El resto de la mañana transcurrió con normalidad, por lo que una vez el reloj superó el mediodia, aquel dojo empezó a llenarse de algunos niños, todos, más o menos de la misma edad.
Todos ahí ya se conocían y ya tenían un nivel avanzado, por lo que Mansaku decidió llamar a su mejor alumno, Keisuke, para solicitar su ayuda.
Aquel chico entusiasta se acercó a su maestro con una sonrisa emocionada —¿Me llamó? Sensei – dijo mientras hacía una reverencia al mayor.
El contrario solo dio unas leves palmadas sobre la cabeza del chico —Keisuke, mi mejor estudiante, quisiera que tú y Manjiro le dieran la bienvenida al chico nuevo, y como el chico es algo tímido, quizás que podrían hacerse amigos– riendo ligeramente al ver lo entusiasta de la juventud mientras que lo guiaba hasta donde estaba Manjiro y ese otro niño.
Keisuke lo miró de pies a cabeza un tanto desconfiado —¿¡Ehhh!? ¿¡Desde cuando empezaron a dar clases a niños de tres años!?– señalando claramente la estatura del contrario, quién simplemente bajó la cabeza como si lo estuvieran regañando.
—¡Oye! ¡Está chiquito porque no come sus verduras! ¡Pero no te burles!– dijo el pequeño de cabellos rubios.
Ese par era bastante problemático, pero la realidad es que Mansaku no puso a Keisuke y Manjiro a enseñarle a Sousuke, quería que Keisuke y Manjiro aprendieran de él.
Tan solo unos minutos después de que Mansaku los regaño por hacer dichos comentarios sobre Sousuke, los dejó solos para que pudieran conocerse —Oye niño, tu keikogi está mal puesto – dijo Manjiro mientras ponía su mano sobre Sousuke en un intento de acomodar su vestimenta, sin embargo, este se apartó rápidamente, enredando sus pies sin darse cuenta, cayendo de espaldas y mirándolo algo sorprendido y tembloroso.
Ante aquella reacción, tanto Manjiro como Keisuke se miraron confundidos, pues ellos no encontraban motivo para que esté se moviera —Oye niño, ¿estás bien?– preguntó Keisuke confundido, tratando de levantarlo por su cuenta, pero dicha acción fue respondida por una patada en la espinilla.
Ambos niños estaban completamente confundidos por aquel comportamiento inusual, no era para menos, pues en todo el rato que estuvieron con él, Sousuke no dijo ni una sola palabra —Niño, ¿de verdad puedes hablar? O ¿nos escuchas por lo menos?– preguntó Keisuke mientras se acercaba a él
—¡Él puede hablar! Lo escuché y lo ví hablando con Shinichiro la primera vez que vino– dijo el rubio mientras señalaba a Sousuke con su dedo índice.
—Ehhhh~ ¿de verdad? Quizás ya se conocían, Al menos ¿nos puedes decir tu nombre?– dijo Keisuke mientras se sentaba sobre el suelo.
El más bajo de los tres apretó su mandíbula un tanto inseguro —Sou...suke– dijo en un tono casi inaudible.
Ambos niños sonrieron al percibir su voz — ¡Yuusuke!– dijo Manjiro emocionado, ambos niños rieron al sentir que estaban progresando.
—Así que te llamas Yuusuke, ¿Te puedes levantar?– viendo a Sousuke con una sonrisa, a lo que el contrario asintió y se levantó, pero manteniendo su distancia de ambos.
Manjiro intentó acercarse nuevamente para acomodar la ropa de el más bajo, pero se vio interrumpido al ver a su hermano mayor llegando a casa —¡Shinichiro! – sonriendo al verlo.
Aquel nombre hizo voltear a los otros dos, Keisuke sonrió emocionado y con un notable brillo en los ojos, en cambio, Sousuke, apretó su ropa para tratar de reprimir aquel sentimiento.
Shinichiro sonrió y se acercó a los tres pequeños, desordenando el cabello de su hermanito —Hola, Vaya, veo que ya se conocen, y yo que quería presentarlos – dijo entre risas mientras entraba a aquel apartado de la casa y se quitaba los zapatos.
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Solo un niño | Tokyo Revengers Origins [Touma Sousuke]
RandomEl hecho de que todos crean que por ser un niño no tengas la capacidad de sufrir, al punto de que ellos mismos son los mismos que te encierran en un abismo, una jaula, que por más que lo intentes, no te matará, pero tampoco te devolverá la libertad...