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« Un grupo de balas, pequeñas, pero mortales se alineaban en línea recta como soldados uniformados de dorado sobre una mesa corriente de madera; junto a una vela de mecha, que con el tiempo se estaba consumiendo lo ú...
¡Atención! este Oneshot contiene spoilers del juego de Undertale Yellow, lea bajo su riesgo. No contiene Ships, así que eviten los comentarios fuera de lugar, por favor.
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En la noche, el pueblo de las Dunas se enfriaba exponencialmente, trayendo cierto aire frío, como un mismo desierto. Las calles estaban desoladas, y sólo el Sheriff contaba con la compañía del viento, el polvo y las plantas rodadoras que pasaban por allí.
Sentado en solitario en el porche de la pequeña cabaña en dónde vivía él y sus camaradas. Permanecía en silencio, jugueteando con el lote de balas que se encontraban alineadas meticulosamente sobre aquella pequeña mesa brillando a la luz dorada de la lámpara de mecha que yacía al lado; las sombras bailaban hasta donde llegaba la luz. A las balas, aprecian soldados listos para la batalla. El monstruo con forma de estrella tenía una mirada distante y apagada ¿Cómo no estarlo? Se sentía horrible, impotente e inquieto.
Apenas habían pasado veinticuatro horas cuando Clover se fue, para siempre. Entregando su alma voluntariamente. El niño no lo dejó a él, ni a Martlet e incluso a Ceroba permanecer a su lado en sus últimos momentos de vida. Starlo daba por seguro , es que el niño no quería que sufrieran por su perdida y siguieran adelante. Algo solemne y digno de respetar... Pero para él no; no para el Sheriff de las Dunas.
Por un momento, cuando lo vió por encima del hombro; por un momento vio a muchas personas muy cercanas para él, tomando el lugar de Clover. Hasta vio a su hermanito, Orión, dar su vida por un bien común y colectivo. Cosa hizo que el corazón se le subiera a la garganta y sintiera un impulso gigantesco de detener todo, decirle a Clover que se detuviera y que encontrarían una solución juntos... Cómo había propuesto Martlet.
Pero no pudieron. No les dejaron.
Ceroba les había instado a qué respetasen la decisión de Clover. Por un instante, el monstruo de amarillo sintió repulsión ante aquellas palabras. ¿¡Como podía ser tan egoísta!?, ¡Era solo un niño! Quizás no sabía lo que estaba haciendo, y su decisión se basó en una decisión inocente, como un niño dispuesto a compartir su caramelo con otros niños, sin importar a qué se quedase sin probar ni una miga.
Pero ya no había vuelto atrás. Aunque le doliera, tenía que seguir adelante y continuar con el legado que les dejó Clover.
—... Legado... —Pronunció casi como si lo hubiera escupido, o simplemente como desechar un chicle masticado demás. — Suena a las palabras de Ceroba. —Masculló cansado.—
No odiaba a Ceroba, más bien, la amaba; como amiga de la infancia y algo más... Pero, seguía molesto y asustado por el oscuro secreto que había guardado, el «Legado de Chuijin», la caída de Kanako tras el suero del alma de la Integridad... Que estaba corrompida por tener un alto nivel de AMOR; a pesar de que Chuijin le advirtió que no metiese a Kanako en ese asunto tan macabro. Y lo que quiso hacerle a Clover; quitarle su alma, al ser la más pura y la segunda más pura que había.