Capitulo 15 HOPE'S PEAK

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Faltaban unos dos días para regresar a Hope's Peak y los trajes que Lotte nos había diseñado llegaron para probar si están justo a la medida del cuerpo. Tomé el mío y fui a la habitación para probarlo. Me sentí muy extraño al sentir la tela en mi cuerpo; solo recordaba a esa Valkiria del juego "Ragnarok Online" de la instancia de "Old Glash Heim". Me puse las sandalias romanas y salí a la sala hall. Cuando mi madre, Italina, me vio, me dio un abrazo y me besó la frente. Hitagi fue la que me atacó con un fuerte abrazo y un beso muy apasionado donde me hacía gemir. Cuando gemía, la voz de Hitagi era como si fuera la propia Adrienna que hablara y decía cosas muy hermosas, motivándome a seguir adelante en mis nuevos retos. Durante ese breve embrujo de una hermosa napolitana, se me hizo como un momento para el olvido. Solo quería mantener esa sonrisa en su cara, ver brillar sus ojos azul celestes y su largo cabello que la hacía ver como una jovencita de 15 años. Era como si estuviera con Adrienna, pero digamos con algo más de experiencia. Mientras mi madre y Chisa volvían y aprovechaban el momento para tomarnos fotos.

Pasó el rato y regresé a la habitación para quitarme las sandalias romanas y el traje, para ponerme la ropa que tenía puesta antes de que me midieran el traje, y dejé todo ordenado para viajar. Mi madre ya me había organizado las dos maletas que debía llevar para mi regreso a Hope's Peak. Regresé a la sala a seguir pasando tiempo con Chisa, mi amada Italina y Hitagi, la mujer que amo y que debo proteger, ya que hice un juramento de palabra. Harvey, Hitagi me abraza y me dice:

—Cariño, te haré algo delicioso. Te lo mereces. Además, te tengo una linda sorpresa para ti. Mañana viene alguien que seguramente te gustaría compartir y hablar de cosas de fútbol, seguramente también de queridas.

—Muchas gracias, Hitagi. Seguramente, no podré pagarte en esta vida y en la siguiente.

—No digas nada. Mejor ve a dormir un poco.

Acato la orden de Hitagi y camino al balcón para poder dormir un poco en mi hamaca. Mientras muevo suavemente la hamaca para que me arrulle y pueda conciliar el sueño, suena el celular. Aparece el nombre de Sekai en la pantalla del celular. La persona que contesta fue mi madre.

—¡Hola, Sekai! ¿Cómo estás?

—Yo bien, suegra. Aquí estamos organizando algunas cosas para el regreso de los estudiantes.

—Me alegro, Sekai. Si quieres hablar con mi hijo, hazlo en dos horas. Está durmiendo, ya que quiere cambiar las horas de sueño.

—Entonces le regresaré la llamada a mi amado Gustavo en dos horas, suegra.

Mi madre cuelga la llamada, y solo hace un gesto de disgusto. Pero para quitarse ese malestar de tener una nuera tóxica, camina un poco y busca un poco de la música del maestro Astor Piazzolla. La pone a un volumen medio para que la mala energía de la llamada de Sekai se fuera. Al poco, mi madre saca una botella de vino de la licorera mía y la destapa. Ella sabía que no tiene el mismo aguante que yo para tomar el vino. Hitagi seguía con la preparación mientras yo me levanto de mi hamaca y tomo a mi madre, comenzando a darle un baile hermoso como un hijo debe adorar y cuidar a una madre.

Dicen las lenguas muertas que, para un latinoamericano, pueden maldecir al padre y les vale verga eso, pero si llegaran a maldecir a su madre, pobre hombre infeliz que se atreva, ya que estaría pasando cuentas a San Pedro. Mi madre, al ver la escena, solo se deja llevar. Puede ser que el vino le dio ese toque de picardía que tienen las mujeres Farina. ¿Puede ser? ¿Qué las mujeres Farina son brujas que cuidan lo suyo? Es algo que solo afecta a las mujeres. En los hombres, no tenemos eso. Solo somos simples receptores de esa magia que emanan las mujeres. Pero será el embrujo o un segundo aire de mi madre. Solo sus ojos azules sabrán la respuesta. No me importaba ese tema; solo era un secreto de las mujeres Farina, como el secreto que Adrienna se llevó a la tumba de su antigua pareja.

¿Un nuevo amor? Sekai SaiojinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora