Capítulo 28

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Maldito celo. Jeongyeon lo maldice tanto, porque Mina la ve con un gesto de preocupación, como si fuera un cachorro abandonado. Sudó, acercándose a ella, tragando saliva. Entrecerró sus ojos.

Relamió sus labios.

―Mina, puedes hacerlo ―las gotas de sudor que recorrían toda la extensión de su cuello y mandíbula, Jeongyeon se acercó, oliendo, restregándose en la mano de su alfa. Sólo vio cómo la otra cerraba sus ojos y llevaba otra mano a su nariz, negando.

―N-no lo haremos mientras estés en tu celo, puede que esto no sea ni una pizca de lo que realmente quieres, Jeongyeon, por favor, deja que venga Sana y te lleve a su casa...

Jeongyeon solo abrazó la sudadera que su alfa le dejó, antes de besarla e irse a encerrar a su casa por tres días, ella. Porque según olió, y sintió, Mina había entrado, por ella. Por su culpa.

La pelicorta sólo se abrazó a sí misma, viendo a la hermana de la japonesa. Ésta quiso hablar con una sonrisa, pero una mujer la vió con el ceño fruncido. Se acercó a ella, viéndola, juzgándola con ese gesto de desaprobación.

Casi de asco.

La pelicorta hace tiempo que no recibía una mirada así, exactamente desde que se escapó de la casa de la tortura donde vivía con su tío. Una mirada que la hacía temblar y bajar la mirada de una forma... con temor.

La mujer se acercó a ella, y tomó su muñeca. La jaló.

―¿Por qué no puedes complacerla? El celo es para que puedan tener hijos y que tu objetivo principal sea el complacerla, el hacerle saber que eres su omega y que deje toda su semilla en ti... pensé que eras buena, pero eres una omega... medio inútil-

―Mamá, eso es grosero y feo, no digas esas cosas -Sana se metió, tratando de empujar levemente a su madre de la pequeña omega que comenzó a quejarse, tratando de escapar del agarre.

Un intento nulo que sólo la hizo comenzar a chillar, pero también desprender feromonas. Frunció su ceño, viendo a la mujer canosa que se volvió a quejar.

―¡Pero es que mírala! Prefirió estar aquí que complacer a su alfa, que se supone que todos los omegas deben hacer, a este paso no me sorprendería que Mina busque consuelo en alguien más...

―¡No es cierto, ella no haría eso! ―la mujer la volvió a jalar y paró, al ver las cicatrices que rodeaban y decoraban sus brazos.

Un sentimiento de humillación entró en ella, un sentimiento de humillación que la hizo sentir inútil. El esfuerzo que había puesto en ella misma, cómo trataba de verse al espejo sin llorar al ver las cicatrices y sólo sonreír, pensando en la forma en la que Mina la veía, abrazaba, besaba. Labios que tal vez buscaban consuelo en otro lugar, porque ella, la omega inútil que era, no se lo podía dar.

Labios, tacto. Jeongyeon limpió su nariz con el dorso de su mano, parándose a la altura de la señora y quitó su mano de un empujón. No era cierto, Mina jamás haría eso.

El respeto que le daba, espacio, cómo la besaba y cuando las noches que tenían más contacto, dónde sus manos bajaban más de su cintura, Jeongyeon la paraba y Mina sólo sonreía, asintiendo, besando su frente para dejar de tocar y volver a abrazarla.

Miró a la mujer.

―Ella misma ha dicho que mientras esté en mi celo, no tengo por qué verme obligada a hacerlo ―Sana sonrió discreta, parándose frente a la pelicorta, pero ambas voltearon a la puerta, donde estaba Mina apoyada, suspirando.

―No debí correr porque sólo hace cinco minutos me fuí ―Mina negó, pasando al cuarto asignado, ignorando a su madre. Jeongyeon se sorprendió cuando vió la pequeña maleta colgar del hombro de su alfa, y la vió ―Vámonos, Jeongyeonnie, no tienes por qué estar aquí.

𝑾𝒉𝒆𝒏 𝑻𝒉𝒊𝒔 𝑹𝒂𝒊𝒏 𝑺𝒕𝒐𝒑𝒔 ʚїɞ {Jeongmi} G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora