𝐢. 𝐲𝐨𝐮 𝐚𝐫𝐞 𝐬𝐚𝐟𝐞 𝐰𝐢𝐭𝐡 𝐦𝐞, 𝐝𝐚𝐧

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Ambos hombres estaban sentados dentro de la tienda de conveniencia tomando café mientras conversaban casualmente

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Ambos hombres estaban sentados dentro de la tienda de conveniencia tomando café mientras conversaban casualmente. Era sorprendente para el castaño poder expresarse sin restricciones, ya que durante años había ocultado sus sentimientos. Había ignorado las señales de alerta en su llamada "relación" y se sentía estúpido por haber actuado así.

"¿Así que escapaste del apartamento que compartías con tu antigua pareja porque te era infiel?" cuestionó el mayor, fijando la mirada en el rostro del castaño. Mientras compartían experiencias, el castaño reflexionaba sobre cómo liberarse de esa relación tóxica le permitía finalmente ser sincero consigo mismo.

"Sí, técnicamente fue así como acabé aquí," murmuró algo apenado.

"No hay necesidad de apenarse, el amor suele hacer ciego a las personas," dijo el pelinegro con una pequeña sonrisa. Al ver esa expresión, el castaño se sonrojó completamente, algo que no experimentaba desde las sonrisas de su querida abuela.

"No sé qué hacer, él me ayudaba económicamente con el tratamiento de mi abuela, y ahora que escapé es capaz de armar un escándalo," dijo con voz temblorosa, sintiéndose culpable por no poder corresponder al sacrificio de su abuela.

"No te preocupes, te ayudaré con eso. Ahora levántate, iremos a mi casa para que puedas descansar tranquilo," mencionó el mayor tomando el último trago de su capuchino. Se levantó para tirar la basura, pero el castaño se puso nervioso al instante.

"Yo debía tirar la basura, ahjussi," exclamó con voz temblorosa mientras tomaba el antebrazo del mayor.

"No eres mi sirviente, Dan. Tengo piernas para botar mi basura. No necesito que hagas eso para sentir que me pagas por mi ayuda. Te ayudo para que no me des nada a cambio. No pensé en el instante que te vi tan triste como una manera de monopolizarte como un sirviente. No te conozco completamente, pero sé que eres un chico de buen corazón que simplemente vivió de manera injusta. Créeme, no soy ese tipo de persona. Eres libre de estar a mi lado para recibir mi ayuda o irte como una mariposa libre," exclamó de manera tranquila y cariñosa al mirar al castaño.

Ante esas palabras, las rodillas del castaño temblaron, cayendo al suelo sollozando suavemente. Nadie antes había hablado de esa manera de él, y Ahjussi era tan amable y comprensivo que quería quedarse a su lado. Por primera vez, quería ser egoísta y quedarse con alguien que no buscaba nada más que su compañía.

"Ahjussi, llévame contigo, por favor," sollozó mientras lo miraba con ojos llenos de lágrimas.

"Estás a salvo conmigo, Dan," dijo mientras lo cargaba como a un niño pequeño, brindándole calidez para que se sintiera más tranquilo.

Atravesaron la calle y se adentraron en la noche. El aire fresco parecía llevar consigo una sensación de liberación para Dan. Jung-Hee, el hombre de cabello oscuro, caminaba con calma, sintiendo la fragilidad emocional del joven a su lado.

Mientras avanzaban, Jung-Hee rompió el silencio: "A veces, necesitamos liberarnos de las cadenas que nosotros mismos permitimos que nos atan. Tu abuela te dio amor, y ahora es tu momento de aprender a aceptarlo de otras fuentes también".

Dan asintió, agradecido por las palabras reconfortantes. Llegaron a la casa de Jung-Hee, un lugar acogedor y lleno de detalles que contaban historias. Mientras se sentaban en el sofá, el mayor continuó: "La libertad no significa estar solo. Estoy aquí para ti, Dan. No tienes que cargar con todo por ti mismo".

 No tienes que cargar con todo por ti mismo"

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try again ; kim dan auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora