¿porque yo?

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En este vasto y despiadado mundo, donde las sombras conspiran en cada esquina de calles desoladas, la sensación de seguridad se desvanece con cada paso, como si el miedo mismo fuera el que te sigue y te causa terror. Cada rincón se convierte en un lugar tenebroso que te hace dar pasos acelerados, donde la percepción de un monstruo insondable aguarda, listo para arrebatar la inocencia que una vez fue nuestra esencia, dejando a su paso una estela de desesperanza y desesperación.

En este oscuro escenario, guardar el secreto se erige como el último bastión de protección. Los gritos de súplica, desesperados, caen en oídos sordos, y la sociedad, ciega e indiferente, prefiere mantenerse ajena al clamor. La verdad se convierte en un prisionero silencioso, y el silencio, un compañero inquebrantable en medio de la desolación que envuelve todo.

La cruel realidad, como una afrenta adicional, escarba en la herida, sembrando dudas sobre si acaso fuimos nosotros quienes provocamos la desgracia que nos consume. En este paisaje desolado, la víctima no solo enfrenta a la bestia que la acecha, sino también al juicio implacable de una sociedad que, en su afán de preservar la normalidad, prefiere cerrar los ojos ante la crudeza de la realidad que se despliega, como si negar la verdad fuera la única opción en un mundo que a menudo elige la comodidad de la ignorancia sobre la confrontación con su propia oscuridad.

Es en esta sinfonía de sufrimiento y silencio donde la esperanza, como una débil luz titilante, lucha por abrirse paso. Entre los pliegues del desaliento, la víctima busca refugio, quizás en el consuelo de un entendimiento que parece esquivo. En este desafío diario, la lucha por la redención y la liberación se convierte en una batalla solitaria, donde el corazón cansado anhela encontrar un resquicio de paz en un mundo que insiste en ser ignorante y cruel.

"Susurros de un Alma Desgastada"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora