas las maletas de una vez, esperando que le alcance el día para desempacar todo y ordenarlo preferentemente. Por supuesto, en teoría todavía le quedaba el domingo, pero esos días los dedicaba plenamente al estudio académico, y no rompería lo único intacto en su rutina semanal solo para parpadear con más tranquilidad hoy.

Tampoco es que tuviera muchas cosas. Una maleta mediana para su ropa, una mochila pequeña para sus libros y cuadernos de la UA, una más grande para sus libros de ocio y materiales escolares, una maleta más pequeña y plana para sus utensilios de cocina, y una bolsa pequeña con su mierda más personal. En palabra no se oye como mucho, pero cargarlo por kilómetros y kilómetros es el verdadero problema. Bakugou esta cansado y el sol pegándole en la cara solo le está dando jaqueca.

Su seño se profundiza conforme avanza hacia su destino. Sabe por el chat grupal (del que ha intentado salirse más de una vez) que todos sus otros compañeros excepto Pikachu, Contac y Sugar Rush ya han acabado de mudarse. Y que al menos 10 están en la sala común perdiendo el tiempo. Si alguien lo llega a molestar, y dios no lo quiera, lo matará. Realmente podría explotar a alguien, quiere hacerlo de hecho. Ver llorar a una perra siempre le alegra si día. Sobretodo si esa perra es Deku.

Casí sonríe con ese pensamiento, casí, eso es, porque ya esta en la entrada de la UA y si algún extra lo ve sonreír a la nada probablemente solo haga correr más rumores en su contra de los que ya hay en línea. Al principio todo el asunto le pareció trivial, pero desde su secuestro habían llegado al nivel en el que la gente lo abordaba en la calle y le gritaba mierda como lunáticos, y ugh, ahí está la jaqueca de nuevo.

Agradece mentalmente el elevador silencio que lo lleva hacia el piso correcto. No cree que pueda soportar el viaje por las escaleras, no porque físicamente no pusiera, si no porque estaba tan malditamente agotado que problema solo explotaría sus propias maletas para ya no tener que pensar más en eso (no es que le estuviera diciendo nada de eso a nadie, ni menos al psicólogo que Oruga-Sensei le había tratado de imponer, el estaba perfectamente bien, gracias).

Se cruza con el chico pulpo en el pasillo, pero un gruñido y su aura hostil es suficiente para que el bastardo se concentre en sus propios malditos asuntos. Abrió la puerta de su nueva habitación con brusquedad y la cerró con una patada una vez que todo estuviera adentro. Inhaló profundo y exhaló lento intentando relajarse, tomó la maleta mediana y la arrojó sobre la cama. Esto iba a tomar demasiado tiempo.

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TERMINADO

Jodidamente terminando.

Se sentó en la cama con un bufido y apreció un trabajo bien hecho. La UA les había proporcionado un escritorio genérico, una cajonera y una estantería. Tenía pocas cosas con él y aún así de alguna forma logro llenar los espacios, mentalmente se preguntó como lo lograron sus compañeros menos frugales. Se recostó por completo en la cama y miró el techo por un rato. Desempacar y ordenar lo había relajado bastante. Acomodar todo plenamente a su gusto y según su sistema le había dado esa pequeña sensación de logro mundano que bajó sus niveles de cortisol. Cerró los ojos y aprecio el silencio por un rato. Por mucho que le quisiera quedarse así un rato, todavía tenía cosas de las que encargarse.

Con lentitud miró la hora en su teléfono; 6:34 p.m. Eso es una hora y media antes del toque de queda, lo que significa que es una hora y media antes de su hora de acostarse. De mala gana y con muchas maldiciones se levantó y comenzó a mentalizarse para enfrentar a sus compañeros en la sala común. Adiós a su maldita paz.

Afortunadamente no se topó con nadie más en su camino. Lo que le permitió apreciar la horrible decoración de todo. En serio, quién en su sano juicio pensaría que el verde era una buena opción para TODA la decoración. Un puto asco. Y ni siquiera era verde elegante, o verde pastel que era apenas aceptable, no, era solo un verde genérico de mierda.

Conforme se acercaba podía escuchar la tele a todo volumen en uno de esos programas extraños que a Half-Half le gustaba ver. Probablemente el pájaro emo estaba en alguna esquina viéndolo también. Eso dejaba almenos a otras 8 molestias en un paradero desconocido. Bakugou no tenía en su cuerpo ninguna maldita gana de lidiar con ellos hoy, ni cualquier otro día.

Cuando llegó a la cocina se encontró con la desagradable sorpresa de que Sugar-Rush y Cola de caballo estaban hablando en la cocina. Aunque considerandolo todo entre todos los bastardos esos dos son de los más tranquilos.

—Buenos días, Bakugou. —Momo asintió hacia él cortésmente. Bakugou chasqueo la boca y les dió una mirada que la invitaba cortésmente a meterse en sus propios asuntos. Pisó fuerte hacia el refrigerador e inspeccionó todo con la rigurosidad de un general (el seño fruncido de uno también).

Era todo medianamente decente. Frutas, verduras, carne empaquetada lista para freír o picar, bastante bien de hecho. Asiento con satisfacción. Su siguente fue los estantes. Había algunos frascos de especias, pero nada muy interesante. Había una arrocera y varios paquetes de sopa o fideos para preparar. También hay utensilios varios de calidad media, afortunadamente había decidido traer su propia mierda.

Tampoco había muchos sartenes o cacerolas, solo el tipico juego de tres. Eso definitivamente es deficiente considerando que cada quien va a cocinar su propia comida... y teniendo eso en cuenta realmente hay escasez de todo. Tendría que hablar con Aizawa al respecto.

Lo bueno es que como el refrigerador estaba lleno y las especias eran suficientes, no tendría que ir corriendo a la tienda a comprar nada.

Revisó la hora de nuevo; 6:48 p.m.

Una hora para preparar su cena e irse a la cama. Perfecto.

Bakugou; el amo de casa del 1-ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora