Capítulo 2

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—Jeongyeonnie, eh

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—Jeongyeonnie, eh... —la menor sólo la vió atenta, tragando saliva de una forma nerviosa mientras esperaba las palabras de la japonesa, que sólo mordió su labio —Ten un lindo día.

Después de ese pequeño derrumbe emocional que tuvo frente a Mina, en donde se mostró débil y literalmente como una omega que necesitaba todo el empeño de un alfa y de un cuidado suave, Mina comenzó a ser más suave, más de lo que era. 

Ya hasta la marcó por completo, con sus feromonas liberadas que se supone que la podían hacer entrar en calma y alejar a otros alfas de ella, ya tenía su olor, y sí que hacía efecto.

¿Quién diría que eso era algo parecido a unos calmantes, a esos calmantes que le habían recetado para evitar tener ataques de pánico? Jeongyeon caminó en el pasillo hasta que un brazo gentil se enredó en su cintura, y escuchó esa risa. 

Volteó a verlo.

—El príncipe de Seúl, ¿Qué tal te fue ayer en el trabajo?

—Ya cambié de apodo, otra vez... pero me fue bien. De hecho, fue entregar copias, copias, hacer cafés, limpiar el refri, esos profesores me aman... como su esclavo, no hay mucha gente agradable ahí, la verdad —los ojos curiosos de su mejor amiga esperaron con un pequeño brillo, el brillo que estuvo a punto de perder, y sonrió —solo Mina.

—Te debe de caer bien para invitarla a tu fiesta de año nuevo, ¿cómo la llamaste? ¿Proyecto Z?

—Faltan dos fiestas para que sea la Z, fue mi proyecto X, fue un impulso el invitarla pero, supongo que trajo algo bueno, y obvio que me cae bien, trata como se debe a mi princesa de Suwon —Sus labios pararon en su mano, haciéndola reír, y Bangchan solo suspiró, aliviado.

La vió ladeando su cabeza mientras se estiraba, viéndola. Ya sentía el olor de Mina en ella.

Él sabía, sabía tanto sobre por qué Jeongyeon fue tan insistente en que la alfa la marcara sin saber más de ella, que muchas veces era él quien quería ofrecerse para poder alejarla de esa situación, de forma desinteresada, pero luego no quería dejar a la pelicorta con un lazo roto cuando llegara el momento de marcar, con verdadero amor y pasión, a su pareja.

Bangchan solo sonrió, abrazándola más, dirigiéndose a su próxima clase, sintiéndose aliviado de que Mina la marcara con su olor, que dejara sus feromonas en ella, y en pocas palabras, calmarla. Ahora respiraba más calmada, sus brazos dejaban de abrazarse a sí misma con la fuerza de antes y sólo caminaba. 

De todos modos hacía falta más avance, porque seguía caminando aferrada a él. Sonrió, casi forzado, porque aún así, faltaba mucho, pero mucho camino que recorrer. 

Myoui Mina era una alfa no tan torpe, era graduada, carrera llena de excelentes calificaciones, era una persona inteligente, que notaba ciertos detalles y que todo necesitaba y quería tenerlo en orden, acomodado

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Myoui Mina era una alfa no tan torpe, era graduada, carrera llena de excelentes calificaciones, era una persona inteligente, que notaba ciertos detalles y que todo necesitaba y quería tenerlo en orden, acomodado.

Lo notó por la manera en la que acomodaba su chaqueta de forma que esta quede sin ninguna arruga, lo supo Jeongyeon cuando quería planchar algún que otro suéter para que ella los tenga listos pero encontró todo su armario tan pulcro, su ropa acomodada por colores, sin arrugas, y el mueble, sin polvo, nuevo y lo sabe. Cuando ve su escritorio, su regla acomodada de forma recta, esa regla que usa para medir el espacio que debe tener el escritorio para que su libro abierto y cerrado, esté en el medio. 

Hay muchos detalles de ella que la hacen parecer una persona ruda y que no tolera nada fuera del margen, nada imperfecto. Por ello, Jeongyeon temía de estar en cuatro paredes con ella, porque ella, ella lo es. 

Jeongyeon es todo lo feo del mundo, lo imperfecto, lo manchado y feo, es lo que percibe cuando se ve en el espejo, es lo que la cicatriz física y mental le recalcan.

Temía que Mina fuera una versión estricta de su padre, que al más mínimo error la tendría limpiando una mancha que dejó caer al suelo, con su lengua, mientras con su pie presionaba su cabeza en el suelo.

No esperaba a la alfa que le llevaba su té favorito, ese té que le dijo que le agradaba hace más de siete meses, y con el que le llenó el refrigerador de él. Esperaba a la alfa que quería algo a cambio, la alfa que la follara, que le diera algo a cambio de dejarla quedarse en su casa.

No es lo que esperaba, pero muchas veces, eso es mejor que esperarlo. 

Jeongyeon volteó en busca de Mina, pero cuando se dió cuenta que la alfa estaba allí, frunció su ceño, caminando a ella confundida, y la japonesa corrió en su dirección, subiendo el paraguas, viéndola, sonriendo.

—Pensé que...

—Tengo hora libre, pensé en llevarte a casa, está lloviendo —señala el paraguas carcajeando, hasta nerviosa, y cubriéndola con él —He notado ciertas horas libres en mi horario, por lo que, me gustaría que lo vieras para poder concordar con el tuyo y venir a recogerte, me gustaría poder hacer eso. —apenas abre la puerta, el cuerpo de Jeongyeon entra sin dudar, viéndola, curiosa, rodear el carro corriendo mientras bajaba y guardaba el paraguas. Apenas entró habló.

—¿Por qué?

—¿Qué por qué? Pues, porque, quiero hacerlo, siento que... debo hacerlo. —esa mano iba a viajar a su rodilla a apretarla, pero notó cómo poco a poco comenzaba a retroceder, dudando, hasta que lo hizo. La mano se alejó y volvió al volante. La mayor carraspeó nerviosa.

Sólo prendió el carro, y señaló la radio.

—¿No te gusta esa canción? En la fiesta de Bangchan dijiste que te gustaba.

—¿Sabes? Con sólo dejarme vivir en tu casa es suficiente Mina, no tienes que hacer todo esto, estoy agradecida pero siento que es mucho.

Por el rabillo de su ojo ve el rostro sorprendido de la mayor, un rostro como si las palabras que hubiera dicho hubieran sido literalmente increíbles para ella, pero sólo suspiró, llevando su mano a su rostro. La ve, lleva esa mano a su pecho, pero antes de que hable, para en una zona segura, volteando a verla por completo.

Señala su pecho de nuevo.

—No me digas eso por favor, básicamente me dices que me deje de preocupar e interesar por cosas que te interesan, por favor.

No le gritó, ni le dijo malagradecida, no le pegó, no le hizo nada más, ni elevó su tono de voz.

Su labio inferior sólo tembló, sus ojos se llenaron de lágrimas, y asintió, viendo para abajo. Sólo ganó que la mayor la apretara en sus brazos, abrazándola y suspirando. 

Desprendió más feromonas, sintió que tragó saliva, y su suave voz habló. Jeongyeon suspiró mientras la escuchaba hablar.

—Ah, Jeongyeonnie, por favor no me digas que no vea por ti. 

Hasta que se lo dijo, lo relacionó. La menor se aferró a ella, negando.

¿Cómo podría hacerlo, si la criaron para que específicamente dijera eso? Jeongyeon sintió un vacío en su pecho y Mina, sintió uno gigante, abrazando más fuerte a su omega.

¿Cómo podría hacerlo, si la criaron para que específicamente dijera eso? Jeongyeon sintió un vacío en su pecho y Mina, sintió uno gigante, abrazando más fuerte a su omega

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Son tan lindas mientras se enamoran ;-;

𝑾𝒉𝒆𝒏 𝑻𝒉𝒊𝒔 𝑹𝒂𝒊𝒏 𝑺𝒕𝒐𝒑𝒔 ʚїɞ {Jeongmi} G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora