Shadow of the Past || Sasuke Uchiha

Capítulo 1: Digna.

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La luna, testigo silencioso de los secretos escondidos detrás de sonrisas, derramaba su luz sobre los terrenos del hogar de mis abuelos. El suave resplandor acariciaba las paredes llenas de retratos. Avancé con determinación, forjada en la mezcla de emoción y ansiedad. Mis ojos, herencia del linaje Hyūga, brillaban en la oscuridad, revelando mi capacidad única para percibir incluso las sombras más sutiles.

Los edificios de la aldea se perfilaban en la distancia, testigos mudos de la revelación que estaba por desplegarse. Recorrí pasillos adornados con flores y silenciosos significados, mi mirada llena de duda crecía conforme me acercaba al salón donde pasaba las tardes junto a mis abuelos. Una inquietud palpable me rodeaba hasta que solté un suspiro al llegar a la puerta donde me esperaban pacientemente.

Sentada frente a ellos, la tensión flotaba en el aire, preludio de una confesión que cambiaría el curso de mi existencia. Mis abuelos, con sabiduría tallada en las arrugas de sus rostros, revelaron la verdad que había permanecido oculta durante años. No solo era una nieta querida, sino también una heredera del prestigioso clan Hyūga. La aldea me había mantenido en secreto para protegerme de posibles amenazas.

El peso de la verdad se reflejó en mis ojos, una mezcla de sorpresa, asombro y comprensión. Mis abuelos, quienes me habían resguardado de los peligros que corría por la sangre que tenía, habían confesado de dónde provenía realmente. Fue en ese momento que la realidad de mi linaje se desveló en la penumbra de la sala. Solté pequeños sollozos entre los brazos cálidos de mis abuelos. Ellos abrazaban fuertemente a su nieta, conscientes de la mentira que habían mantenido.

Con la confesión revelada, no podía eludir mi destino. Me despedí forzosamente de mis seres queridos para volver a la aldea de la hoja, hacia el clan al que pertenecía aunque no quisiera. De vuelta en el corazón del clan Hyūga, fui recibida con los brazos abiertos, mi regreso fue celebrado como el retorno de una perdida heredera. Sin embargo, esta bienvenida no era solo un gesto cordial; venía acompañada de la responsabilidad y las expectativas inherentes al llevar el apellido Hyūga.

Apenas a mi corta edad de 11 años me convertí en la persona más observada, con claras expectativas hacia mí. Me sumergí en un riguroso entrenamiento, dispuesta a superar las metas que me habían sido impuestas. Cada aspecto del arte ninja se convirtió en mi meta, deseaba dominar cada rama, Taijutsu, Genjutsu, Ninjutsu, etc. Me sumí en la disciplina, con la mirada puesta en las expectativas que descansaban pesadamente sobre mis hombros juveniles.

Cada golpe, cada técnica, era una declaración silenciosa de mi compromiso con la maestría. El salón resonaba con el eco de mi determinación, y aunque apenas estaba en las primeras etapas de mi viaje, comprendía que mi destino estaba entrelazado con el intrincado linaje de la rama principal de los Hyūga. Aunque las noches fueran frías y solitarias, la luna brillaba suavemente, calmando mis lágrimas como una suave manta que me arropaba. Tendría que esforzarme para ser una digna persona de mi apellido, agregando el peso de los años perdidos de entrenamiento.

El entrenamiento se llevaba a cabo no solo en los campos de entrenamiento del clan, sino también en escenarios más desafiantes, como el bosque cercano, donde mejoraba mis habilidades de sigilo y adaptabilidad. Además, mi dedicación se extendía a la comprensión y estudio de otros Jutsu, investigando y practicando para ampliar mi conocimiento de esa manera ser versátil en cualquier situación.

Cada día era una nueva oportunidad para pulir mis habilidades, y me entregaba al proceso con una determinación inquebrantable. Mi motivación iba más allá de cumplir con las expectativas de mi clan; aspiraba a convertirme en una ninja excepcional, capaz de enfrentar cualquier desafío que el mundo ninja pudiera presentar.