𝗙𝗮𝗹𝗼𝗳𝗶𝗹𝗶𝗮 ୨୧ 𝖩𝖾𝗈𝗇𝗀𝖢𝗁𝖾𝗈𝗅

𝙁𝙪𝙘𝙠 𝙢𝙚 𝙖𝙜𝙖𝙞𝙣, 𝙥𝙡𝙚𝙖𝙨𝙚

SeungCheol reposó su cabeza en el hombro de JeongHan, con los ojos cerrados, esperando que el éxtasis del momento se extinguiera por completo.

El problema fue que, cuando logró estabilizar su respiración, fue que entró en razón: ¡se había follado a su menor, por la mierda!, y no cualquier menor, sino el que le gustaba.

Chan estaría muy decepcionado de él si se enteraba... eso no iba a ser nada bueno, mierda. No se supone que debía dejarse llevar por las provocaciones de JeongHan y desatar su lado salvaje con ellas. Sabía que, en el fondo (y quizá no tan profundo), JeongHan deseaba una cosa como aquella... y quizá, había hecho bien cumpliendo su fantasía (de ambos, de hecho) pero eso no quería decir que el hecho de que haya perdido el control, de modo que ni siquiera lo llevó a la cama, le mostraba que no se estaba del todo "curado".

Mierda.

Parpadeó un par de veces para enfocar su visión, encontrándose con la bellísima imagen de JeongHan medio dormido, mirándole con una lánguida sonrisa de autosuficiencia. Joder, quería hacerlo de nuevo.

Pero no. No estaba bien. Debía convencer a su cuerpo de que estaba satisfecho con una sola vez. Sólo una, sólo una, sólo una...

―Cheol― susurró JeongHan. SeungCheol le miró con la vergüenza a flor de piel. No era su intención dejarse llevar de ese modo, de hecho, lo tenía rotundamente prohibido―. Quiero hacerlo otra vez.

Los ojos de SeungCheol se abrieron tan grandes, que temió dejar de ser coreano.

―No― demandó, completamente firme. JeongHan enfureció.

―¡¿Por qué?! ― exclamó moviéndose en protesta, lo que ocasionó que la hombría de SeungCheol se deslizase por su interior, haciéndoles gemir a ambos.

―N-no sabes... lo que estás pidiendo...― balbuceó SeungCheol, con la intención de salir cuanto antes de ese caliente culo. Pero JeongHan no quería ceder.

―E-estoy c-completamente consciente d-de lo que te pido, Cheol― susurra JeongHan, meciendo letárgicamente sus caderas. SeungCheol se retorció, cerrando sus ojos y dejándose llevar por un momento. JeongHan amó la forma en la que la polla del mayor endurecía nuevamente en su interior, haciéndolo sentir lleno. De repente, se percató de un no tan importante detalle que lo dejó inquieto―. ¿Dónde están tus lentes?

SeungCheol abre los ojos de forma dificultosa, intentando procesar la pregunta para así intentar responderla.

―L-los he dejado en el auto― responde, tomando en cuenta por primera vez desde que llegó a casa, que los había olvidado allí dentro. JeongHan mueve sus brazos atados y los pone frente al rostro de SeungCheol, con una súplica silenciosa en la mirada―. No te voy a desatar.

JeongHan hizo un puchero.

―¿Por qué no? ― inquiere, a punto de empezar una pataleta. SeungCheol frunce el ceño.